Decenas de manifestantes prodemocracia sitiados por la policía en una universidad de Hong Kong lograron escapar este lunes, luego de una nueva amenaza de intervención de China para resolver la crisis política en el territorio autónomo.
Atrincherados en la Universidad Politécnica, los manifestantes bajaron con una cuerda desde una pasarela y luego fueron rescatados en una carretera por motociclistas.
Por ahora se desconoce cuántos quedaban en el campus.
La huida se originó cuando la policía amenazó con usar balas reales si los manifestantes radicales, que lanzan ladrillos y cócteles molotov, recurrían a armas letales para enfrentar a las fuerzas del orden.
Anteriormente, los manifestantes habían incendiado la entrada del campus para impedir una intervención de la policía.
La crisis entró esta semana en una nueva fase, más radical, con la adopción por los manifestantes de la estrategia de eclosión general. Consiste en multiplicar los bloqueos y los actos de vandalismo, y poner a prueba las capacidades de la policía.
El gobierno de Pekín rehusó cualquier concesión y advirtió que no tolerará la insurrección por parte de los manifestantes en Hong Kong.
Sin los brazos cruzados
El sábado, soldados del Ejército Popular de Liberación salieron de los cuarteles para despejar las barricadas de las calles.
“Restablecer el orden en Hong Kong es la tarea más urgente”, afirmó este lunes en Bangkok un portavoz del ministerio chino de Defensa.
Se refirió a la primera movilización de soldados chinos en las calles de la ex colonia británica.
La declaración tuvo lugar después de que el ministro chino de Defensa, Wei Fenghe, se entrevistó con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper.
“El gobierno de Hong Kong está haciendo todo lo posible para mantener la situación bajo control, pero si la situación se vuelve incontrolable el gobierno central no se quedará sin hacer nada”, declaró el embajador de China en Londres, Liu Xaoming.