Cámara

El nuevo presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy, pasó este lunes la primera prueba de su capacidad para liderar el alborotado recinto legislativo, tras la aprobación de un paquete de reglas que determina cómo gobernarán los republicanos.

McCarthy solo podía darse el lujo de perder a cuatro de sus legisladores como máximo, con todos los demócratas votando en contra del paquete reglamentario, pero fue aprobado por 220 votos contra 213, con un voto republicano en contra.

La votación vespertina sobre el plan, descrito por el demócrata Jim McGovern como una «nota de rescate de la extrema derecha para Estados Unidos», se produjo inmediatamente después de una de las semanas más turbulentas en la Cámara baja del Congreso estadounidense.

Los legisladores casi llegan a las manos en la nueva legislatura de esta cámara controlada por los republicanos luego de que McCarthy se viera obligado a pasar por 15 rondas de votación durante 4 días para superar un bloqueo de la extrema derecha a su candidatura.

«Washington está roto»

«En el corazón de toda esta discusión de la semana pasada estuvo muy claro, al menos desde nuestro lado, que Washington está roto», dijo justo al abrirse el debate el líder de la mayoría entrante y segundo a bordo de McCarthy, Steve Scalise.

«Y no solo Washington está roto, sino que también el modo en que esta Cámara ha estado funcionando en los últimos años no ha sido diseñado para abordar los problemas de la gente de este país», añadió.

Los demócratas se quejan de que lo acordado reduce severamente la autoridad del ‘speaker’ -presidente de la Cámara baja-, el principal legislador de Washington, y han cedido una cantidad de poder poco saludable a los republicanos más extremistas.

El paquete de reglas escrito en 55 páginas establece las prioridades republicanas para el resto del mandato del presidente demócrata Joe Biden -quien asumió en enero de 2021- y los procedimientos que adoptarán para dirigir la Cámara.

Una de las principales medidas es la creación de un panel para investigar «el uso del gobierno como arma» que se espera esté enfocado en las investigaciones del Departamento de Justicia al expresidente Donald Trump.

Buena parte del paquete trata de la habitual política conservadora, como una disposición para que legisladores cubran los aumentos del gasto con recortes y no con nuevos impuestos.

Pero también permite que un solo miembro de cualquier partido fuerce una votación para expulsar al presidente de la Cámara, una póliza que el ala derecha usará para mantener a raya a McCarthy.

Además, el paquete requiere que la Cámara incorpore una votación al final del lunes sobre la cancelación de más de 70.000 millones de dólares en fondos adicionales acordados para el Internal Revenue Service (IRS), la agencia tributaria estadounidense.

Sin embargo, esa derogación no tiene posibilidad de ser aprobada por un Senado liderado por demócratas.

«Todo» sobre la mesa

Un archivo adjunto de tres páginas de acuerdos paralelos que, según informes, McCarthy negoció en secreto con el ultraconservador House Freedom Caucus preocupa a los demócratas y algunos republicanos moderados.

Según medios estadounidenses, las concesiones más controvertidas de McCarthy incluyen asumir un presupuesto de 10 años que congela el gasto a niveles de 2022, lo que significaría un recorte de fondos para las agencias federales, y una disminución de 10% en el gasto destinado a defensa.

Jim Jordan, aliado de McCarthy y parte del liderazgo de Freedom Caucus, le dijo a Fox News que «todo tiene que estar sobre la mesa», incluida la financiación para la lucha de Ucrania contra la invasión rusa.

«Francamente, será mejor que también miremos el dinero que enviamos a Ucrania y digamos: ‘¿Cómo podemos gastar mejor el dinero para proteger a Estados Unidos?'», alegó Jordan.

Estos recortes son en gran medida simbólicos, ya que es probable que mueran al llegar al Senado, bajo control demócrata.

La Cámara alta puede escribir su propia versión de la mayor parte de la legislación de la instancia si plantea objeciones, lo que desencadena conversaciones de compromiso entre los dos recintos del Congreso.

Según los medios, McCarthy también acordó dar al Freedom Caucus una gran influencia sobre el manejo diario de la legislación, cediendo efectivamente poderes de liderazgo significativos a una franja de extrema derecha.


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