En la última sesión del Senado, y por primera vez en mucho tiempo, ambas bancadas actuaron de manera coordinada en el recinto | Foto: Cortesía

Mientras esperan que la elección de octubre confirme el resultado de las primarias en Argentina, en el kirchnerismo empiezan los preparativos para su llegada al Senado. Esta es la cámara que Cristina Fernández presidirá en caso de convertirse en vicepresidenta.

Esta consecuencia del armado institucional de Argentina, es la que les da pie a algunos sectores del kirchnerismo para considerar que, en el futuro reparto del poder que se avecina, la Cámara alta será de dominio exclusivo de la expresidenta.

El Senado

En ese sentido, en varios despachos ya se menciona el nombre de Oscar Parrilli, compañero incondicional de Cristina Kirchner y casi seguro senador a partir de diciembre, como posible presidente provisional del Senado y, por lo tanto, segundo en la línea sucesoria presidencial.

La elección de Parrilli suena lógica si se toma en cuenta la confianza que en él viene depositando Cristina Kirchner desde su segundo mandato en la Casa Rosada.

De hecho, el ex secretario general de la Presidencia, es hoy presidente del Instituto Patria, sede de la mesa de arena política del kirchnerismo.

Sin embargo, todavía hay legisladores peronistas que, en voz baja, por supuesto, manifiestan su resistencia a integrarse con el kirchnerismo bajo un mismo techo.

En la última sesión del Senado, y por primera vez en mucho tiempo, ambas bancadas actuaron de manera coordinada en el recinto.

No obstante, esa sintonía obedeció más al espanto que al amor. De hecho, muchos senadores peronistas hubiesen preferido no tener que sesionar hasta después del 27 de octubre.

Esa era la directiva que les había barajado Fernández poco más de dos semanas antes. Fue un intento por evitar errores no forzados que pudieran perjudicar lo que considera un casi seguro triunfo electoral.

Las señales son confusas incluso hacia el interior del kirchnerismo. Algunos legisladores ya dan por hecho que Cristina Kirchner tendrá el control del Senado y están repartiéndose cargos o juegan con nombres en puestos claves.

Pero, por otro lado, hay kirchneristas que sostienen que Cristina Fernàndez no tiene ambiciones de poder. Desestiman que se pueda convertir en un peso para Alberto Fernández.


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