Gobierno de Petro

La que ha sido hasta ahora la semana más crítica para el gobierno del presidente Gustavo Petro se cierra con la salida forzada de su jefa de Gabinete, Laura Sarabia, y de su embajador en Caracas, Armando Benedetti, dos de las personas de mayor confianza para el jefe de Estado.

Los efectos de esta crisis en el primer anillo del Presidente —que se desató por el uso del polígrafo con una empleada de Sarabia sospechosa de un robo de plata en su casa y que ya va en una investigación por chuzadas ilegales que salpica a la Dijín de la Policía— se sentirán con más fuerza en cuatro escenarios: el trabajo en la Casa de Nariño, la agenda que cursa en el Congreso, las elecciones de octubre y las relaciones con Venezuela.

El Ejecutivo se enfrenta a un desafío que no da espera: ¿cómo reconstruir los lazos de confianza que deben existir entre los funcionarios que dirigen la marcha del Estado? Si bien la decisión de prescindir de Sarabia y Benedetti (que eran equipo incluso antes del llegar al gobierno y que terminaron duramente enfrentados) le quita ruidos por ahora al Ejecutivo, las heridas están abiertas.

No solo porque ambos aún deben responder a las investigaciones de los entes de control, sino porque el enfrentamiento sacó a la luz una serie de acusaciones mutuas que dejan en evidencia un equipo de gobierno roto y en el que prima la desconfianza.

El pantallazo del intercambio de mensajes de texto entre el Presidente y el embajador Benedetti, publicado por este último —por error o intencionalmente— y en el que señala a Sarabia de ser la persona que divulgó sus irregulares viajes a Estados Unidos, donde no tiene ninguna función, así lo demuestran: “Yo estoy callado”, le dice al Presidente ante su orden de guardar silencio mientras “se solucionan las cosas”. “¡Es Laura!”, acusa.

No se conoce por qué Benedetti decidió tomar pantallazos de una conversación privada con su jefe, el Presidente. Pero ya antes había filtrado otro de una conversación con la misma Sarabia.

El hecho es que el dirigente político protagonizó un clásico episodio de ‘fuego amigo’ contra quien fuera por siete años su protegida, y a quien felicitó en estos términos cuando llegó a la Casa de Nariño, en agosto pasado: “Ella también es mi hija”. Ahora, en confrontación, la entonces jefa de Gabinete lo acusó de estar detrás de la filtración que permitió que el país se enterara del sometimiento de una prueba de polígrafo a Marelbys Meza para establecer si ella era responsable de la desaparición de una maleta con dinero que tenía en su casa.

Gobierno de Petro
Foto: El Tiempo

Sarabia dijo que eran dólares. Ha hablado de 4.000 y de 7.000. No más. “Son 150 millones de pesos”, azuzó Benedetti. ¿Cómo moverse en un espacio en donde a diario se toman decisiones tan trascendentales que impactan la vida de todos los colombianos si dos de las personas que conformaban el primer anillo del primer mandatario rivalizan así?

“El escándalo no ha terminado, pero ya dejó un ambiente muy enrarecido”, dice Yann Basset, PhD, de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticos de la Universidad del Rosario. “Laura Sarabia había logrado controlar un poco la agenda en la Casa de Nariño, con su intempestiva salida la desorganización se puede imponer”, agrega.

Escándalo en el gobierno de Petro

Este docente dice, además, que la manera caótica del manejo de la agenda legislativa desde Palacio aumentará. En efecto, desde que el presidente sepultó la coalición de gobierno, la oposición en el Legislativo se ha hecho sentir. El gobierno y el Pacto hablan de una ‘operación tortuga’: las sillas vacías en las comisiones parlamentarias se han vuelto una escena habitual, el levantamiento de los debates por falta de quórum también. Los congresistas, por su parte, responden que todo obedece a la desorganización legislativa promovida desde el Ejecutivo.

Esto ocurre, en buena medida, porque el motor del congreso era el senador Roy Barreras. Desde su partida hasta ahora no se ha elegido una figura capaz de tomar las riendas que él sujetaba. Y para completar, a los parlamentarios de la oposición se les apareció esta crisis de la que ya tomaron nota. Al día de hoy despierta más emoción la citación a la Cámara de Representantes este miércoles a Laura Sarabia (en veremos, tras su salida) que la discusión de los proyectos de interés del presidente Petro.

“El impacto de esta crisis es demoledor”, dice el senador Ariel Ávila, del Partido Alianza Verde. “Desde que el presidente Petro decretó por Twitter el fin de la coalición, eso ha llevado a una parálisis del Congreso, o semiparálisis, de 45 días”, dice. Y anticipa que las esquirlas del escándalo pueden llevarse los días que restan de Legislatura.

Antes de esta crisis, en el Congreso ya se sentía el escepticismo incluso entre miembros del Pacto Histórico. “Ya con los tiempos no alcanzaríamos a sacar las tres reformas sociales y tendríamos que revisar cuánto podemos avanzar en este momento final del semestre”, reconoció en diálogo con El Tiempo el presidente de la Cámara de Representantes, David Racero.

Tras una semana de ‘fuego amigo’ en el Ejecutivo, el jefe de Estado señaló: “Mi funcionaria querida y estimada (Sarabia) y el embajador en Venezuela (Benedetti) se retiran del Gobierno”
Tras una semana de ‘fuego amigo’ en el Ejecutivo, el jefe de Estado señaló: “Mi funcionaria querida y estimada (Sarabia) y el embajador en Venezuela (Benedetti) se retiran del gobierno”. Foto: Andrea Puentes. Presidencia de Colombia

Por si fuera poco, el escándalo ocurre a menos de cinco meses de las elecciones. El 29 de octubre en los 32 departamentos se elegirán los gobernadores y diputados de las asambleas y en los 1.101 municipios sus alcaldes, concejales y ediles de las juntas administradoras locales. Aunque se trata de elecciones regionales, los presidentes saben que si sus candidatos en las principales ciudades son derrotados, es un mensaje directo a su gestión y un buen anticipo de cómo pintarán las próximas presidenciales.

El presidente Petro llegó al poder con las banderas del cambio para reivindicar a quienes han sido excluidos históricamente. Los militantes del Pacto Histórico los llaman “los nadies”. Hoy está en investigación si hubo abuso de poder desde Palacio hacia una humilde niñera y si, además, se chuzó ilegalmente a ella y a una empleada que le ayudaba a la jefa de Gabinete en sus tareas domésticas. Un giro con elementos tan inesperados como la expresión de la senadora del Pacto Clara López, quien pidió no comparar las chuzadas de que fueron víctimas en tiempos del DAS el propio Petro, magistrados y periodistas con las que hubieran podido afectar a “una sirvienta”.

El analista y docente de la universidad Externado Jairo Libreros asegura que el gobierno de Petro, con este episodio, sigue en la ruta de repetir los mismos pasos de gobiernos pasados que él se había comprometido a cambiar. Y la líder estudiantil Jennifer Pedraza afirma: “El presidente Petro, por quien yo voté en segunda vuelta, creó unas expectativas demasiado elevadas que no se cumplieron, en parte, por rodearse de personas de la política tradicional, como Armando Benedetti, y la agenda de cambio se embolató. Si eso no se rectifica, la crítica estará presente”.

Y todo esto sucede en momentos en los que buena parte de la ciudadanía pone en rojo el trabajo del Presidente. La encuesta de Invamer muestra que su aprobación está en 33,8 por ciento, frente a su desaprobación de un 59,4 por ciento. Según el mismo estudio, el 70,7 por ciento cree que Colombia va mal. Y eso que la encuesta se hizo antes de este caso protagonizado por Sarabia y Benedetti.

Finalmente, el Presidente sacó al embajador de Colombia en Venezuela, un país que el actual gobierno puso como su máxima prioridad en política exterior. Los dos mandatarios han tenido media docena de encuentros y Nicolás Maduro sentenció que Petro “era el garante” del diálogo interno en su país.

“Es innegable que el arranque de las relaciones bilaterales se le debe a Benedetti, quien por su forma de ser logró tener química con la cúpula del régimen venezolano”, dice Libreros. Eso, sin embargo, había venido cambiando con el paso de los meses, y muchas fuentes en Caracas aseguran que una de las razones por las que Benedetti quería regresar al país a un alto cargo en el Ejecutivo —ruta en la que se atravesó Sarabia— era, precisamente, el ‘enfriamiento’ de su relación con Maduro y su régimen.

Pero, ¿qué camino puede tomar Petro ahora para revertir a su favor lo sucedido? Gabriel Cifuentes, analista y consultor político, dice que el gobierno tiene la oportunidad de “reconocer que se encuentra en un punto de inflexión”. “Petro debe recomponer las relaciones con el Congreso y con la justicia. Es un buen síntoma que haya apartado a los dos protagonistas de la crisis, pero no es suficiente. Las cosas no le están funcionando al gobierno y no todo es por culpa de los medios o de sus opositores —dice—. Este golpe, quizás, es un necesario campanazo para decidir si quiere invertir los años que le quedan en las transformaciones posibles o en la incansable búsqueda de chivos expiatorios ante cada problema que enfrenta su administración”.

Al anunciar el retiro de sus alfiles, Petro se mostró mucho más cercano a Sarabia —“mi querida funcionaria”, la llamó—, que a Benedetti. Pero eso no significa que este último haya sido derrotado en la pelea. El Presidente y el sector más radical del petrismo, que sigue resintiendo la entrada de Roy y del ahora exembajador a la guardia pretoriana de Petro, se enfrentan a un escenario en el que sin un hábil operador político como Benedetti sus resultados en las elecciones de octubre, especialmente en la Costa Caribe, podría ser, por lo menos, malo. Y Benedetti también lo sabe.


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