Ecuador
Foto EFE

El candidato centroderechista Guillermo Lasso, uno de los dos principales aspirantes en las presidenciales de febrero, propone un nuevo horizonte para Ecuador porque, dice, la alternativa correísta representa un pasado de corrupción que conduciría a ser como Venezuela.

De 65 años de edad y en su tercer intento por llegar a la Presidencia, Lasso competirá el 7 de febrero con otros 15 aspirantes por pasar a la segunda vuelta. En los comicios no concurre el actual mandatario, Lenín Moreno.

En una entrevista con Efe, trata de proyectarse como una persona con capacidad y experiencia. Afirma que ha planteado soluciones eficientes y honestas.

—Tercer intento. Lo intentó antes contra Rafael Correa (2013) y Lenín Moreno en 2017, cuando denunció fraude electoral. ¿Qué ofrece a un país en tan difícil coyuntura sanitaria, económica y social?

—En una crisis como la que vive hoy Ecuador no podemos experimentar con aquella persona que nos viene a plantear una desdolarización amigable. No podemos experimentar con ideas ridículas. ¡Eso sería una locura! Sería volver a los ciclos de hiperdevaluaciones, hiperinflaciones y llevarnos por el camino de la miseria que viven hoy los hermanos venezolanos.

Frente a esas propuestas absurdas está la nuestra: sobria, serena, creíble, que tiene propuestas reales a problemas reales y no propuestas huecas.

—La pandemia y la gigantesca deuda nacional ponen contra las cuerdas a cualquier vencedor. Desde hace años se tapan agujeros mediante nuevos préstamos y aplazamientos de deuda. ¿Cómo salir del círculo vicioso?

—Nuestro planteamiento es que, a mediano plazo, lleguemos a déficit cero para evitar que futuros gobiernos sigan contratando deuda y pateando el muerto para el siguiente.

La que tenemos es una deuda muy mala y es una carga para todo el pueblo de Ecuador. Por eso propongo que, en cuatro años, alcancemos el objetivo del déficit cero, para, a partir de ese momento, producir un círculo virtuoso de superávit fiscal y poder pagar la deuda.

—La pandemia ha hecho estragos en el empleo y la pobreza.

—Busco solucionar el problema promoviendo inversión privada, local e internacional en sectores estratégicos, y en el sector público, petrolero, eléctrico, telecomunicaciones, tratando de que lleguen a Ecuador empresas con buenas prácticas corporativas del mundo occidental. Que vengan para ayudarnos a producir, duplicar la producción petrolera. Ecuador tiene 4.800 millones de barriles de petróleo en reservas probadas y produce 500.000 barriles diarios. Tenemos que duplicar.

Corrupción

—Su país sigue lastrado por los embates de la corrupción. Hace dos años calcularon la pérdida para el Estado en hasta 70 millardos. Su propuesta de lucha es atrevida, pero ¿es viable? ¿La ha visto ejecutar en otro lugar?

—Yo lo que planteo es una comisión internacional de lucha contra la corrupción y asesoría de la ONU y OEA, con personas extranjeras que no tengan ninguna vinculación política ni relaciones personales en Ecuador. Guatemala tuvo una comisión internacional con asesoría de la ONU, que se acaba de romper por problemas políticos.

—El actual gobierno centró su lucha en el anterior régimen, pero su principal rival, Andrés Arauz, asegura que hay una persecución política y adelanta que, si gana, instará a un sistema judicial independiente a revisar los procesos.

—La alternativa que compite conmigo es la que representa al pasado de corrupción correísta, a aquellos que están en la cárcel, huidos, sentenciados. ¡Eso sería terrible para Ecuador porque vienen a por más! Y más, implica impunidad. No han tenido ningún empacho en decir públicamente que quieren lograr la amnistía para declarar inocentes a todos los compinches castigados por la justicia ecuatoriana. No quiero ni pensarlo.

Por eso luchamos, vamos a ganar y representamos el futuro, el cambio. Es penoso decirlo pero no podemos confiar en una lucha contra la corrupción en manos de políticos.

Ecuador debe dar un paso histórico, una comisión internacional con dos objetivos: recuperar el dinero robado y meter preso a los corruptos.

Moreno y el Correísmo

—Pese a la fuerte ruptura entre Moreno y Correa, y a las reformas iniciadas por el actual presidente, llama poderosamente la atención de que usted siga considerando a Moreno parte del pasado correísta.

—Los hechos: Correa fue presidente durante 10 años. Seis de ellos tuvo como vicepresidente a Moreno y luego lo becó a un cargo de la ONU en Suiza. Luego lo nombraron su candidato y la leyenda urbana dice que el día de las elecciones hubo un fraude. Es decir, Correa impuso a Moreno.

—Pero no puede negar que haya un cisma clarísimo entre los dos.

—Quien puso a Moreno en el poder fue Correa, que luego Moreno haya dado un viraje en determinados campos, como la política internacional y nada más, eso es otra cosa.

—¿Reconoce algún intento de reforma a Moreno?

—No se trata de que Moreno rompa con Correa, se trata de que Ecuador rompa con el correísmo porque esa cultura del gobierno anterior sigue intacta en el país, inclusive en materia de corrupción. Me ratifico: Moreno es Correa. Ahora voy a recuperar lo que le robaron al pueblo ecuatoriano y llevar a cabo el verdadero cambio que no es romper con Correa sino romper con las prácticas correístas.

Política exterior

—Reconocía que el principal cambio de Moreno fue Estados Unidos. ¿Cuáles serían las líneas generales de su política exterior?

—La política exterior de mi gobierno deberá basarse en una piedra angular: el interés del pueblo ecuatoriano. En función de eso, las relaciones internacionales no pueden ser como fueron en el gobierno anterior. Las ideologizaron a tal punto que, deliberadamente, maltrataron la relación con Estados Unidos. También profundizaron la relación con China. En mi gobierno buscaré el acercamiento con Estados Unidos.

Estados Unidos se portó muy bien con Ecuador en los últimos años. Si usted suma el préstamo del FMI y el que acaba de aprobar la DFC, el soporte llega a cerca de 10 millardos de dólares. Jamás hemos recibido esa ayuda de ningún país.

Yo buscaré el acercamiento con todos los sectores del mundo que quieran comprar productos ecuatorianos, que quieran invertir en Ecuador.

—¿Dónde está China en su ecuación?

—Uno no puede pensar en el desarrollo de Ecuador excluyendo a China, pero China no es un país democrático. A mí me gustaría trabajar con sociedades democráticas, no con gobiernos totalitarios como (es también) el caso de Venezuela, que ha llevado a la miseria a sus ciudadanos.

China tiene un peso global tan grande que Ecuador no puede excluirse de una relación con ella, pero cuando hablo de democracia condeno lo que sucede en Venezuela. Porque Venezuela no tiene el peso de China, está en la región y Ecuador está sufriendo la crisis venezolana.

La Virgen giratoria

—Hace unos días sorprendió con una propuesta, diría insólita, que inundó las redes sociales: una Virgen del Panecillo giratoria. ¿Qué trataba de decir, fue una metáfora?

—Cuando un político habla con la sociedad escucha decir a los habitantes de los barrios del sur de Quito: tenemos tantos problemas que hasta la Virgen nos da la espalda.

Con la tecnología moderna no sería muy cara una plataforma giratoria. Pero no va a ser posible porque el arzobispo de Quito me ha hecho notar que guarda una relación teológica con la Basílica del Voto Nacional.

Pero un político tiene que escuchar también ese tipo de cosas. En mis dos campañas anteriores la población me decía que quiere un empleo. En esta, dicen: no he comido, necesito comer.

Las cifras oficiales señalan que cerca de 300.000 familias ecuatorianas, 1,2 millones de ecuatorianos, tienen hambre. Por eso nuestro programa fundamental será darles alimentos. Es decir, Carondelet (el palacio presidencial a los pies de la Virgen) debe mirar a los más pobres.


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