Un colombiano murió y otro más resultó herido durante las protestas sociales contra la desigualdad en Chile. Así lo confirmó este lunes el Ministerio de Relaciones Exteriores del país andino.
La Cancillería indicó en un boletín que el consulado de Colombia en Santiago «ha tenido conocimiento de los casos de dos colombianos, uno que lamentablemente falleció y el segundo que denunció haber sido golpeado».
«El consulado se ha comunicado con las autoridades locales para conocer las características y detalles de los dos casos, así como los datos de contacto de familiares con el fin de prestar la asistencia necesaria en cada uno», agregó la información, en la que no se precisaron los nombres del fallecido ni del herido.
Las autoridades de la nación andina tampoco han logrado comunicarse ni con los familiares ni con los allegados de los dos colombianos.
Entre los fallecidos está también el joven ecuatoriano Romario Wladimir Veloz Cortez, de 26 años de edad y oriundo de Quito, que murió en las protestas ocurridas en La Serena, capital de la región de Coquimbo.
Radicalización de las protestas
Las protestas, que comenzaron el lunes pasado, se radicalizaron y ya han muerto al menos 11 personas, hay centenares de heridos y más de 1.500 detenidos por actos vandálicos contra servicios públicos como el Metro de la capital chilena y contra comercios, con daños valorados en cientos de millones de dólares.
Las manifestaciones comenzaron por el aumento del precio del Metro de Santiago que después fue anulado, pero han continuado durante todo el fin de semana al aglutinar el descontento social por la desigualdad social, las bajas pensiones, el costo de la educación universitaria y la calidad de los servicios de salud, entre otros aspectos.
El domingo, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, dijo que el país está «en guerra contra un enemigo poderoso e implacable», en relación a los grupos violentos que han sumido al país en un estado de emergencia.
Santiago se despertó este lunes «en calma» en la primera jornada laboral desde que se radicalizaron las protestas sociales.
La capital de Chile solo cuenta con una línea de Metro abierta y servicios de autobuses subsidiarios para tratar de que los ciudadanos acudan a sus trabajos con normalidad.