El mexicano Alejandro Werner, que dirige el Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde 2013, es relativamente optimista sobre las posibilidades de América Latina de salir del bache en el que está metida, pero cree que no volverá a los años dorados del auge de las materias primas.

¿Por qué está tardando tanto en recuperarse América Latina?

Después de dos años de crecimiento cero y negativo de América Latina, para 2017 estamos esperando que la región vuelva al crecimiento positivo. Esto, básicamente, refleja el hecho de que estamos esperando que Brasil deje de contraerse y que Argentina pase de contraerse un 2,3 por ciento a un crecimiento del 2,2 por ciento.

Los motores se están encendiendo lentamente para volver a un crecimiento que no va a ser tan bueno como el de los últimos cinco años anteriores a la recesión, pero tampoco va a ser tan malo como en los últimos dos.

¿Se acabó el crecimiento a tasas chinas?

Es difícil pensar que podemos ver en un periodo razonable que América Latina esté creciendo a tasas superiores al 4 por ciento. El auge de las materias primas generó mayor inversión en un entorno donde tanto la mano de obra como la capacidad instalada podían aceptar un incremento importante de la demanda, y por eso tuvimos tasas de crecimiento tan altas.

En el futuro próximo, sin un choque externo tan positivo, un proceso de crecimiento acelerado va a tener que venir de políticas internas que fomenten la inversión y la productividad. Y esto es más complejo de instrumentar y es un trabajo a largo plazo.

¿El proteccionismo de Trump puede ser una oportunidad para América Latina?

Hay una clara determinación de muchos países de América Latina de seguir integrándose a la economía mundial. Enfrentarse a un entorno internacional donde los sentimientos proteccionistas y nacionalistas se están intensificando no es bueno. Pero también puede ser la fuerza externa que empuje a consensos que en el pasado no se pudieron realizar, como conseguir que los países de la Alianza del Pacífico y del Mercosur lleguen a ciertos acuerdos o que haya más cooperación entre los propios países del Mercosur.

Argentina y Brasil son dos de los países más proteccionistas del mundo. ¿Pueden sobrevivir sus empleos a una apertura?

Salir de una economía tan distorsionada implica la necesidad de ir estableciendo políticas sectoriales que permitan generar las menores disrupciones en el mercado laboral.

Argentina es un país que cuenta con fundamentos para ser altamente competitiva en un contexto no proteccionista por su situación geográfica, acceso a recursos naturales y capital humano. El asunto central es cómo lograr la transición. La gradualidad es muy importante.

¿En Brasil es similar?

La complejidad macroeconómica en Brasil es mayor. Tiene una deuda más alta que Argentina, es una economía donde las distorsiones son menores que en la economía de su vecino del sur, pero por lo mismo, los frutos son menores que en esa nación. Las distorsiones en Argentina hacen más viable pensar que con ciertos cambios la recuperación pueda ser más rápida, mientras que en Brasil es más cuestionable.

¿Existe el riesgo de que en América Latina se pierdan los avances de los últimos años y aumente la desigualdad y la pobreza?

Países como Brasil, Chile, Perú, Colombia han podido atravesar el periodo de desaceleración económica defendiendo los logros en materia social de los últimos años. En Brasil, poder hacer un ajuste fiscal muy gradual le ha permitido mantener los planes sociales.

Donde no ha habido recesión, solo desaceleración, no vemos un deterioro del mercado laboral, como en Colombia y Chile. Esto no quiere decir que no haya preocupación.


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