Texas
El personal de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos observa mientras una persona lleva a un niño pequeño a través de alambre de púas en Eagle Pass, Texas. Foto: Andrew Caballero Reynolds / AFP

El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden presentó una demanda contra Texas por considerar inconstitucional una ley que criminaliza a los migrantes que entren de manera irregular en ese estado fronterizo con México y permite detenerlos.

En diciembre, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, promulgó la llamada ley SB4 que crea un delito penal por entrar ilegalmente a Texas desde un país extranjero y prevé hasta 20 años de prisión por reincidencia.

En virtud de esta normativa, que supuestamente entraría en vigor en marzo, las autoridades tendrían la potestad de detener a los migrantes sin documentación y los jueces, la de expulsarlos.

Como era de preverse, el gobierno federal, que regula la migración y gestiona las fronteras, ha contraatacado en los tribunales.

En un comunicado, el Departamento de Justicia afirmó haber presentado «una demanda contra el estado de Texas para impugnar» la ley con el fin de que se declare que «la SB4 es inválida».

«Es claramente inconstitucional», afirma la fiscal general adjunta, Vanita Gupta, citada en la nota.

La Constitución impide a los estados «adoptar leyes migratorias que interfieran con el marco promulgado por el Congreso», añade.

En el pasado, la Corte Suprema ha confirmado que las decisiones relacionadas con la expulsión de extranjeros del país afectan «a las relaciones exteriores y deben tomarse con una sola voz», recuerda el gobierno de Biden.

Condena a la ley migratoria de Texas

Tras la acción judicial, la Cancillería mexicana indicó en un comunicado que «toma nota de manera favorable» de la iniciativa del gobierno de Biden y recordó su condena a la ley migratoria de Texas.

México expresó «su rechazo ante la implementación de esta medida antiinmigrante que pretende detener el flujo de personas migrantes, mediante su criminalización, fomentando la separación de familias, discriminación y perfilamiento raciales que atentan contra los derechos humanos», se asegura en el texto.

La crisis migratoria provoca fuertes tensiones entre los republicanos y los demócratas en Estados Unidos, sumidos actualmente en arduas negociaciones en el Congreso, donde los conservadores han supeditado el visto bueno a un paquete de ayuda a Ucrania a un endurecimiento de la política para frenar la migración.

El forcejeo político se tensa a medida que se acercan las presidenciales de noviembre.

El expresidente republicano Donald Trump, posible rival de Biden en esos comicios, ha declarado que los migrantes «envenenan la sangre» de Estados Unidos.

Tanto Abbott como Trump son partidarios de levantar un muro a lo largo de la frontera con México y de expulsar masivamente a los migrantes, muchos de ellos latinoamericanos que huyen de la violencia y la pobreza.

En diciembre, las autoridades estadounidenses interceptaron a diario a unos 10.000 migrantes que cruzaron ilegalmente la frontera desde México, en lo que los republicanos consideran un desastre humanitario.


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