Foto cortesía

La vicepresidenta electa de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, fue quien decidió que el escenario de la victoria del Frente de Todos quedara reservado al kirchnerismo duro.

En el búnker de Chacarita, los máximos dirigentes estaban expectantes, escuchando el discurso de Mauricio Macri. Esperaban a que terminara para copar el escenario y dar un doble mensaje: festejo y apelación al diálogo.

Tras bambalinas estaban los gobernadores Omar Perotti, Juan Manzur y Sergio Uñac, los pilares de la campaña de Alberto Fernández y clave de su respaldo federal. Junto a ellos estaban otros candidatos del interior y de la ciudad de Buenos Aires, incluido Matías Lammens.

Cuando estaban por subir al escenario, prevaleció la decisión de Cristina Kirchner de que solo iban a compartir la foto de la victoria los referentes bonaerenses, dijeron a La Nación fuentes que presenciaron la escena.

El propio Mariano Recalde quedó fuera del escenario y se tuvo que conformar con mirar el discurso por televisión, en las oficinas de Kicillof.

Así, se exhibieron sobre el escenario, además de Alberto Fernández y la propia Cristina, Axel Kicillof y un puñado de referentes de La Cámpora como Máximo, Eduardo de Pedro o Andrés «Cuervo» Larroque; el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

Por el lado de Alberto, estaban su hijo, Estanislao, y su pareja, Fabiola Yáñez. Completaron el escenario los massistas Mirta Tundis, Cecilia Moreau y Carlos Selva; la intendente, Verónica Magario; Luana Volnovich, diputada nacional e integrante de La Cámpora; Leonardo Grosso, diputado nacional de Red por Argentina y referente del Movimiento Evita, y Vanesa Siley.

Si la política se mueve por el lenguaje de los gestos, una buena lectura del escenario permite colegir por dónde pasa la centralidad del poder en el gobierno electo.

Si bien la actividad se centró al mediodía en las oficinas de Alberto Fernández, luego de la reunión que mantuvo con Mauricio Macri, el presidente electo conversó varias veces por la mañana con Cristina Kirchner, dijeron sus colaboradores. El Instituto Patria, sede de la ex presidente cuando trabaja desde Buenos Aires, estuvo tranquilo.

Por la tarde, el presidente y la vicepresidente electos se reunieron, esta vez cara a cara, para hablar de lo ocurrido por la mañana y la transición de 43 días.

Cerca de Cristina Kirchner explicaron que «siempre se habló de un gobierno de ellos dos, pero en el día a día Alberto Fernández va a ser quien tome la decisiones, si no es imposible llevar adelante el país».

La ex presidente de todos modos es fuente de consulta permanente, sobre todo en los movimientos estratégicos del futuro gobierno.

No se espera que en lo inmediato se hagan públicos los nombres del futuro gabinete de Fernández, al menos no oficialmente, para evitar filtraciones que desgasten a los elegidos.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández volverán a reunirse antes del viernes, cuando la ex presidente tiene previsto viajar a Cuba, donde se encuentra su hija Florencia, bajo tratamiento médico.

El viaje se extenderá del primero al 11 de noviembre. El pedido a la justicia para viajar fue presentado ayer por el abogado Carlos Beraldi ante los tribunales orales federales 2 y 7.

Este será el séptimo viaje de la ex mandataria para ver a su hija. Cristina Kirchner está libre por sus fueros como senadora nacional.

Por: Hernán Cappiello


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