Chenda Chamreoun, de 30 años, de Camboya, está en proceso de abrir su negocio de banquetes - FOTO: Greta Rybus para The New York Times

Maine tiene muchas langostas. También tiene mucha gente mayor, que cada vez tiene menos voluntad y capacidad para pescar, limpiar y vender los crustáceos que constituyen una industria de mil millones de dólares para el Estado. Las compañías están recurriendo a trabajadores nacidos en el extranjero para cerrar la brecha.

“La gente nacida en Maine generalmente no busca trabajo en la manufactura, especialmente en la de alimentos”, dijo Ben Conniff, fundador de Luke’s Lobster. Los empleados de la planta procesadora de langosta de la empresa, en Saco, Maine, han sido principalmente inmigrantes desde su apertura en el 2013.

Maine tiene la población de mayor edad de todos los Estados de Estados Unidos, con un promedio de 45.1 años. A medida que Estados Unidos envejece, el Estado ofrece un anticipo del aspecto económicamente que podría tomar —y del papel crítico que probablemente desempeñarán los inmigrantes para llenar los vacíos en el mercado laboral que se crearán a medida que se jubilen los trabajadores nativos.

Los enormes flujos de inmigrantes que iniciaron en el 2022 han estado presionando los recursos estatales y locales en todo Estados Unidos y cobrando facturas políticas. Pero la afluencia también está impulsando el potencial de la economía estadounidense. Los patrones están logrando contratar rápidamente en parte debido a la oferta laboral entrante. La Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos también ha elevado sus proyecciones de crecimiento económico y de población para la próxima década en vista de la ola de recién llegados.

En Maine, las empresas están empezando a recurrir a inmigrantes para llenar huecos en las fábricas y en los oficios calificados. Los legisladores estatales están trabajando para crear una Oficina de Nuevos Estadounidenses para atraer e integrar inmigrantes a la fuerza laboral.

Las empresas privadas también se centran en el tema. Los fundadores de Luke’s Lobster iniciaron una iniciativa, Lift All Boats, en el 2022 para enseñar a las minorías y a otras personas ajenas a la industria cómo pescar langosta y cómo sortear el complejo proceso de concesión de licencias. Aproximadamente la mitad de los participantes nacieron en el extranjero.

Entre ellos se encontraba Chadai Gatembo, de 18 años, que llegó a Maine hace dos años de la República Democrática del Congo. Gatembo aprendió inglés, obtuvo permiso de trabajo y está a punto de graduarse de la preparatoria. Le gustaría asistir a la universidad, pero disfrutó aprendiendo a pescar langosta el verano pasado. Planea hacerlo nuevamente este año, considerando la posibilidad de algún día convertirse en un pescador de langostas de tiempo completo.

“Todos los inmigrantes, personas de diferentes países, se mudaron aquí en busca de oportunidades”, dijo Gatembo. “Tengo muchos intereses —la langosta es uno de ellos”.

Maine está viendo un aumento en la inmigración. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que Estados Unidos añadió 3.3 millones de inmigrantes el año pasado y sumará otros 3.3 millones en el 2024, comparado con los 900 mil habituales en los años previos a la pandemia.

Ernie Tedeschi, investigador en la Facultad de Derecho de Yale, estima que la fuerza laboral estadounidense habría disminuido en aproximadamente 1.2 millones de personas del 2019 a fines del 2023 debido al envejecimiento de la población, pero la inmigración le ha permitido crecer en 2 millones.

Hay mucha incertidumbre. Nadie sabe cuánto durarán los grandes flujos de inmigración actuales. La economía también podría desacelerarse. Si eso sucediera, menos inmigrantes podrían querer venir a Estados Unidos, y los que lo hicieron podrían tener dificultades para encontrar trabajo.

En la planta de Luke’s Lobster, Conniff a menudo ha tenido dificultades para encontrar suficiente personal a lo largo de los años. Pero ha contratado a personas como Chenda Chamreoun, de 30 años, que llegó a Estados Unidos desde Camboya en el 2013 y ascendió desde limpiadora de langostas hasta supervisora de control de calidad mientras aprendía inglés.

Ahora ella está en el proceso de abrir su propio negocio de servicio de banquetes. Dijo que mudarse a Estados Unidos fue un desafío, pero le había enseñado a alcanzar sus objetivos.

“Tienes más habilidades de las que crees”, dijo.


 

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