Petro
FOTO Nestor Gómez. EL TIEMPO

El exministro de Hacienda, Rudolf Hommes, quien admitió públicamente su voto por Petro en la segunda vuelta, hoy está al frente de la crítica de sus principales proyectos de gobierno; pero dice que cuando uno vota, no tiene por qué dejar de pensar y de opinar.

—¿A usted le importa que se burlen un poco porque después de haber votado por Petro en la segunda vuelta, hoy es uno de sus grandes críticos?

No, realmente. Estoy tan acostumbrado a que hablen mal, que no me importa. Pero sí es una tontería, porque uno vota, pero no deja después de eso de pensar…

—¿Hasta qué punto tiene una responsabilidad por haber depositado el voto por ese candidato?

Precisamente por eso estoy tan activo. La responsabilidad mía es esta. Pensar y opinar.

—¿Y de todas las cosas que están pasando, qué es lo que más le preocupa? Empecemos por la reforma «Terminator», como llamo la de salud. ¿Cree pueda llevar a un mundo mejor ahora la salud de los colombianos en manos del Estado?

He sido muy crítico de esa reforma. Para que pudiera funcionar, el colombiano tendría que ser un Estado modelo, ¿no? Y no lo es. Aquí no saben ejecutar. En ninguno de los puestos de salud del gobierno ni hay médicos, ni hay medicinas…

—Y no le pueden echar la culpa a las EPS…

Pero las están culpando de todo y nosotros vamos a terminar sin salud.

—Nuestra salud en manos del Estado, que ha demostrado que no es eficiente prácticamente en nada. Ni en impartir justicia…

Ni para brindar seguridad, que es la principal razón del Estado. Tampoco educación. Mientras el sistema de salud, con muchos defectos, pero bajo un régimen mixto, ahí va… Ahora este gobierno está tratando de hacer un sistema de salud que le sirva a 7%; y al resto, que somos como 93% de los colombianos que ya estábamos en el sistema, nos lo van a cambiar, cuando lo que han debido haber hecho es incorporar a ese 7% al sistema, para ser adecuadamente atendidos.

—Mejorar lo que hay perfectamente factible, como es complementarlo con el sistema preventivo en que tanto ha insistido el gobierno, con razón.

Todo lo que quieren hacer en la zona rural, en las zonas marginales, me parece bien. Y algunos de los cambios que deberían hacer en las ciudades, también. Lo que no me parece es que con el Estado que tenemos pueda funcionar un sistema de salud estatal. Es que ni siquiera es ideológica la crítica…..es práctica, sí.

—¿Cree que esto todavía es parable en el Congreso, si como lo han reconocido públicamente, están negociando congresista por congresista?

Bueno, esa discusión que hubo en la comisión 7 no sé qué tan bien les funcione en la plenaria… Porque es que son muchos más parlamentarios, ¿no? Y hay unos que no son partidarios de la reforma. Me ha sorprendido el Partido Conservador, que ha estado muy disciplinado en su oposición…

—Con excepciones, claro. Ahora lo que dice su jefe, Efraín Cepeda, es que no va a votar la reforma al trabajo. Pero la de salud la destrabó un ponente conservador que firmó la ponencia…

Y hay ahí unos liberales que también están iguales ¿no?

—Sí; y unos de ‘la U’, incluyendo a su propia presidenta, porque uno no sabe Dilian Francisca, o como le dice German Vargas, la ‘mona’, a qué está jugando realmente…

Me preocupa sobre manera que un gobierno, lo mismo que en el caso del petróleo y el gas, esté tomando riesgos gigantescos, con unas consecuencias que pueden ser desastrosas.

—E irreversibles…

Irreversibles, exacto. Suponga que esto del sistema de salud les falle. Quedaríamos gravemente afectados 50 millones de personas, y ahoritica solo había un grupo muy pequeño de esos 50 que estaba desatendido. Es posible que ahora quedemos desatendidos todos…

—Tengo la impresión de que a raíz de que comenzó la reforma a tramitarse, las EPS han bajado en ritmo y calidad. La reforma hipócritamente insiste en que las EPS no van a desaparecer, sólo se van a transformar…  Marchitándolas, claro.

Rudolf Hommes | Foto: Nestor Gómez/EL TIEMPO

Pues la semana pasada en una entrevista del ministro de Salud con Yamid Amat, este le lee el artículo respectivo en el que dice que se van a acabar las EPS, que les dan dos años y que se liquidan; y el ministro responde que no, que es que se les fue una palabrita… (risas). Yo lo conozco a él y lo estimo mucho, pero, no… (risas)

—Cambiamos de ministro y este tiene muy buenos modales, pero la reforma es la misma…

Él es simpático y de buen humor, pero es igual de malo que la Corcho… (Ja, ja, ja) Se queja de que el problema es de desinformación y él es un desinformador neto, como lo revela el ejemplo de la entrevista que le mencioné. Que es que se les fue una palabrita….

—Se acaban de revelar por parte de la Agencia Nacional de Hidrocarburos las verdaderas cifras de las reservas: solo alcanzan para unos siete años. La ministra, como yo la llamo, la ‘cabecita con tenis’, eso sí con mucho cariño, dice que no va a haber ninguna posibilidad de que se reverse ninguna política de nada ni de nada. Que eso ya quedó así, pero se contradice un poco, porque a veces daría la impresión de que sí están pensando en exploraciones off shore, que implicarían eventualmente nuevos contratos. Pero al mismo tiempo en La Guajira, una importantísima compañía, que estaba montando un sistema de energía eólica, dijo: paro, porque no puedo trabajar más con las presiones de las comunidades, que con sus bloqueos no nos dejan. Quieren hasta vender e irse. ¿Por un acaban con la exploración y explotación de petróleo y gas, pero por falta de autoridad están varados los proyectos de energías limpias?

Esa es la prueba de que la política está mal formulada. Se entiende que quieran aligerar lo de las fuentes alternativas de energía, pero no que al mismo tiempo estén permitiendo que las comunidades hagan lo que les da la gana. Siempre me ha parecido francamente una estupidez parar la exploración y contratación, porque vamos a depender del petróleo y mucho más del gas, en esta transición.

—¿A qué atribuye esta infundada terquedad?

A que este gobierno quiere lucirse ante el mundo, y francamente el impacto que Colombia es mínimo… A nadie le importa que nos suicidemos, pero a nosotros sí, porque somos las víctimas.

—Petro quiere convertirse en el adalid mundial de la defensa del medio ambiente, y que le reconozcan a Colombia su liderazgo en el tránsito a la energía limpia. ¿Lo que pasa es que hay que saber cuándo y cómo?

La Ministra es la ejecutora de Petro, no creo que sea autónoma en sus decisiones.

—Pero sí las empeora impregnándolo todo de la inexperiencia a su cargo. Proyecta ser una figura no juvenil, sino infantil…

Ella es de las que cree que hay que decrecer la economía…

—Y eso le sirve de sustento a la tesis de no explorar ni explotar. Pero la crisis de suministro de gas en casi cinco departamentos la semana pasada demuestra lo frágiles que somos sin esos recursos. ¿Cómo puede ser posible que no estemos aprendiendo una lección de esa semihecatombe?

Hay falta de conocimiento, y como que no les importan las consecuencias de lo que hagan. Son el talante y el tipo de actitudes lo que a uno le inquieta. Pero lo que más me preocupa es lo de la salud.

—Ahora nos va a tocar arrancar por inscribirnos en un centro de salud manejado por el Estado para recibir atención médica…

Imagínese. A mí, que vivo en el centro, me va a tocar ir a buscar atención de salud al barrio Santafé… Haciendo cola.

—Reforma al empleo: La crítica fundamental es que esta no crea empleo nuevo. Está destinada a mejorar las condiciones de quien tiene el “privilegio” hoy de tener un empleo formal. Pero ese grupo es la minoría. La mayoría son los informales y los desocupados. A ellos no les ayuda en nada. La informalidad, según el DANE, entre los 15 factores de pobreza multidimensional, fue el de mayor impacto en 2022, afectando al 72% de los hogares. Para empeorar, se va a volver mucho más caro contratar a un empleado formal y hasta despedirlo…

Yo creo que ni siquiera el que tiene empleo formal va a resultar favorecido, porque van a sacar mucha gente.

—Algunos de sus más importantes colegas aseguran que se perderán por lo menos medio millón de empleos. Y la ministra contesta que no “caoticen al país”…

La reforma es, primero, inoportuna, porque atravesamos todavía un nivel altísimo al desempleo y esa coincidencia va a ser grave. Los que defienden la reforma dicen que va a estimular la competitividad, sí, pero con menor empleo. ¿Cómo van a subir la productividad las empresa grandes? Pues van a traer tecnologías más intensivas en capital y menos en mano de obra. Van a salir de gente y se van a volver más productivas, seguramente… Entonces habrá mucha gente que va a pasar a la informalidad. Y las empresas pequeñas, la única manera que tienen de defenderse es no cumplir con la ley. Eso también va a aumentar la informalidad.

—Dicen sus colegas, del Banco de la República y de importantes centros de pensamiento como Fedesarrollo, que los costos laborales podrían aumentar hasta más de un 35% por trabajador…

No sé las cifras, pero con seguridad, va a costar más.

—Sobre todo si tampoco se puede sacar una persona con justa causa o sin justa causa, porque toca hacer un proceso ante un juez y pagar unas indemnizaciones altísimas…

Pues eso tendrá sentido para los sindicatos…

—Dicen algunos expertos que esta reforma está hecha para reforzar, por el origen de la ministra, a los sindicatos en general. ¿Será cierto?

Pues es una reforma pro sindicatos. Y si la ministra dice, sindicatos, pues, uno más uno, da dos…

—Los sueldos irán obligatoriamente indexados al costo de vida. ¿Es esa una política realista de empleo en los momentos que atraviesa este país?

Dentro de dos años seguramente vamos a ver más desempleo, más desigualdad, una economía informal más grande. Y Petro lo que dice es que él estudió economía y que eso no va a pasar. Pero el riesgo de que sí pase es muy grande.

—En el tema de pensiones, ha dado una inteligente batalla el incansable presidente de Asofondos, Santiago Montenegro. ¿Cuál es el riesgo ahí?

De la reforma a las pensiones a mí me gusta el primer pilar, que es el pago mínimo para los viejos que no tienen… Eso es justo y debemos hacerlo. Pero usted no necesita desbaratar el sistema pensional para ello. Se podría hacer ya, sin financiarlo con plata de las pensiones, sino con la del presupuesto. Pero Petro está con la falacia de que aquí están escogiendo entre favorecer a los viejos, o favorecer a los ricos. No señor, ese no es el dilema. Es si tener un sistema que funcione pero que no actúe contra el crecimiento. La crítica es que si van a reforzar un sistema como es hoy día Colpensiones, que pagan los jóvenes por los viejos, porque eso va a estallar.

—¿Por qué?

Por el cambio que ha habido en la población. Los viejos están creciendo y los jóvenes están disminuyendo. Colpensiones va derecho a la ruina. Eso no lo han querido entender. Y lo otro es que al poner los tres salarios como el umbral a partir del cual uno puede empezar a ahorrar, entonces el Estado se queda con esos recursos gigantescos, que tienen el peligro de ser mal utilizados…

—Pueden hasta volverse plata de bolsillo del gobierno….

Si hubiera garantías no sería tan grave. Pero, por otro lado, si usted acaba con los fondos privados de pensiones, pues va a haber una crisis del mercado de capitales, violenta. Hay una solución intermedia, como la que propone Fedesarrollo: bajen ese umbral a uno y medio, o a uno punto seis salarios mínimos, hagan un sistema de pensiones basado en ahorro, y hagan la financiación para los ancianos o los viejos, como lo proponen. Todo el mundo está de acuerdo en eso, pero entonces Petro dice, no, a mí ese uno y medio no me sirve, y vuelve con su tema: es que estamos escogiendo entre ancianos y ricos. No. A los ancianos tiene que financiarlos el Estado y los ricos, simplemente no tendrían fondo de pensiones. Entonces, lo que estamos escogiendo es entre un futuro con pensiones, o uno sin pensiones. Y entre un país con salud, o uno sin salud…

—Y entre un país con petróleo y con gas, o sin petróleo y sin gas… Es terrible el panorama.

Al gobierno le preocupa que haya pérdida de patrimonio en las empresas estatales. ¿Qué tal que se acaben por decisiones de política?

—¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, suspender los contratos de petróleo. ¿Cuál es el futuro de Ecopetrol?

—Comprar Monómeros, como piensa…

Si se van a meter a comprar de todo, eso se va a acabar… Fíjese lo que pasó en Venezuela, tenían una de las mejores petroleras del mundo, la pusieron a comprar de todo y hacerse cargo de todo, porque tenían gente muy bien capacitada y terminó en la ruina.

—Nos queda el tema de la seguridad, de la tal Paz Total. ¿Piensa que ha habido tanta improvisación como en los demás proyectos del gobierno?

Como ciudadano veo todos los días que hay gente armada por todo el país, mortificando a la población, abusando de ella, haciéndole invivible la vida. Muchos no pueden salir a la calle, y tienen que andar carnetizados. Es decir, están en un mundo muy lejos de la democracia. Al aceptar eso como medio para lograr la paz, es muy probable que al final, ellos se van a quedar manejando el territorio. Entonces, creo que es un paso atrás muy grave: nada parece indicar que van a cambiar. Y lo que ha hecho que Petro modifique su parecer sobre los ceses al fuego bilaterales que ofreció, es que lo tomaron del pelo. Además, están tratando de hacer una ofensiva para mostrar su poder.

—Luego de lo que han sido estos primeros nueve meses… ¿Usted volvería a votar hoy por Gustavo Petro?

Voté yo por Petro por dos motivos. Uno, porque no teníamos candidato del otro lado. Y dos, porque vi la votación en esas zonas marginales del país, y me dije, si esa gente tiene algún chance de alcanzar al país, porque están muy subdesarrollados, va a ser con Petro. Pero hasta ahora no he visto nada… Hay en el Plan de Desarrollo un Plan Pacífico muy importante, pero la ejecución va a ser muy lenta y probablemente muy parcial. Yo habría preferido un gobierno más proactivo y menos peleador.

—Pero por naturaleza, Petro es confrontacional…

Sí. Aunque insisto en que la razón por la cual voté por Petro era válida, reconozco que el personaje me está preocupando…

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