Tres países se sumaron este sábado a la danza de las elecciones europeas, seguidos por una veintena el domingo, para escoger los nuevos miembros del Parlamento del bloque en comicios en que se prevé un fortalecimiento de los partidos antisistema y de extrema derecha. ¿Cuál será la extensión de este fortalecimiento? ¿Cuál será su impacto en el equilibrio de fuerzas del poder legislativo europeo? ¿Qué consecuencias tendrá para la carrera hacia los puestos clave?

Una elevada tasa de abstención entre los 427 millones de electores no está fuera de los escenarios contemplados. El interés en estas elecciones no ha cesado de caer en las últimas décadas, aun si los eurodiputados han aumentado considerablemente sus prerrogativas.

Los británicos y los holandeses dieron el puntapié inicial el jueves, seguidos por los irlandeses y los checos. Estos últimos votaron a lo largo de dos días, y este sábado fueron secundados por letones, malteses y eslovacos. Los 21 países restantes tendrán su turno el domingo. Así, los resultados oficiales se sabrán el domingo por la noche, cuando se haya completado el ciclo de elecciones en los 28 países de la unión.

En Reino Unido, donde no hubo otra salida que organizar la votación ante la postergación de la fecha límite para el Brexit, esta elección ha sido claramente eclipsada por las turbulencias en el seno del gobierno conservador.

Luego de una interminable serie de marchas y contramarchas, la primera ministra Theresa May terminó por anunciar, entre lágrimas, que dejará el poder el 7 de junio, al fracasar en su intento de retirar ordenadamente al Reino Unido de la UE.

Sorpresa holandesa

En Holanda, la elección del jueves reservó la primera sorpresa, pues los proyecciones sitúan a los laboristas de Frans Timmermans por delante de los liberales y de los populistas. Timmermans es, además, candidato a sustituir a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea. En Irlanda, el partido proeuropeo del primer ministro Leo Varadkar también aparecía al frente de los sondeos a pie de urna luego de las elecciones del viernes.

«La ola verde se abatió sobre las costas irlandesas» reaccionó Bas Eickhut, candidato ecologista a la presidencia de la Comisión Europea, que se mostró satisfecho por los resultados previstos según los sondeos para los ecologistas en ese país.

Considerado en el ámbito continental, el conjunto de las llamadas fuerzas euroescépticas y nacionalistas deberían, de cualquier forma, experimentar un fortalecimiento en el Parlamento Europeo, de acuerdo con las proyecciones.

En este Parlamento actúan 751 eurodiputados, por un mandato de cinco años, quienes tienen un papel central en la elaboración de las leyes europeas.

En Italia, la Liga del ministro del interior Matteo Salvini, con su discurso marcadamente hostil a los inmigrantes y a las instituciones europeas en general, podría ampliar su representación con varias nuevas bancas.

Marine Le Pen, líder de la extrema derecha en Francia, aparece a la cabeza de las intenciones de voto, por delante de los esfuerzos del presidente Emmanuel Macron. La alianza que une la Liga de Salvini y la Agrupación Nacional de Le Pen cuenta con 36 legisladores en el Parlamento Europeo, pero en estas elecciones aspira a llegar a los 60 representantes.

En tanto, el grupo populista EFDD, donde el Movimiento Cinco Estrellas italiano espera atraer al nuevo partido del británico pro-Brexit Nigel Farage, también debe crecer.

Preocupación

Pero aun si se cuentan las plazas del grupo ECR, donde se instalan los conservadores británicos y los polacos del partido PiS en el poder en Varsovia, las fuerzas euroescépticas y eurófobas aún están lejos de conseguir una mayoría en el Parlamento. Además, esa alianza no esconde ciertas profundas divergencias, como por ejemplo la actitud en relación con Rusia.

Los sondeos indican que estas elecciones deberán marcar el fin de la división entre los demócratas cristianos del PPE y los socialdemócratas, que dominan el conjunto del Parlamento Europeo desde 1979. Estos dos grupos ya no deberán reunir juntos la mayoría de las bancas, y los liberales del grupo ALDE esperan consolidarse como la tercera fuerza del Parlamento, impulsados fundamentalmente por los legisladores franceses aliados de Macron.

Los juegos de recomposición de las alianzas en el Parlamento, donde los Verdes también aspiran a fortalecerse, serán cruciales para el destino de los puestos más importante de las instituciones del bloque.

«Nadie podrá ser presidente de la Comisión [en sustitución de Juncker] sin tener el apoyo de por lo menos 376 diputados europeos», recordó el portavoz de ese organismo, Jaume Duch. Jean-Claude Juncker lamentó por su parte que «los extremistas de derecha, los populistas de todo origen, sean seguidos en su razonamiento erróneo por partidos políticos tradicionales». Añadió que no quiere «un mundo que se caracterice por el rechazo al otro», en una entrevista este sábado con La Libre Belgique.


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