Papa
Tiziana FABI / AFP

El papa Francisco lanzó el martes un órdago a los jóvenes, «especialmente a cuantos se sienten alejados o que desconfían de la Iglesia», para que «se dejen fascinar por Jesús». «Plantéenle sus inquietudes fundamentales», les ha invitado el santo padre. Ha sido con ocasión de la publicación de su mensaje para la 61 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el próximo 21 de abril.

Para el Papa, «el modo más seguro que tenemos para alimentar el deseo de felicidad que llevamos dentro» pasa por «escuchar la llamada divina», aunque no como «un deber impuesto desde afuera, incluso en nombre de un ideal religioso». «Nuestra vida se realiza y llega a su plenitud cuando descubrimos quiénes somos, cuáles son nuestras cualidades, en qué ámbitos podemos hacerlas fructificar, qué camino podemos recorrer para convertirnos en signos e instrumentos de amor, de acogida, de belleza y de paz», afirma el pontífice.

En su mensaje, Francisco muestra gratitud hacia «aquellos que han abrazado una llamada que implica toda su vida», donde incluye «a las madres y los padres que no anteponen sus propios intereses y no se dejan llevar por la corriente de un estilo superficial», a los que se involucran para «construir un mundo más justo» y «a quienes han acogido la llamada al sacerdocio ordenado y se dedican al anuncio del Evangelio».

Los diversos carismas y vocaciones suponen una «polifonía», según define el Pontífice, ya que «no somos islas encerradas en sí mismas, sino que somos partes del todo». «El Señor habla a nuestro corazón y quiere encontrarlo disponible, sincero y generoso», agrega.

Francisco se cuestiona a continuación «qué significa ser peregrino», y responde que es «estar ligeros, deshacerse de cargas inútiles, llevar consigo lo esencial y luchar cada día para que el cansancio, el miedo, la incertidumbre y las tinieblas no obstaculicen el camino iniciado». «El sentido de la peregrinación cristiana es precisamente este: nos ponemos en camino para descubrir el amor de Dios y, al mismo tiempo, para conocernos a nosotros mismos», remacha.

Evitar una Tercera Guerra Mundial

Para el Santo Padre, el propósito de toda vocación es «llegar a ser hombres y mujeres de esperanza» en un mundo marcado por lo que llama «desafíos epocales»: «El avance amenazador de una tercera guerra mundial a pedazos; las multitudes de migrantes que huyen de sus tierras en busca de un futuro mejor; el aumento constante del número de pobres», entre otros.

«¡Levántense! Despertémonos del sueño, salgamos de la indiferencia, abramos las rejas de la prisión en la que tantas veces nos encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de paz», concluye el Santo Padre, rememorando su mensaje de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa del pasado verano.


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