Las mujeres representan un porcentaje cada vez mayor de los titulados universitarios en la OCDE, pero eso no impide que sigan ganando menos que sus colegas masculinos y, de hecho, la brecha en ese nivel de estudios es más elevada

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó que 50% de las mujeres, entre 25 a 34 años de edad, tenía estudios universitarios en 2017, frente 38 % diez años antes, mientras que entre los hombres los porcentajes pasaron del 30% y  38%.

Sin embargo, la inserción femenina en el mercado laboral es significativamente menor, puesto que mientras 89% de los hombres con titulación universitaria trabajan, el porcentaje es  80% en las mujeres.

Además, si se analizan las remuneraciones de los asalariados a tiempo completo, los sueldos de las mujeres con formación superior es sólo 74% del de los hombres con ese mismo nivel de formación.

Esa brecha  26% es superior incluso que la que se constata entre quienes sólo han cursado hasta segundo ciclo de secundaria (hasta el bachillerato), 22%, o entre quienes abandonaron antes los estudios, también 22%.

Las mayores diferencias de remuneración (hasta 35%) entre trabajadores y trabajadoras con titulación universitaria se dan en Chile, Brasil (aunque no pertenece en la OCDE participa en el estudio), e Israel.

Por el contrario, la brecha es inferior  20% en Bélgica, España, Letonia, Luxemburgo, Eslovenia, Suecia, Turquía y, sobre todo, Costa Rica (7%).

Los investigadores atribuyeron esa brecha a «los estereotipos sexistas, las convenciones sociales y la discriminación contra las mujeres», pero también a que hombres y mujeres no estudian las mismas carreras.

En la práctica, los primeros se decantan por estudios mejor remunerados como la ingeniería, las industrias de transformación o las ciencias, las matemáticas o la informática, mientras que las segundas están mucho más presentes en las ciencias de la educación, las letras, las lenguas y las artes.

La OCDE reitera las ventajas de la formación, y lo ilustra señalando que las personas que se quedan en el segundo ciclo de secundaria ganan de media únicamente 65% de aquellos que tienen un título universitario.

La tasa de empleo de los universitarios es  85%, frente a sólo 76% para los que se han quedado en ese segundo ciclo de secundaria y por debajo 60% para los que no llegaron al equivalente del bachillerato.

La inversión en los estudios superiores es fuertemente rentable en términos individuales: los hombres dedican unos 52.500 dólares de media en la OCDE para obtener su diploma (41.700 las mujeres) y durante su carrera llegan a ganar 319.600 dólares (frente a 234.000).

El rendimiento en un hombre será de 139.600 dólares y de 72.100 para una mujer, si se suman las cotizaciones sociales, los impuestos y los ahorros en subsidios y ayudas sociales.

La OCDE se felicita por que dos tercios de las personas de 25 a 64 años de edad  cuyos padres no habían pasado del segundo ciclo de secundaria les hayan superado en estudios.

También destaca que el porcentaje de quienes no han llegado a ese nivel de formación haya bajado del 20% en 2007 al 15% en 2017.

Sin embargo, las diferencias dentro de la organización son más que significativas, y la situación es notablemente menos halagüeña en países como Italia (25%), Portugal (30%), España (34 %), Turquía (44%) y, sobre todo, México (52%).

Además, los autores del informe certifican que el origen socioeconómico es el principal factor explicativo de las desigualdades en los niveles de formación.

Así, los jóvenes con padres que no superaron el segundo ciclo de secundaria, aunque son dos de cada tres en su grupo de edad, sólo suponen 47% de los estudiantes universitarios. 


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