Uno de los capos de la droga más prominentes de la historia, Joaquín »el Chapo» Guzman, encontró en el narcotráfico un negocio que lo llevó a acumular una gran fortuna y aniquilar la pobreza en la que creció. Sin embargo, ahora lo arrastra de vuelta a la penumbra con una condena de cadena perpetua.

La fuerte —aunque esperada— sentencia se emitió cinco meses después de haber sido declarado culpable de narcotráfico por un jurado. Esto, luego de un largo juicio en el que se presentaron decenas de testigos que dieron todo tipo de detalles sobre su extensa red de negocios y su carácter despiadado, que lo llevó a asesinar a miembros de su propia familia.

El sistema judicial de Estados Unidos lo condenó, así, a pasar el resto de sus días entre rejas, previsiblemente en duras condiciones de aislamiento, para garantizar que no vuelva a escaparse de la cárcel, como ya hizo en México en un par de ocasiones.

En los dos años y medio que lleva el capo en el Centro Correccional Metropolitano de Manhattan se le ha negado cualquier tipo de comunicación con sus allegados. Es probable, entonces, que la de este miércoles, cuando fue trasladado de la prisión a la corte, haya sido una de sus últimas veces en ver el mundo exterior. En el traslado fue escoltado por un convoy de una docena de vehículos policiales.

Tras la sentencia, se espera que al narcotraficante lo lleven al penal de máxima seguridad ADX Florence, conocido como el Alcatraz de las Montañas Rocosas o Supermax, 90 millas al sur de Denver (Colorado), que abrió sus puertas en 1994 para albergar a los reos que representan una amenaza para la seguridad nacional.

Foto: AFP

Allí permanecerá 23 horas al día en una celda de paredes de hormigón a prueba de sonido para evitar la comunicación con otros reos, entre los que se encuentra el franco-marroquí Zacarías Moussaoui por su conspiración en los atentados terroristas del 11-S.

Al Chapo se le dictó cadena perpetua después de que durante el juicio se escucharan testimonios de crueles asesinatos de miembros de su familia, colaboradores y narcotraficantes rivales, además de pormenores del transporte y distribución de cientos de toneladas de estupefacientes.

Nacido el 4 de abril de 1957, en la localidad de Badiraguato (Sinaloa, norte de México), y que fue apodado el Chapo por su baja estatura, el todopoderoso emperador de las drogas creció en una familia pobre, que vivió en un rancho conocido como La Tuna.

Se inició en el mundo de las drogas a los 15 años cuando comenzó a cultivar y vender marihuana y opio, la única manera de tener dinero para comprar comida y sobrevivir, dijo en su famosa entrevista con el actor Sean Penn.

Pero el historial criminal por el que se le ha condenado no comenzaría hasta los años ochenta, como lugarteniente y hombre de confianza de Miguel Ángel Félix-Gallardo, el Padrino, fundador del primer cártel de Guadalajara (México).

Foto: EFE

Entonces, sin apenas estudios, el Chapo creó una estrategia para transportar cocaína y marihuana desde Colombia hasta Estados Unidos en aviones, que regresaban a México cargados de dólares.

En la década de los noventa, con la detención en 1989 de Félix-Gallardo, el Chapo decidió ir por libre y crear el cártel de Sinaloa, el cual luchó contra sus rivales para hacerse con el control del narcotráfico en Guadalajara y que desde comienzos de los noventa transportó la droga entre Estados Unidos y México a través de túneles.

Conocido y admirado por su excéntrica vida de lujo, Guzmán amasó tal popularidad en su región que se convirtió en el protagonista de decenas de canciones, lo que no impidió que fuera arrestado por primera vez en 1993 y condenado a 20 años de prisión, desde donde siguió estando a cargo del cártel.

El poder y dinero acaparados por el emperador mexicano de las drogas llevaron a la revista Time a ubicarlo en 2009 entre las 100 personas más influyentes del planeta y a la publicación Forbes a incluirlo a partir de 2012 en la lista de las personas más ricas del mundo.

Más tarde saltó a la fama internacional con la serie televisiva que le dedicó Netflix, en la que se narra su ascenso y caída como traficante, además de sus escandalosas fugas carcelarias.

La primera, la de la prisión de Puente Grande el 19 de enero de 2001, y la segunda y más conocida, del penal de El Altiplano el 11 de julio de 2015, de donde salió por un túnel al que se accedía desde su propia celda.

Su último arresto, que desembocó en su extradición a Estados Unidos en enero de 2017, lo ha llevado ya a pasar dos años y medio en una unidad de aislamiento del Centro Correccional Metropolitano, en Manhattan, donde, paradójicamente, las estrictas condiciones de su encierro le han dado todavía más visibilidad.

Se trata de una fama que los parientes más cercanos del Chapo han tratado de utilizar para el desarrollo de varios negocios que llevan su nombre en un intento de recuperar parte de la fortuna, como ha hecho su actual pareja, Emma Coronel, con quien tiene gemelas.

Dicho dinero, se presume, hará buena falta, ya que este mes el gobierno de Estados Unidos solicitó el decomiso de 12.666 millones de dólares al narcotraficante, que considera una devolución del dinero que obtuvo con la venta de las drogas.


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