Wang Yi, ministro de Asuntos Exteriores chino, admitió este miércoles que el último lanzamiento de misiles norcoreano, que sobrevoló el norte de Japón, «violó las resoluciones de Naciones Unidas y ha minado los tratados de no proliferación», por lo que tendrá respuesta de la comunidad internacional.

«China no está a favor (de la prueba balística) y, por tanto, trabajamos con otros miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas», destacó Wang, en una rueda de prensa en la que prometió que Pekín dará la “respuesta necesaria al reciente lanzamiento del misil».

Wang indicó que ambos países asiáticos «son vecinos y tienen una vieja amistad, pero al mismo tiempo Corea del Norte ha violado las resoluciones, por lo que China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad y país importante y responsable, debe tomar una posición clara».

El titular chino de Exteriores subrayó que su gobierno «cumplirá total y completamente las resoluciones» de la ONU y recalcó que éstas son importantes para intentar «contener el programa nuclear y de misiles norcoreano».

Wang recordó que una parte importante de las sanciones aconsejan medios «pacíficos y diplomáticos» para solucionar el conflicto, por lo que instó «a todas las partes a que no emprendan acciones que conduzcan a una escalada de las tensiones».

Una portavoz de Exteriores china indicó posteriormente que los presidentes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladimir Putin, tienen previsto tratar la crisis de la península coreana durante la cumbre de líderes del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que se celebrará entre el domingo y el lunes próximo en Xiamen (sureste chino).

Ambos presidentes «intercambiarán puntos de vista sobre las zonas de conflicto internacional que causan preocupación común», dijo la portavoz, Hua Chunying, en rueda de prensa.

El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, pidieron este miércoles elevar hasta un «nivel extremo» la presión sobre Pyongyang.

El régimen norcoreano realizó el test en respuesta a las maniobras militares que Washington y Seúl están realizando en la península de Corea, que Pyongyang considera un simulacro de invasión.

Los últimos ensayos han valido al aislado país la condena de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad de la ONU, que tras una reunión urgente celebrada a raíz del ensayo más reciente calificó las acciones de Pyongyang como «indignantes» e insistió en exigir el «cese inmediato» de sus lanzamientos de misiles.


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