Covid-19

Wilson Calderón es un ecuatoriano de 40 años de edad, residenciado en Guayaquil, capital de la provincia de Guayas. Hoy, a más de 15 días de comenzar a sentir los síntomas de covid-19, se declara sobreviviente del virus surgido en Wuhan, China, en diciembre de 2019.

La ciudad, la segunda más importante después de Quito, registra 70% de los casos de coronavirus confirmados en la nación suramericana para este jueves. De las 8.225 personas contagiadas y 403 fallecidas, Guayas presenta 5.754 casos y 187 decesos.

«Soy un hombre afortunado (por recuperarse del covid-19). Yo creo en Dios. Él es el único que nos da la vida y nos dice hasta aquí llegó», manifestó el ciudadano ecuatoriano en entrevista telefónica con El Nacional.

El inicio del covid-19

Los síntomas comenzaron a manifestarse a finales de marzo, indicó Calderón. Quebranto, pérdida de la fuerza y picazón en la garganta fueron los primeros signos que de forma muy leve comenzó a presentar.

Aunque al principio lo asumió como un simple malestar, al pasar los días la preocupación por el covid-19 que aquejaba a la ciudadanía comenzó a preocuparlo.

«No le presté mucha atención y lo dejé pasar un día y después otro. Al tercer día, tenía el cuerpo decaído y fiebre interna, una fiebre que sientes que te quemas», relató.

A estos primeros síntomas se le sumaron la tos seca, moqueo nasal, cólicos estomacales y diarrea. Es allí cuándo aumenta la incertidumbre y, aunque el primer impulso es ir al hospital, opta por consultar a una médico de la familia, que presta sus servicios en el Hospital Los Ceibos, adscrito al Instituto Ecuatoriano del Seguro Social.

«Me dijo que eran son los síntomas del covid-19», dijo el guayaquileño.

Sin embargo, el miedo a la crítica situación que presenta el sistema de salud de su país le impidió dirigirse al hospital. Ya para ese momento se conocía la gran cantidad de pacientes que llegaban a abarrotados centros médicos y el número de fallecidos iban aumentado de manera alarmante.

Este miércoles, la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, reconoció que la ciudad no estaba preparada para el covid-19 y advirtió, de acuerdo con la reseña de AFP, que se quedó sin lugar para enfermos y muertos. «Hospitales y cementerios colapsaron cuando aún falta lo peor», dijo Viteri.

«No me fui a hospitalizar nunca porque me daba miedo; había rumores de que colocaban una inyección muy fuerte, las personas no aguantaban y les daba un infarto. Y en los hospitales la enfermedad estaba más, ir allá era ir a contagiarse más», expresó Calderón.

Ante este escenario, decidió tratarse con la médico familiar que le recetó paracetamol, eucalipto y malojillo. Las indicaciones eran una pastilla cada seis horas, tomar bastante agua y té con las hierbas medicinales, además de hacer nebulizaciones caseras.

Al asumir que eran los signos del covid-19 lo que estaba presentando, el temor aumentó; no obstante, el ecuatoriano trató en todo momento en mantener la calma. Esta decisión fue con la finalidad de dirigirse a algún centro de salud si se complicaba.

«Fue un susto terrible, porque por aquí cerca había gente que moría. Uno piensa en su familia, en sus hijos que todavía están pequeños, y uno quiere verlos crecer, que tengan sus estudios y trabajo», manifestó.

«Pero lo tomé con calma y eso ayuda bastante. Si uno se pone a preocuparse, a pensar que se va a morir, es peor. Uno se estresa, la enfermedad da más fuerte y de pronto no se levanta más», expresó el guayaquileño.

Calderón trabaja como chofer en una unidad de transporte público, por lo que no presta servicio desde que el presidente Lenín Moreno impuso el toque de queda el 16 de marzo.

Dado que el covid-19 es de tan fácil transmisión, no sabe cómo se contagió. «De pronto al salir a la tienda, a comprar el pan en la mañana, el mercado o la farmacia. Ya eso está en el ambiente», dijo.

Una cadena

Calderón fue la primera persona en presentar los síntomas en su casa. «Yo fui el primero en caer enfermo, a los dias cayó mi cuñado y después mi esposa», recordó. La única persona que hasta el día de hoy no presenta ningún síntomas, fue el hijo de su pareja, de 12 años de edad.

Para evitar que el adolescente se contagiara, recrudecieron las medidas de prevención. Aparte del tapabocas, los guantes y la desinfección de las áreas de la casa, separaron los cubiertos y platos del niño. Además, comenzaron a darle vitaminas para aumentar sus defensas.

«Hoy no tiene ningún síntoma y no quisiéramos que le diera, porque es algo fuerte, doloroso», precisó.

A su esposa y cuñado les duró entre tres y cinco días, mientras él presentó los signos, al menos, por una semana y media.

«A ellos se les fue quitando poco a poco, pero a mí me agarró más largo, por más de ocho días», indicó.

Pasados los primeros cinco días, empeoraron los signos de la enfermedad y llegaron a presentar leves problemas para respirar debido a la congestión nasal.

Un mayor decaimiento, y la pérdida del gusto y el olfato no se hicieron esperar. «Me puse un poco de perfume en la mascarilla que usaba y yo sentía que caía en mi cara el líquido del perfume, pero no tenía olfato para nada, no lo olía. La comida sin sabor, no sabía si estaba dulce o salada, pero nunca perdí el apetito», mencionó.

«Estuve bien mal. No quería ni levantarme, pedía que me ayudaran a alzar porque me cansaba de estar en la cama, pero era una debilidad grande. Esta enfermedad lo pone a uno débil, sin ánimos, sin ganas de levantarse, sin nada. Y da bastante sed porque era una fiebre interna terrible», subrayó Calderón.

Poco a poco y con el tratamiento, los síntomas fueron desapareciendo hasta dejarlo solo con leve tos seca. «Se fue quitando como a la semana y media, más o menos. Hace tres días -el lunes 13 de abril-, recién me levanté, que me sentí ya mucho mejor. Hoy aquí estoy, he sobrevivido; no me siento cansado, con fiebre o mal, me siento tranquilo de que ya soy yo mismo, como era antes», resaltó.

La expectativa

El escenario que ha generado el coronavirus en Ecuador, especialmente en Guayaquil, es uno que Calderón jamás se imaginó vivir.

«Lo tomaba como algo increíble, decía ‘no nos va a dar’. De un momento a otro caímos todos, el covid-19 de repente le da a cualquiera, así sea el más fuerte o alguien que tiene plata. Es algo de creer en Dios y no subestimarlo, a cualquiera le puede dar», indicó el guayaquileño, habitante del barrio El Suburbio, en el suroeste de la ciudad.

covid-19

Actualmente Calderón y sus familiares mantienen las medidas de precaución necesarias para evitar recaídas. Sin embargo, su principal preocupación es la extensión del toque de queda por un mes más.

Debido a la paralización de su trabajo, tiene un mes sin percibir un ingreso salarial. Pese a que el gobierno anunció ayudas para los más necesitados, su familia no salió beneficiada, por lo que no recibe ningún tipo de asistencia.

«Es duro porque no estamos trabajando. Yo pago arriendo, la comida y no tenemos un sueldo fijo para sustentarnos. Dentro de poco no habrá nada, la nevera y todo ya estará vacío», destacó.

Agregó que ante esta situación lo que le queda a los ciudadanos es organizarse y ayudarse unos a otros. «¿A dónde vamos a lamentarnos si no hay alguien que venga y verifique que si hay comida o no? No hay eso aquí», indicó.

No obstante, hizo un llamado al gobierno ecuatoriano para que se abocará a atender a la población necesitada. «De pronto, ellos tienen cómo sobrevivir, pero nosotros no. Ellos tienen que darse cuenta; pueden venir a los barrios, a los lugares y ver las necesidades del pueblo y ayudar», subrayó.

Calderón aseguró el escenario vivido hasta ahora ha sido muy difícil. Recordó casos de ciudadanos que murieron en medio de la pandemia. «A 10 cuadras de donde vivo, iban corriendo llevando un cadáver envuelto en sábanas. La señora que grabó el video, le gritaba que lo llevarán más despacio porque lo iban golpeando, el hombre se les cayó en el piso y ellos se fueron y los dejaron ahí», relató.

«Es algo que te da como sentimiento, aparte de pena. ¿Dónde estamos? ¿A dónde hemos llegado?», se preguntó.

Hoy espera que cuando la emergencia del covid-19 pase, la sociedad sea más unida. «Esperamos que haya cambio, que la delincuencia y las muertes disminuyan. Esto ha sido para reflexionar, para que todo el mundo doble rodillas, ore y pida a Dios que no vuelva a suceder, que no se repita», expresó.

El guayaquileño también envió un mensaje a los venezolanos que subestiman el covid-19 y no acatan las medidas de prevención recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. «Así empecé yo, en no creerlo al principio, no encerrarme en la casa y pensar que era para molestar, pero no, luego que me dio a mí y, gracias a Dios, pude sobrevivir. Hagan caso, quédense en casa, cumplan con la cuarentena», enfatizó.

@evbp11


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