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Facilitar la devolución de los bienes expoliados a los judíos por la Alemania nazi y presentes en las colecciones públicas es el objetivo de una ley debatida desde este martes en Francia, que busca poner fin al caso por caso.

«Identificar y recuperar estos bienes culturales y devolverlos a sus legítimos propietarios es hoy una labor de justicia, pero también de memoria» para sus descendientes, declaró la ministra de Cultura, Rima Abdul Malak.

El objetivo del proyecto de ley es fijar un marco para retirar bienes de los museos y devolverlos a sus legítimos propietarios o a sus derechohabientes, sin tener que recurrir a una legislación propia como en muchos de los casos.

A inicios de 2022, el Parlamento tuvo que autorizar por ejemplo la devolución de 15 obras de arte, entre ellas cuadros de Gustav Klimt y Marc Chagall, un primer paso para la entonces ministra de Cultura Roselyne Bachelot.

Después de su paso por el Senado (cámara alta) a partir de este martes, el proyecto, que cuenta con un amplio consenso, tendrá que aprobarse también en la Asamblea Nacional (cámara baja) antes de su entrada en vigor.

Cien mil obras de arte se incautaron en Francia durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), según el ministerio de Cultura. 60.000 se hallaron en Alemania y fueron repatriadas. De estas, 45.000 se devolvieron a sus propietarios.

Unas 2.200 pasaron a los Museos Nacionales de Recuperación (MNR), pero el resto, unas 13.000, fueron vendidas por el Estado a inicios de los años 1950, por lo que muchas obras expoliadas acabaron en el mercado.

Para facilitar las restituciones, el proyecto de ley plantea una derogación al principio de inalienabilidad de las colecciones públicas, por lo que las obras podrían abandonarlas tras un dictamen de una comisión especializada.

La futura legislación permite también a las víctimas negociar soluciones diferentes a la devolución y abre la puerta a los museos privados para que se sumen a esta iniciativa que afecta a los fondos públicos.

Política de reparación

La compleja restitución de las obras de arte y de otros objetivos expoliados a los judíos por la Alemania nazi se aceleró en el mundo a partir de los años 1990 y la Declaración de Washington en 1998.

Pero de las 650.000 obras robadas, 100.000 no se habían devuelto aún en 2009, según las cifras publicadas durante una conferencia internacional en República Checa, donde se confirmaron estos esfuerzos en la Declaración de Terezín.

En Francia, el presidente centrista, Emmanuel Macron, impulsó desde su llegada al poder en 2017 un trabajo de memoria y una política de restitución, sobre todo de bienes expoliados en África durante la colonización.

El Senado debe examinar además en junio una proposición de ley para crear un marco general para la devolución de «restos humanos» en colecciones públicas, como las cabezas de maoríes devueltas en 2010 a Nueva Zelanda.

Pero Francia es también objeto de críticas, sobre todo de países latinoamericanos, por no impedir la subasta de objetos prehispánicos que estos consideran como un patrimonio cultural sustraído de forma irregular.

Las casas de remates consideran no obstante legal la venta de estos objetos procedentes de coleccionistas privados. Varios diputados franceses llevaron a una de estas subastas ante la Fiscalía de París en abril.


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