Nueva York
Foto: New York Times

El comercio informal en Nueva York es una de las caras más visibles de la crisis migratoria en Estados Unidos. Cientos de migrantes, incluyendo venezolanos, orbitan en las calles y en el metro de Nueva York buscando la forma de ganarse la vida.

En un trabajo especial del New York Times se refleja como muchos migrantes se han dedicado al competitivo mundo del comercio ambulante.

Se dedican a vender toda clase de mercancía que va desde dulces y frutas, hasta bebidas y comidas caseras. A menudo con niños pequeños a cuestas.

Esta forma de comercio no es ajena a la ciudad, pero el creciente flujo de migrantes tensa las relaciones con los vendedores locales ambulantes.

Durante años estos se dedicaron a evadir a las autoridades y han ganado «territorios» para sus ventas informales sin problemas con la ley.

Sin embargo, ahora las autoridades monitorean las calles en busca de migrantes recién llegados y ponen en peligro la estabilidad de otros comerciantes.

Permisos y procedimientos confusos

El mes pasado, el gobierno de Biden declaró que iba a permitir que los cerca de 472.000 venezolanos que llegaron a EE UU antes del 31 de julio vivan y trabajen legalmente durante 18 meses.

Al menos 10.000 de estos migrantes podrían solicitar este beneficio en Nueva York, aunque no se sabía con certeza con qué rapidez podrían emitirse los permisos.

Mientras tanto, los migrantes, procedentes de Venezuela y otros países, encuentran cualquier margen en la economía informal donde puedan ganar dinero sin permisos legales, incluso en la calle.

Malas condiciones en los albergues

Los vendedores ambulantes legalmente autorizados de la ciudad de Nueva York llevan mucho tiempo quejándose de que las autoridades los acosan injustamente con multas e inspecciones mientras se hacen la vista gorda con los vendedores sin licencia.

Algunos vendedores establecidos afirmaron que aunque les molestaba el aumento de la competencia, tenían sentimientos encontrados al ver a los recién llegados vender junto a sus hijos.

Los migrantes venezolanos afirman que se dedican al comercio informal por las condiciones deplorables de los refugios temporales dónde deben permanecer.

Mala alimentación, condiciones insalubres, falta de comida, discriminación y otra serie de quejas son los argumentos de los venezolanos para justificar su salida a las calles.

Un futuro incierto

Los dirigentes de la ciudad afirmaron que los inmigrantes se enfrentaban entre sí mientras lidiaban con el peso de algunos de los problemas más acuciantes de Nueva York: los albergues para personas sin hogar están abarrotados, la competencia por el espacio público es intensa y el cuidado infantil es costoso y limitado.

Las tensiones ponen de relieve los enormes obstáculos a los que se enfrentan los nuevos migrantes. Muchos de los cuales están inusualmente poco preparados para iniciar el proceso de búsqueda de un trabajo estable.

Incluso si obtuvieran permisos laborales, sería casi imposible para los recién llegados obtener las licencias adecuadas para vender de forma legal.

La ciudad limita el número de permisos concedidos a los vendedores ambulantes que desean vender alimentos o mercancías.

Las listas de espera para obtenerlos tienen más de 10.000 solicitantes cada una. Esto según Carina Kaufman-Gutierrez, subdirectora del Proyecto de Vendedores Ambulantes del Centro de Justicia Urbana. Una organización sin fines de lucro que ayuda a los vendedores callejeros.

A diferencia de otros momentos de flujos migratorios en el pasado, muchos de los recién llegados no tienen amigos ni familiares en Nueva York.

Estos ingresan en un sistema de albergues que está presentando dificultades para alojar a los 60.000 de ellos que requieren de la protección de la ciudad.

A menudo llegan sin un número de teléfono que funcione.


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