Debido a las estrictas leyes contra la difamación, decir la verdad puede ser un delito en Corea del Sur. Una oficinista de Seúl acabó de denunciar ante la policía que había sido violada cuando su agresor contraatacó con una contra demanda.

«Presentó querella tras querella contra mí, acusándome de difamación, de insultos, de perjurio, de intimidación e incluso de acoso sexual», explicó  la mujer que sufrió el ataque. Su agresor acabó siendo condenado a dos años de cárcel por violación y todas las demandas contra la mujer coreana fueron archivadas.

Estos casos son comunes en Corea del Sur, donde una persona puede ser juzgada, incluso si ha dicho la verdad, por manchar la reputación de otra. Un número creciente de presuntos agresores sexuales usan el sistema para obligar a las víctimas a callar o retractarse.

De acuerdo con datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, 52% de las víctimas de asesinato en Corea del Sur son mujeres. »Todo el sistema tiene un efecto paralizador sobre las mujeres», dice Seo Hye-Jin, de la Asociación de Abogadas Coreanas. 

Un panel de la ONU sobre la igualdad entre sexos llamó recientemente al gobierno a revisar su definición de violación y a proteger a las víctimas de falsas denuncias de difamación.


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