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El primer canje de presos efectuado por Rusia y Ucrania desde que estallara la guerra en el Donbás en 2014 abre la vía no solo a una mejora de los lazos entre ambos países, sino también a que Moscú y Kiev vuelvan a la mesa de negociación para acabar con un conflicto en el que han muerto 13.000 personas.

El intercambio de prisioneros, 70 en total, que tuvo lugar este sábado ha abierto un resquicio de esperanza en Ucrania y en Rusia, pero también en el exterior, donde los líderes de la Unión Europea, Estados Unidos, Francia y Alemania celebraron el paso que dieron los presidentes Vladímir Putin y Volodímir Zelenski.

Durante cinco años apenas ha habido avances hacia una resolución del conflicto armado, en buena parte debido a la mala relación entre Putin y el antecesor de Zelenski, Petró Poroshenko, cuyo esfuerzo por acabar con la guerra han sido en vano ante la postura inamovible del inquilino del Kremlin.

El Protocolo de Minsk, firmado en 2014 entre Ucrania, Rusia y los rebeldes prorrusos, y los Acuerdos de Minsk, de 2015, forjados bajo la mediación de Francia y Alemania, se han quedado en papel mojado hasta ahora. Todos los intentos de obligar a Moscú y a Kiev a implementarlos y acabar con la guerra han sido infructuosos.

La llegada de Zelenski a la Presidencia dio pie a un giro

Hubo treguas; no perduraron. Hubo intercambios de presos, pero no entre Rusia y Ucrania, sino entre los rebeldes prorrusos y Kiev.

Fue necesario un cambio en la Presidencia de Ucrania para poder ver algunos rayos de luz en el frente y las relaciones con Rusia.

El 21 de julio entró en vigor un alto el fuego por tiempo indefinido en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. En Stanitsa Luhanska, donde existe el único corredor abierto en todo el frente de la provincia de Lugansk, se produjo la separación de las fuerzas.

Eso sí, pasarían meses hasta que Putin accediera a hablar con Zelenski, sin experiencia en política tras ejercer de cómico en una popular serie de televisión.

El Kremlin quería ver antes cómo se desenvuelve el nuevo presidente, quien tiene como máxima prioridad acabar con la guerra, recuperar los territorios ocupados y traer a casa a todos los prisioneros.

Putin ni siquiera lo felicitó por su victoria en las elecciones presidenciales y antes de que Zelenski incluso asumiera su cargo, decidió desafiar y conceder pasaportes a los prorrusos y posteriormente a todos los ucranianos que quisieran.

La primera llamada entre ambos se produjo finalmente el 11 de julio. La segunda, el 7 de agosto. Por fin, los presidentes de dos países vecinos, profundamente enfrentados, conversaron. Lo hicieron del Donbás y del regreso de los presos a sus respectivos hogares.

El canje de prisioneros causa optimismo en Moscú y Kiev

«Un primer paso», decía Zelenski sobre el intercambio de los detenidos del sábado cuando se le preguntó sobre si el cambio permitirá mejorar las relaciones entre Ucrania y Rusia.

«Una señal positiva», se replicaba desde la capital rusa.

Y Putin dijo en vísperas del canje que este sería «un gran paso adelante hacia la normalización de las relaciones» con Ucrania.

Es esta afirmación del presidente ruso la que permite pensar, con toda la cautela del mundo, que quizás las relaciones entre ambos países puedan mejorar a partir de ahora.

Propio de quien no tiene nada que perder y con el ánimo luchador aún intacto de un presidente con poco más de tres meses en el cargo. Por su parte, Zelenski ha decidido apostar fuertemente por resolver el conflicto.

Para él, el canje de prisioneros ha sido un gran logro, pero sabe que el camino hacia su objetivo está lleno de espinas.

Putin, a su vez, ha hecho un gesto que hace poco era impensable.

Esperanzas para una próxima cumbre de líderes

De ahí que el intercambio de prisioneros también puede dar un impulso a las estancadas negociaciones de paz.

Putin y Zelenski han subrayado en las últimas horas la importancia de que todas las partes apliquen por fin los Acuerdos de Minsk y se reaviva el diálogo del cuarteto de Normandía (Alemania, Francia, Ucrania y Rusia).

París y Berlín trabajan desde hace meses fuertemente con ambas partes para organizar una próxima cumbre de líderes.

Por el momento, Putin prefiere que continúen los trabajos preparatorios para que en la cita pueda haber resultados tangibles. Esto, luego de un traslado a Zelenski en una llamada tras el canje.

A la espera de que la cumbre se produzca, Zelenski ha prometido trabajar por lograr el retorno de «todos» los prisioneros, la separación de las fuerzas en dos fases y un alto el fuego completo.


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