Es una tercera opción al entierro tradicional o la cremación: una nueva ley del estado de Washington permitirá que los difuntos sean transformados en compost y que literalmente vuelvan a la tierra. La ley, la primera de este tipo en Estados Unidos, autoriza una “reducción natural orgánica”, es decir una “conversión contenida y acelerada de restos humanos en tierra”.

Fue aprobada a finales de abril por el legislativo de ese estado progresista y este martes la sancionó el gobernador Jay Inslee, que, con un mensaje centrado en la ecología, busca ser el candidato demócrata en las presidenciales de 2020. La ley entrará en vigor en mayo del año próximo.

El proceso de compostaje “ofrece una alternativa al embalsamamiento y entierro o cremación. Es natural, segura, sostenible, y resultará en un ahorro significativo de emisiones de CO2 y en el uso de la tierra”, explicó Katrina Spade, una de las promotoras del proyecto de ley. La joven se apasionó por estas alternativas hace 10 años y creó la firma Recompose en Seattle, que desarrolló un proceso de compostaje humano que está casi listo para ser comercializado.

El proceso se centra en acelerar la descomposición natural del cuerpo, que es colocado en un contenedor, que sirve de ataúd para el funeral. Allí se coloca con paja, virutas de madera y alfalfa, y se crean las condiciones perfectas de humedad y oxigenación para que las bacterias hagan su trabajo.

“Todo, incluyendo los dientes y huesos, se convierte en compost”, escribió Recompose, que durante 30 días monitoriza el proceso de decomposición, que incluye la búsqueda y extracción de materiales no orgánicos, como un marcapasos o un implante dental. Las familias reciben un metro cúbico de un material “muy parecido a una tierra vegetal que se compra en un vivero”. La cantidad equivale a unas dos carretillas, que se pueden esparcir por sus jardines o incluso usar para plantar un árbol en honor del fallecido.  


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