La crisis institucional de Venezuela volverá a ser protagonista de un foro internacional que buscará, una vez más, habilitar una vía para que haya elecciones libres y la situación humanitaria deje de ser tan delicada. El presidente de Argentina Mauricio Macri volverá a priorizar el tema en su agenda durante la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar entre el 13 y el 14 de este abril en Lima, un encuentro en el que se mantendrá una reunión bilateral con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Aunque todavía no está definida la agenda, en el gobierno descartan que en la reunión de mandatarios se generen las condiciones para «evaluar con el resto de la región mecanismos que puedan hacer que Venezuela vuelva al sendero de la democracia y al respeto por los derechos humanos», según indicaron en la Cancillería.

El gobierno de Nicolás Maduro es blanco de reclamos, desde hace meses, por parte de numerosos países de la región para que se garantice la institucionalidad y se permita el ingreso de ayuda humanitaria. Desde el Grupo de Lima (integrado por Brasil, Canadá, Chile, Colombia, México, Panamá, Paraguay y Perú, entre otras naciones) hasta la Organización de Estados Americanos (OEA) se adoptaron posiciones fuertes y se emitieron declaraciones que no lograron forzar al gobierno chavista a aceptar los cambios, en parte porque todavía Maduro cuenta con el respaldo de algunos Estados caribeños que reciben petróleo subvencionado.

Ante este panorama, en la Cumbre de las Américas se abordarán nuevas maneras de limitar al gobierno venezolano, esta vez con la presencia de Trump, quien ya dispuso sanciones contra funcionarios del gobierno, en lo que será su primera visita a América Latina.

El recientemente confirmado encuentro a solas entre Macri y Trump era de esperar, luego de que el Departamento de Estado norteamericano anunciara el miércoles que el republicano iba a tener «reuniones bilaterales con líderes regionales más allá de las discusiones multilaterales de la cumbre».

Trump también tendrá la crisis en Venezuela como prioridad en su agenda. Según señaló el Departamento de Estado, la situación en ese país ya se convirtió en una crisis regional a partir de la fuga de venezolanos a otras naciones porque ya no toleran la caída en el nivel de vida. Colombia y Brasil son los principales receptores de migrantes venezolanos. La Argentina también integra el grupo, aunque en menor medida por la distancia geográfica. Entre 2016 y 2017, la llegada de venezolanos creció casi 200%.

«Es una oportunidad para abordar la crisis humanitaria, quizás a través de más respuestas regionales, y para concentrar apoyos para que pueda actuar la OEA», señaló el representante del gobierno norteamericano, quien aseguró que hasta los países del Caribe -que votaron en la OEA en contra de la expulsión de Venezuela- están comenzando a sentir la gravedad de la crisis.

La participación de Macri estuvo en duda hasta la semana pasada, cuando se terminó por confirmar el viaje tras el sacudón institucional que vive Perú, cuyo expresidente Pedro Pablo Kuczynski renunció envuelto en denuncias de corrupción. Tanto el mandatario argentino como su par colombiano, Juan Manuel Santos, habían amenazado con bajarse de la cumbre.

Aunque se espera que sea predominante por tener impacto regional, la situación en Venezuela -país al que se le retiró la invitación a la cumbre, pero igual asistirá- no será la única cuestión por tratarse. El encuentro también será espacio para poner sobre la mesa el combate contra la corrupción, que se garantice la transparencia o para discutir cuestiones bilaterales que el país tiene pendientes, como la negociación por el futuro de los aranceles de acero que impuso EE UU sin afectar, por ahora, a la Argentina.


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