La familia perteneciente a la secta estuvo recluida en una granja

La familia holandesa, un padre y sus seis hijos, recluida en una granja del norte de Holanda casi una década, pertenecen a la Iglesia de la Unificación o la «secta Moon», al igual que el hombre de 58 años de edad acusado este jueves por la Fiscalía de «privarlos ilegalmente de libertad» en la finca.

En un comunicado, la Fiscalía del Norte de los Países Bajos ha confirmado que el juez ha ordenado hoy mantener «incomunicado» y en prisión preventiva otros 14 días al único arrestado, el inquilino de la finca de Ruinerwold, donde la familia holandesa vivió la última década, totalmente aislada y sin contacto con el exterior.

Un portavoz de la Iglesia de la Unificación en Ámsterdam, Willem Koetsier, ha confirmado que el padre de la familia, Gerrit-Jan van Dorsten, se unió en la década de los ochenta a la «secta Moon», fundada en los cincuenta por el pastor surcoreano Sun Myung Moon, que murió en 2012.

«Sabemos que fue activo en la organización en Alemania durante un tiempo, y que se casó allí con su esposa. He oído de miembros más antiguos que él era una persona muy proclive a los rituales y estableció un grupo con su familia, pero nuestra visión no es vivir en una granja y escondernos del mundo exterior», añadió Koetsier

El padre, que tiene 67 años de edad, y Josef B., el detenido y también miembro de la secta, se conocieron en Holanda antes de 2010, cuando aún vivían en Hasselt, en la provincia vecina de Overijssel, donde ambos frecuentaban el lugar de culto de la «secta Moon», «club» conocido por su obsesión con el círculo familiar.

Van Dorsten, que está parcialmente discapacitado tras un infarto cerebral hace tres años, y cinco de sus hijos fueron trasladados a un camping bajo supervisión policial después de ser rescatados el lunes de la finca, pero allí continuaron celebrando rituales propios de la secta, como la de dar vueltas en un circulo cada media hora, según la televisión local RTV Drenthe.

El ritual se llevó a cabo en un espacio abierto y los otros residentes del camping tomaron fotos de ellos, lo que obligó a la Policía a trasladar a toda la familia a otro espacio menos concurrido para proteger su privacidad.

El sexto hijo, de 25 años de edad, fue quién denunció a la Policía la situación de cautiverio en la que se encontraba el resto de su familia y se encuentra alojado en un lugar diferente a ellos por razones que las autoridades no especifican.

La Policía ha llevado a cabo este jueves un nuevo registro de la casa, donde ha realizado grabaciones de todo tipo en tres dimensiones, y ayer se realizaron varias redadas en dos edificios en Zwartsluis, a 16 kilómetros de la granja, donde la familia tenía una tienda de juguetes de madera hechos por el padre.


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