Dos empleadas de Google acusaron a la empresa de haber tomado represalias contra ellas por participar en la organización de la protesta en las oficinas de la compañía en todo el mundo, para denunciar una cultura empresarial que, a su juicio, “protege” a los acosadores sexuales.

Meredith Whittaker, directora del Departamento de Open Research, y Claire Stapleton, trabajadora de la sección de marketing de Youtube (propiedad de Google), realizaron la acusación a través de una circular interna que fue filtrada a la prensa.

“Dos meses después de la protesta me dijeron que sería degradada a un nivel más bajo, que perdería la mitad de las tareas que tenía asignadas y que un proyecto que habían aprobado ya no estaba sobre la mesa”, indicó Stapleton, luego de 5 años en Youtube Marketing y casi 12 en Google.

La empleada explicó que se quejó a sus superiores, algo que “empeoró las cosas significativamente”, ya que su supervisor pasó a ignorarla, su trabajo fue encargado a otras personas, le sugirieron que se tomara una baja médica pese a no estar enferma y terminó contratando a un abogado para recuperar su puesto.

Whittaker denunció que luego de la protesta la empresa le informó que su función iba a “cambiar radicalmente” y que si quería permanecer en la compañía debía abandonar su trabajo sobre ética en inteligencia artificial y en el Instituto AI Now que ella cofundó.

En noviembre de 2018 las dos mujeres fueron activas en la organización, de una acción coordinada de las oficinas de Google en todo el mundo contra lo que consideran es una cultura que “protege” a los acosadores sexuales en la empresa, después de que se publicó el caso del cofundador de Android Andy Rubin.

Unos días antes se había conocido que en 2014 el actual consejero delegado de Alphabet –matriz de Google–, Larry Page, pidió la renuncia a Rubin al considerar la compañía “creíbles” unos argumentos según los cuales este habría forzado a una empleada a practicar sexo oral con él en un hotel.

El cocreador del sistema operativo para móviles Android –que Google compró en 2005– abandonó entonces la compañía, pero su renuncia fue presentada al público como “amigable”, no se hizo ninguna mención al escándalo sexual y Rubin recibió una compensación de 90 millones de dólares.

Decenas de miles de empleados, hombres y mujeres, de la firma abandonaron sus puestos de trabajo el 1° de noviembre durante unos minutos para salir a la calle y protestar, a su juicio, contra la cultura sexista de Google, acción que tuvo gran revuelo mediático.

“Google tiene una cultura de represalias que en muchas ocasiones funciona para silenciar a las mujeres, gente de color y minorías de género”, indicó Stapleton en la misiva interna.

“Durante la protesta recibimos 350 historias. Al leerlas, surgió un triste patrón: la gente que alza la voz y denuncia discriminación, abuso o actitudes no éticas es castigada, marginada y forzada a salir. Los responsables, a menudo, no reciben ningún castigo e incluso se les premia”, puntualizó.


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