Luiz Inacio Lula Da Silva
"Tenemos amplia documentación de pruebas de que Lula utilizaba el inmueble", destacó Joao Pedro Gebran Neto | Archivo

La Justicia brasileña ratificó y elevó 5 años, hasta 17, una segunda condena por corrupción y blanqueo de capitales dictada en primera instancia contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El anuncio del tribunal de segunda instancia supone un nuevo golpe judicial para el antiguo líder sindical y ex mandatario. Sin embargo, podrá recurrir en libertad la nueva condena gracias a una reciente decisión del Tribunal Supremo que permitió su excarcelación el pasado 8 de noviembre.

Los 3 jueces de la sala octava del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región decidieron por unanimidad elevar a 17 años y 1 mes de cárcel la pena a 12 años y 11 meses que le había sido impuesta en primera instancia en el llamado caso de Atibaia.

Los miembros de la sala octava del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región concluyeron que quedó comprobado que Lula se benefició de las obras por cerca de 1 millón de reales, unos 236.000 dólares, que las constructoras Odebrecht y OAS hicieron en una casa de campo situada en el municipio de Atibaia, en São Paulo.

Esto, a cambio de favorecer a las empresas en contratos con la estatal Petrobras.

«Tenemos amplia documentación de pruebas»

En su alegación, Joao Pedro Gebran Neto, instructor del caso, manifestó: «Poco importa la cuestión sobre la propiedad de casa de Atibaia», pues el «hecho es que Lula usaba el inmueble», formalmente registrado a nombre del empresario Fernando Bittar.

«Tenemos amplia documentación de pruebas, con informes periciales, documentos, bienes, referencias de testigos de que Lula utilizaba el inmueble», destacó el magistrado en su voto.

Antes de iniciar sus respectivas consideraciones sobre el mérito de la condena, los tres jueces votaron contra la anulación del proceso. Tal como había solicitado la defensa del ex presidente con base en un reciente fallo de la Suprema Corte.

Según el mismo, en un proceso en que algún imputado coopera con la justicia en contra de otro acusado, este presentará su alegato final por último. Lo que no ocurrió durante el juicio de Lula en primera instancia.

No obstante, Gebran Neto manifestó que en esta causa, en momento alguno se demostró la existencia de cualquier tipo de perjuicio con la inversión del orden de las declaraciones de los acusados, un argumento que fue respaldado por los otros dos jueces.

Persecución jurídica

Tras el veredicto, la defensa del ex mandatario brasileño criticó la celeridad del proceso y el cariz político del mismo.

Volvió a denunciar la que considera una persecución jurídica contra el líder del Partido de los Trabajadores, de 74 años de edad.

«Vimos argumentos políticos siendo presentados en vez de argumentos jurídicos. La cuestión del derecho quedó despreciada», recalcó Cristiano Zanin, abogado de Lula.

Lula, en libertad mientras recurre a dos condenas

Sobre Lula ya pesa otra condena ratificada en tercera instancia, después de que la justicia dio por probado que recibió un apartamento en una playa en la localidad de Guarujá, en el estado de São Paulo.

Esta a cambio de favores a la constructora OAS en contratos con la petrolera Petrobras.

Por ese caso, el líder del Partido de los Trabajadores llegó a pasar un año y siete meses en prisión.

Sin embargo, quedó en libertad hace cerca de tres semanas tras verse beneficiado por una decisión de la máxima corte del país.

En ese proceso, conocido como el caso del triplex, Lula todavía tiene una alegación pendiente en el Supremo. Mientras que en el caso de Atibaia le restan dos recursos que podrá llevar a cabo en libertad.

La decisión del Supremo que benefició a Lula y a otros 5.000 presos encendió las alarmas en Brasilia.

Y ha abierto un incipiente debate en el Congreso brasileño para buscar fórmulas que permitan la prisión después de segunda instancia a través de la vía legislativa.

Mientras el Congreso articula y siguen pendientes los recursos en la justicia, Lula ha comenzado a movilizar a la adormecida izquierda brasileña para hacer frente al presidente Jair Bolsonaro.


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