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Un grupo de migrantes permanecen a un costado de la frontera con Estados Unidos, en Ciudad Juárez, Chihuahua (México). La desesperación de los migrantes por pasar a Estados Unidos a través de la mexicana Ciudad Juárez ha aumentado lo que ha provocado que muchos pongan en riesgo su vida al intentan cruzar a través de las peligrosas barricadas construidas con alambrada de navajas. Foto: EFE/ Luis Torres

David Smolansky, excomisionado de la Organización de Estados Americanos para los migrantes y refugiados venezolanos, considera delicada» la medida de deportación que impulsa Estados Unidos para frenar la migración de personas de esta nacionalidad hacia la frontera sur de ese país.

A través de un hilo en X, Smolansky recordó que más de 7,7 millones de venezolanos han huido del país. Uno que es «más violento que México, más pobre que Haití, con niveles de hambruna comparables a Yemen y de una economía del tamaño de Tanzania. Huyen de un régimen que comete crímenes de lesa humanidad».

Las llamadas repatriaciones directas de venezolanos surgen tras una supuesta negociación entre Washington y Caracas, después de romper relaciones diplomáticas en 2019 y de una serie de sanciones impuestas a individuos y empresas vinculadas al gobierno de Nicolás Maduro.

«El argumento de las sanciones es tan frágil en este caso que la mayoría de los venezolanos que han llegado a Estados Unidos recientemente vienen de un tercer país como Colombia, Perú, Chile o Ecuador que no están sancionados. Ahora podrán ser devueltos a Venezuela. Delicado», señaló Smolansky.

Estados Unidos y Cuba

Smolansky manifestó que los venezolanos no salen de Venezuela por gusto, sino que  huyen de la crisis económica, social y política que atraviesa el país.

«Deportar a una población que huye de su país de manera forzosa viola el principio de no devolución. Ocurra en Trinidad y Tobago, México o Estados Unidos. 7,7 millones de personas no huyen de una nación que se arregló ni tampoco atraviesan el Darién por las sanciones», agregó.

Mencionó dos legislaciones de Estados Unidos dedicadas a los migrantes cubanos. La primera de ellas, la Ley de Ajuste (1966), permite que ciudadanos cubanos -que cumplan con ciertos requisitos de elegibilidad- opten por convertirse en residentes permanentes legales.

Añadió que la política de pies secos, pies mojados entró en vigencia en la década de 1990 y el presidente Barack Obama le puso fin en 2017. Una relectura de la Ley de Ajuste Cubano, tal política contempló sin embargo que aquellos cubanos que consiguieran llegar por vía marítima a suelo estadounidense podían quedarse, mientras que los interceptados por funcionarios norteamericanos serían devueltos a su país o a otro.

«¿Por qué no aplicar un mecanismo similar a los venezolanos que huyen de una dictadura que es hija de La Habana?», plateó el político exiliado en Estados Unidos desde 2017.


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