La economía de Estados Unidos cerró el primer trimestre del año con un descenso anualizado de 5%, la mayor caída de la actividad en el país desde la crisis financiera de 2008, por el impacto de la pandemia del coronavirus en el gasto privado, las exportaciones y el hundimiento de inversiones de capital privado.

En su tercer y último reporte sobre la evolución del producto interior bruto entre enero y marzo, publicado este jueves, el Departamento de Comercio estadounidense mantuvo su anterior cálculo de una tasa anual de 5%, una disminución mayor que la caída de 4,8% estimada hace dos meses en su primer análisis.

Este último informe confirma que Estados Unidos se ha anotado su mayor descenso trimestral desde el derrumbe de 8,4% en el cuarto trimestre de 2008, registrado durante la Gran Recesión.

Aunque el primer trimestre del año ya refleja parte del impacto de la crisis desencadenada por el coronavirus, los economistas apuntan al segundo trimestre como el período en el que se verá en toda su magnitud, con una contracción estimada de la economía que podría rondar el 30 % anual.

De hecho, uno de los asesores económicos de la Casa Blanca, Kevin Hassett, pronosticó hace unas semanas que la caída del PIB de Estados Unidos será entre abril y junio la peor desde la Gran Depresión (1929-1939) por las medidas de confinamiento y las restricciones de movilidad para contener la expansión del virus, que ha dejado más de 2,3 millones de contagios confirmados y 120.000 muertos por el covid-19.

La pandemia obligó entonces a miles de empresas en Estados Unidos a cerrar o restringir severamente sus actividades para frenar la propagación del virus, lo que llevó el índice de empleo a 14,7%, una cifra récord, aunque ahora se encuentra en 13,3%.

Prueba de ello es que en las últimas 14 semanas, desde el comienzo de la reclusión, las prestaciones de desempleo en el país se mantuvieron por encima de 1 millón semanal.

Así, cerca de 1 millón y medio de personas perdieron sus trabajos y pidieron las prestaciones por desempleo la semana pasada en Estados Unidos, aunque el número total de beneficiarios de ese subsidio bajó de los 20 millones por primera vez en dos meses, informó este jueves el gobierno.

Las cifras del Departamento de Trabajo señalan que las solicitudes semanales de ayudas por desempleo ascendieron a 1,48 millones, unas 60.000 menos que la semana anterior.

Estas cifras suponen una mala noticia respecto a la evolución del desempleo, pues los economistas privados esperaban una subida muy inferior, hasta 1,32 millones de solicitudes.

«El peligro ahora es que los reclamos de subsidio de desempleo crezcan en estados donde las infecciones aumentan rápidamente y las personas comienzan a mantenerse alejadas de los restaurantes y centros comerciales», dijo Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics, a la cadena de televisión estadounidense CNBC.

La reapertura parcial de la actividad económica en el país ha mejorado los niveles de contrataciones, pero el registro de máximos en número de casos en varios estados del país en los últimos días puede provocar que las autoridades fortalezcan las medidas de prevención y la actividad vuelva a estancarse.

La evolución de la economía estadounidense en la segunda mitad del año, período en el que el gobierno tiene la confianza de recuperar parte del terreno perdido durante los últimos meses, dependerá de la intensidad de una segunda posible oleada de casos del covid-19 y su efecto en la actividad.

La realidad es que el contexto para Estados Unidos no es positivo, por lo que el Fondo Monetario Internacional calculó este miércoles que la economía estadounidense caerá 8% este año, casi dos puntos más que el 6,1% que preveía hace tan solo tres meses.

De cara a 2021, esa institución multilateral espera que Estados Unidos registre un crecimiento de 4,8%, una cifra prometedora pero insuficiente para una recuperación total de la actividad económica del país.


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