La noche del 23 de junio de 1993, ella se hartó de las vejaciones y malos tratos a los que la sometía constantemente su esposo John y decidió dar un corte a la historia. Lorena Bobbit tomó una cuchilla de la cocina y le cercenó el pene. Después, se trepo a su auto, recorrió uno kilómetros, arrojó el miembro de John por la ventanilla y se entregó a las fuerzas policiales.

A partir de esa noche, Lorena Bobbit -ahora, Lorena Gallo, que es su apellido de soltera- y la historia de la mutilación peneana a la que sometió a su marido John Bobbit fueron el foco de atención de todos los medios de comunicación de Estados Unidos -donde vivían- y de la opinión pública.

Sucede que el caso era particularmente potente por todos los condimentos que tenía. Lorena era una mujer de origen ecuatoriano que vivía junto a su marido, con el que se había casado en junio de 1989. Una mujer sometida desde la boda a malos tratos y, según ella, vejaciones sexuales que tuvieron su último episodio la noche del incidente, cuando Bobbit habría abusado por última vez de su esposa.

Los detalles morbosos del suceso llenaron las páginas de diarios y revistas de entonces. Contaron también cómo la policía consiguió hallar el miembro de Bobbit pocas horas después de la incisión y lo llevaron en una caja llena de hielo al hospital, donde el miembro fue reimplantado  tras una operación de 9 horas. La intervención estuvo a cargo de los doctores expertos James T. Sehn y David E. Berman.

Los juicios y el después de John y Lorena

Y la historia prosiguió luego en los juicios a los que se vieron sometidos ambos integrantes del matrimonio. En agosto de ese mismo año, ambos fueron declarados no culpables de sus respectivas acusaciones. Él no fue condenado por violación y ella fue liberada con el argumento de que tenía, en el momento del corte, un «trastorno mental transitorio». Pero debió pasar 45 días internada en un centro psiquiátrico.

El caso de Lorena Bobbit fue explotado desde todos los aspectos posibles, en un cóctel en el que se mezclaron el feminismo, la moral, los abusos masculinos y la reivindicación o no de la justicia por mano propia. Aún hoy el nombre de Lorena Bobbit despierta reacciones encontradas entre quienes justifican su accionar y los que la consideran autora de una acción criminal difícil de justificar.

Sus vidas

John Bobbit tuvo un fugaz paso por el terreno artístico, por llamarlo de algún modo, cuando protagonizó una película pornográfica con una estrella brasileña, Verónica Brazil, dirigida por el mítico Ron Jeremy, con el original título J ohn Wayne Bobbit sin cortes . Luego, el marine se volvió a casar y a divorciar otras cuatro veces.

En 2009, en el programa The Insider Lorena y John se reencontraron. Allí, ella contó que todavía recibía regalos del marine para las fechas como San Valentín y ambos se pidieron disculpas por el mal que se habían hecho mutuamente.

En la actualidad, Lorena Gallo está casada, tiene una hija de 13 años, a quien le contó toda la historia de lo sucedido para evitar que lo escuchara distorsionado por otros medios, y está al frente de una fundación que da apoyo a las mujeres víctimas de violencia y abuso.

El año pasado, en una entrevista que dio a la cadena Telemundo 52, Gallo habló de lo que le sucedió aquella noche del ’93: «Estaba viviendo algo que no se puede describir. Él abusó de mí. La reacción que tuve fue algo traumática. Estaba psicológicamente destruida. No pude tener control cuando hice esta acción. No estaba mentalmente en una condición normal».

El documental Lorena

En febrero del año pasado, al cumplirse los 25 años del caso, se estrenó en Amazon el documental sobre este caso titulado Lorena. La serie fue producida por Jordan Peele, ganador de un Oscar por el guión de la película Huye , y consta de cuatro capítulos de 50 minutos. Allí hay entrevistas a abogados, testigos, jueces y, sobre todo, a la autora del hecho, Lorena Bobbit.

Lorena analiza a fondo el trato informativo que se dio en aquel tiempo a la noticia y luego a los juicios a los que cada uno de los miembros del matrimonio fueron sometidos. Todo en tiempos lejanos al #MeToo, donde la voz de la mujer como víctima de vejaciones, palizas y malos tratos psicológicos apenas fue escuchada.

Por ello, el documental deja desplegar la voz de Lorena Bobbit, para que pueda descargar con detalle todo lo que sufrió en aquel entonces, antes de la sangrienta noche de junio de 1993 en la que se haría mundialmente famosa.


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