Lula segunda vuelta
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Para un domingo por la noche la reacción de la Casa Blanca fue veloz: 35 minutos después de que Luiz Inácio Lula da Silva fuera declarado ganador de las elecciones de Brasil, el presidente Joe Biden emitió un comunicado felicitándole.

El mandatario estadounidense, a quien se sumaron otros líderes occidentales, quiso adelantarse a cualquier posible movimiento antidemocrático del ultraderechista Jair Bolsonaro, que tardó 38 días en reconocer la victoria de Biden frente al magnate republicano Donald Trump, por quien siente admiración.

De hecho Bolsonaro esperó hasta este martes para reconocer su derrota y anunciar que ha «autorizado» el inicio del «proceso de transición».

Con el cambio en Brasil, los dos países más poblados de América tendrán líderes con narrativas similares: políticos veteranos septuagenarios que regresaron a las urnas con el objetivo, según ellos, de salvar la democracia, y que derrotaron, aunque sea por poco, a populistas de derecha.

Lula y Biden hablaron el lunes por teléfono y están de acuerdo sobre temas importantes, comenzando por el cambio climático.

En su primer discurso tras la victoria, Lula pasó página al escepticismo climático de Bolsonaro prometiendo luchar contra la deforestación en la Amazonía, que cumple un papel crucial para el planeta contra las emisiones de dióxido de carbono.

«Creo que hay una alineación natural en términos de clima y también de democracia», declaró Valentina Sader, directora asociada del Centro para América Latina del Atlantic Council.

Haití

Liliana Ayalde, exembajadora de Estados Unidos en Brasil, estimó que Biden podría ofrecer ayuda tecnológica y de otro tipo para reducir la deforestación, pero advirtió que incluso con Lula, Estados Unidos debe tener en cuenta la sensibilidad brasileña sobre la soberanía.

Y es que los brasileños piensan que el tono de los estadounidenses equivale a decir «el Amazonas es nuestro», afirmó.

Pero «hay espacio para hacer muchas cosas», y el clima ocupa un lugar mucho más destacado en la relación, añadió durante un foro en el Woodrow Wilson Center de Washington.

También señaló la posibilidad de que Lula intensifique la estabilización de Haití, devastado por la violencia. El gobierno de Biden ha respaldado el despliegue de una fuerza internacional en el país pero es reticente a enviar a tropas estadounidenses.

Otros países occidentales también intensifican la cooperación con Brasil, como Noruega, que ha anunciado la reanudación de la ayuda contra la deforestación, y la Unión Europea, que afirmó que puede avanzar en un acuerdo comercial.

Sin embargo, el margen de cooperación de Biden pronto podría reducirse si los republicanos, algunos de los cuales han expresado su apoyo a Bolsonaro, ganan las elecciones de medio mandato de la próxima semana, que renuevan parte del Congreso.

Un Lula «más moderado»

Las similitudes entre ambos llegan hasta cierto punto.

Biden fue senador durante 36 años y Lula fue un sindicalista que se convirtió en un ícono mundial de la izquierda cuando fue elegido por primera vez en 2002 y que luego fue encarcelado por polémicos cargos de corrupción.

Durante su primer período como presidente, Lula mantuvo una buena relación tanto con Estados Unidos como con aliados de izquierda como Cuba y Venezuela, pero ocasionalmente irritó a los funcionarios estadounidenses con su aspiración a desempeñar un papel internacional, incluida una iniciativa diplomática propia sobre el programa nuclear de Irán.

En una entrevista este año con Time, Lula culpó en parte a Occidente de la invasión rusa de Ucrania y dijo que Biden debería haber viajado a Moscú para negociar. «Este es el tipo de actitud que esperas de un líder», comentó.

Pero Lula se enfrenta a un mundo diferente dos décadas después y Ayalde, la exembajadora, se declaró sorprendida por la falta de referencias a Cuba y Venezuela en su discurso de victoria.

«Creo que veremos a un Lula mucho más moderado. Ha dicho que quiere distanciarse del autoritarismo», vaticina.

Con Estados Unidos dando marcha atrás en su objetivo de echar del poder al líder chavista venezolano Nicolás Maduro y con Gustavo Petro como primer presidente de izquierda de Colombia, Sader estimó que la reputación de Lula podría ser un activo en lugar de un impedimento para Biden.

Si existe un impulso para negociar con Maduro, Lula podría facilitarlo, dijo Sader.

Bruna Santos, del Instituto Brasileño del Centro Wilson, cree que Lula se ve como un unificador de países.

«Él siempre trata de verse como alguien que puede coordinar y ser más que nada diplomático, de una manera pragmática», dijo.


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