Constitución
Foto EFE

El gobierno y la oposición de Chile buscan un acuerdo sobre la fórmula para redactar una nueva Constitución que calme el estallido social que vive el país desde casi hace un mes. Sin embargo, las posturas se encuentran aún distantes y las protestas no dan tregua.

Diputados oficialistas y opositores llevan reunidos desde el miércoles para conseguir una salida política a la crisis, la más grave desde el retorno de la democracia, y responder, así, a uno de los principales clamores de los manifestantes, que culpan a la actual carta magna de ser el origen de la grandes desigualdades del país.

Aprobada en 1980 en un cuestionado referéndum y en plena dictadura de Augusto Pinochet, la Ley Fundamental le concedió al Estado un papel subsidiario en la provisión de recursos básicos como la salud, la educación o las pensiones, lo que favoreció su privatización.

El gobierno, que al principio de la crisis se mostró muy reacio, se abrió finalmente el domingo a un proceso constituyente, pero rechaza la convocatoria de un plebiscito previo sobre los temas y una Asamblea Constituyente, la fórmula que pide la oposición y la mayoría de los manifestantes.

De Congreso Constituyente a Convención Constituyente

En un primer momento, el gobierno propuso lo que llamó un Congreso Constituyente, es decir, que sean los actuales parlamentarios los que redacten el nuevo texto y que este sea luego ratificado en referéndum.

Pero dado el alto nivel de descrédito que tienen los diputados, la coalición gubernamental Chile Vamos llevó este jueves una nueva propuesta a la mesa de negociación: una Convención Constituyente, integrada a partes iguales por los actuales diputados y ciudadanos electos.

«Los sectores más duros de la derecha se están imponiendo con una propuesta profundamente antidemocrática. Nosotros hemos propuesto que sea la ciudadanía la que decida a través de un plebiscito el mecanismo para elaborar una nueva Constitución», dijo el jueves el presidente del opositor Partido Socialista, Álvaro Elizalde.

Para el catedrático de la Universidad de Utrecht, de Holanda, y de la Universidad de Diego Portales, de Chile, Javier Couso, se trata de una gran cesión por parte de la derecha, dado su histórico rechazo a tocar la carta magna y teniendo en cuenta que hace unos días se negaba a un proceso constituyente.

«Hay rumores que indican que incluso Chile Vamos estaría dispuesto a aceptar un referéndum habilitante de entrada para que los ciudadanos elijan si quieren cambiar la Constitución y a través de qué mecanismo, algo que sería histórico», aseguró a Efe el experto.

«Estamos en tiempo de descuento y en la calle hay mucha sed de voto», advirtió Couso. El estallido social está a punto de cumplir un mes y miles de personas se manifiestan para conmemorar el primer aniversario del asesinato a manos de la policía de un joven indígena mapuche que en su momento generó múltiples protestas.

La Constitución de Chile se ha reformado más de 40 veces en los últimos años, pero ningún gobierno ha conseguido cambiar su esencia neoliberal por las altos cuotas parlamentarias que se requieren. La ex presidenta Michelle Bachelet intentó un fallido proceso constituyente durante su segundo mandato.

Las multitudinarias protestas, que se iniciaron el 18 de octubre por la subida del precio de pasaje de Metro y se convirtieron luego en un clamor contra el gobierno y el desigual modelo económico heredado de la dictadura, son en su mayoría pacíficas.

Aunque también ha habido duros enfrentamientos entre manifestantes y agentes, saqueos y destrucción del mobiliario público.

La crisis se ha cobrado la vida de al menos 22 personas y miles de heridos y detenidos, además de denuncias de abuso policial y torturas.


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