Lenín Moreno y Rafael Correa, dos ex aliados convertidos en enemigos acérrimos, libran en el referéndum de hoy su batalla decisiva en Ecuador.

Impulsores de la revolución socialista que desde 2007 modernizó un país atrasado y con fama de ingobernable, estos dos políticos con estilos marcadamente opuestos miden su apoyo popular en una consulta diseñada por el actual mandatario para desterrar para siempre a su antecesor.

Si Moreno gana, sobre todo en la pregunta que plantea la supresión de la reelección indefinida, Correa perderá la opción de recuperar el poder.

Moreno, el popular ex vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013, ganó las elecciones del año pasado gracias al enérgico apoyo de su entonces camarada. Pero ni bien asumió en mayo pasado, Moreno, de 64 años de edad, demostró rápidamente que no iba a ser el títere que muchos creían, y se convirtió en un duro crítico de su ex aliado.

“A mí me sorprendió la ruptura, sobre todo por haberse producido tan rápida y bruscamente”, dijo Alberto Acosta, uno de los ideólogos de la “Revolución Ciudadana” y ex colaborador de ambos políticos.

Moreno llegó a denunciar que en el gobierno anterior un círculo de sinvergüenzas se dedicó a expoliar la patria.

Durante su gobierno ha exhortado a la unidad de los ecuatorianos, tras años de fractura social, y reunido con líderes de la oposición, muy enfrentados a Correa, lo que le valió que su antecesor lo llamara traidor.

“De Moreno, a quien conozco desde 2006, destaco su talante respetuoso y abierto al diálogo, manteniendo sus posiciones de manera firme”, señaló Acosta.

Moreno terminó de enemistarse con Correa cuando en medio de su plan anticorrupción, el vicepresidente Jorge Glas, gran amigo del ex mandatario, terminó en la cárcel, condenado por el caso de los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.

Vía crucis. Desde que dejó la presidencia, Correa, de 54 años de edad, padece el peor de sus calvarios al ver cómo su sucesor, de quien dice que es un lobo con piel de cordero, está desmontando su legado.

Fundador del partido Alianza País para los comicios de 2006 y con 14 triunfos seguidos en las urnas, el impetuoso ex mandatario dejó su retiro en Bélgica para, convertido en el principal opositor en Ecuador, liderar la campaña por el “No” en el referéndum.

Sin partido, con pocos recursos económicos, menos influencia en las instituciones y casi nula presencia en los medios de comunicación, Correa ha denunciado que el referéndum es un golpe de Estado, pero luce cercado y lejano a sus glorias pasadas.

Mañana debe declarar ante la Fiscalía por presuntas irregularidades cometidas durante su gobierno en la venta de petróleo a China y Tailandia.


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