Navalni Putin

Alexéi Navalni se convirtió en el mayor enemigo público del presidente de Rusia, Vladimir Putin, desde el primer momento que destapó las extravagancias y la vida de lujo de la que el mandatario disfrutaba a espaldas de su propio pueblo. A Putin le gusta dar una imagen de sobriedad absoluta. La propaganda rusa se encarga de difundir esa ilusión. Públicamente, el mandatario ruso siempre se cuida de no aparentar lo que realmente sí tiene. Una fortuna que pocas personas pueden si quiera soñar: mansiones, yates y todo tipo de lujos.

Navalni, junto a su equipo, se encargó de derrumbar el castillo de naipes del presidente ruso y destapó quién era realmente y cómo se había enriquecido hasta el extremo, aprovechándose de su poder y posición. El opositor ruso hizo de su canal de Youtube su mejor arma para contrarrestar la propaganda del Kremlin y destapó múltiples casos de corrupción en las más altas esferas del régimen, pero, el caso que más atención suscitó fue la investigación sobre la mansión secreta de Putin, a las orillas del mar Negro, en la ciudad-balneario de Gelendzhik.

La investigación acabó con la falsa creencia del austero líder ruso e hizo mucho daño a la imagen que, desde el Kremlin, siempre se ha intentado vender de Putin. Estas pesquisas se hicieron públicas en 2021, con Navalni ya en prisión, de donde no volvería a salir con vida. Putin creyó, erróneamente, que con el disidente entre rejas ya no tendría que lidiar más con él, sin embargo, desde aquí fue cuando más daño le hizo.

Su equipo decidió hacer público todo tras la detención del disidente en Rusia, en enero de 2021. El opositor regresaba a su país desde Alemania, donde pasó unos meses recuperándose de un intento de asesinato con el agente nervioso Novichok. El químico predilecto de las Fuerzas de Seguridad rusas. De hecho, a Navalni se le ocurrió indagar sobre esta construcción tras despertarse del coma, al que había sido inducido en un hospital alemán.

Palacio de Putin, en el mar Negro – Canal de Youtube de Aléxei Navalni

Más allá del morbo que puede suscitar conocer las entrañas de una de las mansiones del mandatario ruso, sus gustos o fetiches, esta construcción es el claro ejemplo del estatus que se ha labrado a costa de la represión y la falta de libertades de su propio pueblo. El palacio de Putin ocupa un área de hasta 17.691m2. El equipo de Nalvani logró llegar a la ubicación tras un tortuoso viaje en el que tuvieron que cambiar de móvil y navegar en una pequeña lancha hinchable para pasar desapercibidos. Las imágenes de la mansión las realizaron a través de drones. Las vistas no dejan indiferente a nadie. Un majestuoso palacio aparece rodeado de un frondoso bosque, al que se accede a través de un imponente jardín, perfectamente cuidado.

No le falta detalle, en el terreno hay construida hasta una iglesia ortodoxa e, incluso, un pequeño pueblo a las orillas de la mansión para, se presupone, los trabajadores. Por supuesto no puede faltar el helipuerto que, en su defecto, hay dos y una pista de hockey, donde Putin puede practicar uno de sus deportes favoritos. Todo diseñado a la altura de las necesidades del líder ruso. El interior del palacio tampoco deja indiferente a nadie. Spa, piscina interior, sala de masajes e incluso un casino, cuando en Rusia el juego está técnicamente prohibido.

Los muebles, como no podía ser de otra manera, italianos, de lo más exclusivo. Un sofá, según reveló la investigación del equipo de Navalni, podría llegar a costar dos millones de rublos (20.000 euros). En el proyecto documental, el opositor ruso recrea con imágenes en 3D los interiores de la mansión, que dan cuenta del lujo y extravagancia de Putin. La estancia que más polémica causó fue un salón de cachimbas, con un escenario con barra, para espectáculos privados. El valor estimado de la residencia es de 1.300 millones de euros. Tras la publicación de esta investigación, el Kremlin se encargó de desmentir que Putin fuera el dueño de la mansión, pero el perjuicio a la imagen del líder estaba hecho y ya era muy difícil volver atrás.

Este mismo mes de enero, la Comisión Electoral Central (CEC) desveló los ingresos mensuales del mandatario ruso. Unas cifras que desentonan. Según el organismo público ruso, Putin ganaría al mes 10.458 euros y tendría ahorrados 753.974 dólares. Entre sus propiedades constaría tan solo un apartamento de 77 metros cuadrados, una plaza de aparcamiento cubierta de 18 metros cuadrados y tres automóviles. Unas cuentas que contrastan mucho con la vida de lujo que llevaría en la sombra y que la oposición rusa lleva años denunciando.


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