Ministrro de Relaciones Interiores de Irán. Foto cortesía; www.aa.com.tr

El Ministerio de Exteriores de Irán, Naser Kananí, ha convocado a los embajadores británico, noruego y sueco para expresar su descontento por la actitud de esos países frente a las protestas por la muerte tras ser detenida de la joven Mahsa Amini, que han dejado hasta ahora 41 muertos.

“El embajador de Reino Unido (Simon Shercliff) fue convocado por la presencia en Londres de medios de comunicación en persa hostiles”, informó este domingo la agencia Fars, que indicó que la convocatoria se produjo ayer.

Esos medios de comunicación “han incitado” las protestas con sus coberturas informativas y ayudado a “propagar los disturbios en la República Islámica de Irán”, según Fars.

Londres es la sede de algunos medios opositores al régimen iraní, como la televisión Iran Internacional.

El embajador de Noruega en Irán, Sigvald Tomin Hauge, también fue convocado ayer, en su caso por las declaraciones realizadas por el presidente el Parlamento noruego, Masud Gharahkhani, en apoyo a las protestas.

“Se informó de que las declaraciones perjudiciales e inverosímiles del residente del Parlamento acerca de los disturbios no son constructivas y se consideran una injerencia en los asuntos internos de la República Islámica de Irán”, indicó Fars.

Por su parte, el embajador sueco, Mattias Lentz, fue convocado por “el ataque de elementos hostiles a la Embajada de Irán en Estocolmo”.

“La Policía de ese país no tomó las medidas de seguridad previstas en la convención de Viena”, continuó Fars.

Además, Irán acusó a Estados Unidos de intentar violar su soberanía después de que Washington autorizase a las empresas tecnológicas a ampliar sus servicios en el país persa, en respuesta a las restricciones de internet para atajar las protestas.

«Los intentos de violar la soberanía de Irán no se quedarán sin respuesta», afirmó el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí.

Amini fue detenida el martes de la pasada semana por la llamada Policía de la moral en Teherán por considerar que llevaba mal puesto el velo islámico, y fue trasladada a una comisaría para asistir a «una hora de reeducación».

Murió el viernes 16 en un hospital adonde llegó en coma tras sufrir un ataque al corazón, que las autoridades han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.

Las protestas tras conocerse su muerte y desde entonces se han repetido manifestaciones a lo largo del país y fuertes choques con las fuerzas de seguridad.


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