Melania Trump
Foto Agencias

La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, sorprendió el martes 25 de agosto con un discurso en el que reconoció el dolor provocado por la pandemia del coronavirus y ofreció consuelo a las víctimas en EE UU, en contraste con el beligerante discurso dominante en la convención republicana.

«Mi más profunda simpatía va con todos aquellos que han perdido a un ser querido, y mis oraciones están con aquellos enfermos y en sufrimiento», afirmó.

«Desde marzo, nuestras vidas han cambiado drásticamente. El enemigo invisible, covid-19, inundó nuestro hermoso país y nos impactó a todos», agregó.

La primera dama cerró la segunda noche de la convención con una intervención desde la Casa Blanca con su esposo entre el público, en la que se refirió a las grandes crisis que ha vivido el país en los últimos meses, en concreto la pandemia del coronavirus que ha dejado más de 175.000 fallecidos.

Comentó, también, la agitación racial que vive el país, con olas de protestas ante los repetidos casos de brutalidad policial contra ciudadanos afroamericanos.

«Es una realidad dura. No estamos orgullosos de partes de nuestra historia. Animo a la gente a centrarse en nuestro futuro, mientras todavía aprendemos de nuestro pasado», subrayó.

El socialismo amenaza a EE UU

Las palabras de Melania Trump supusieron un marcado contraste respecto al tono de los oradores precedentes, tanto del martes como el lunes con continuas advertencias sobre el fin del sueño americano y la llegada del socialismo opresor si el candidato, Joe Biden, logra la victoria en las elecciones de noviembre.

En esta línea se expresó la copresidenta de Latinos por Trump, Jeanette Núñez, quien pidió el voto para el actual presidente porque aseguró que Estados Unidos nunca será un país socialista. Defendió la lucha del actual gobierno contra los regímenes en Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Larry Kudlow, el principal asesor económico de la Casa Blanca, apuntó que el país vive un boom al referirse a la pandemia como si fuera algo ya pasado, pese a que el país cuenta con el mayor número de contagios en el mundo por covid-19, con más de 5,6 millones.

Kudlow dibujó una dicotomía marcada: «¿Quieren una economía saludable, próspera y optimista. O volver a los días oscuros del estancamiento y la recesión?»

«Quédense con el presidente Trump», se respondió.

Actos partidistas desde la Casa Blanca

Como en la primera jornada, el mandatario aprovechó su púlpito para actos eminentemente partidistas que han provocado las críticas por parte de la oposición demócrata por ser inapropiado y de dudosa legalidad.

Uno de los más llamativos fue su participación en la jura de nacionalidad estadounidense de cinco inmigrantes, de los que destacó que siguieron las reglas y obedecieron las leyes, en una ceremonia poco habitual que fue transmitida durante la Convención Nacional Republicana.

Los migrantes eran dos hombres de Bolivia y Ghana y tres mujeres del Líbano, India y Sudán.

El presidente, que ha tratado de disminuir de forma drástica la migración irregular y también la legal, felicitó a los nuevos ciudadanos y se dirigió a ellos uno a uno, contando su historia y sus méritos.

Previamente, Trump había concedido el perdón presidencial a John Ponder, un antiguo preso por robo y que ha lanzado una asociación para facilitar la reinserción.

«La vida de Ponder es un hermoso testimonio del poder de la redención», aseveró el mandatario.

Otro de los momentos más controvertidos fue la intervención de Mike Pompeo, secretario de Estado de EE UU, quien se encuentra en Israel de viaje de trabajo y habló desde Jerusalén, ciudad que el presidente Trump reconoció como capital israelí en 2017.

Pompeo quebraba asimismo la tradición que dejaba fuera de las convenciones al secretario de Estado del momento, en deferencia a las obligaciones que conlleva la jefatura de la diplomacia estadounidense.

«El presidente trasladó la embajada de Estados Unidos a esta misma ciudad de Dios, Jerusalén, la capital legítima de la patria judía. Y el presidente negoció un histórico acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, sobre el que nuestros nietos leerán en sus libros de historia», subrayó.

Este miércoles será el turno del vicepresidente, Mike Pence, quien encabezará la tercera noche de la convención desde el fuerte McHenry en Baltimore (Maryland), conocido por ser la sede de una batalla que en 1812 inspiró la composición del himno nacional de Estados Unidos

Y el gran discurso final, el de aceptación formal de la candidatura para ser reelegido, será pronunciado por el propio Trump en directo el jueves 27 desde la Casa Blanca.


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