Isabel II
La foto de Isabel II divulgada por el aniversario de su muerte fue tomada por Cecil Beaton en 1968. Foto: Cecil BEATON / ROYAL COLLECTION TRUST / AFP

“Hoy 8 de septiembre, en el aniversario de la muerte de Isabel II, estoy de viaje por Europa, pero espero comprar flores y ver si hay algún lugar en la zona para depositarlas en su memoria”, dice Britanny Provance, experta de la realeza, de Carolina del Norte, Estados Unidos.

Mientras el Rey Carlos III recordó en privado la muerte de su madre, fecha que también coincide con su asunción al trono, El Nacional conversó con seguidores de la Casa Real, que, igual que el monarca, tampoco dejaron que el legado de la reina pase desapercibido.

“Los estadounidenses siempre apreciamos a una mujer trabajadora, y ella fue dedicada al servicio y al sacrificio durante todo su reinado”, señala Provance: “Viajo con un grupo de observadores de la realeza y me imagino que todos queremos dedicar un momento a compartir anécdotas sobre cómo la admiramos”.

El legado de la reina Isabel II a un año de su muerte

Provance afirma que de pequeña revisaba libros de joyería de la Casa Real, fotocopiando sus piezas favoritas. Este sueño con la pompa y circunstancia de la monarquía británica es una historia que se repite entre millones de personas de todo el mundo, muchas de las cuales se declaran fieles seguidoras de su majestad.

Helen Ferrer, una nicaragüense y «media buyer» que vive en Miami, dice que su fascinación por la monarquía británica se debe a su madre, quien solía traer a casa las últimas ediciones de Vanidades y ¡Hola!. “Todos los latinos nos identificamos con esas revistas porque a nuestras madres y abuelas les encanta el drama de la realeza”, dice sonriendo.

“Recuerdo estar frente al Palacio de Buckingham para el Jubileo de Platino cuando la reina salió al balcón y saludó a todos”, dice Ferrer, quien es parte del grupo de fanáticos Royalist Latinos («Latinos Monárquicos»): “Nos rodeaba una sensación de felicidad y tristeza. Felicidad porque todo el mundo pudo verla y tristeza porque parecía una despedida”.

Otros valoran la capacidad que la reina tenía para reunir a tantas personas de todos los ámbitos. “Ella me recuerda que, en el fondo, todos somos iguales”, señala Jen Carson Taylor, diseñadora de interiores de Gloucestershire, Inglaterra.

Al esperar en la cola para ver su ataúd durante el período de luto, recuerda que estuvo cerca de unas mujeres jóvenes que le asustaban: “Tatuajes, piercings, ojos ennegrecidos, un tono muy áspero. No era el tipo de grupo en el que suelo encajar”, relata.

“Esperamos ansiosas durante horas. Cuando pasamos por el catafalco, se dieron la vuelta para mirarme, todas con lágrimas. Nunca olvidaré ese momento”, dice.

“Normalmente nuestros caminos nunca se habrían cruzado, pero esta fue una conexión profunda que no esperaba y que siempre apreciaré”, agrega.

Mientras algunos fanáticos que conversaron con El Nacional rendirán homenaje en servicios religiosos, otros optan por tributos más extravagantes, como Agatha Crerar Gilbert, médica de Londres, quien el domingo pasado organizó un desfile con perros corgi, la raza favorita de la reina, fuera del Palacio de Buckingham.

Guiadas por la conexión especial que sienten con la reina a través de sus amigos peludos, una veintena de personas se reunieron para presentar sus respetos.

“El tiempo era maravilloso y los corgis brillaban ataviados con coronas, trajes de ceremonia y diademas”, señala Crerar Gilbert: “Sabemos que la reina nos miraba desde arriba, enviándonos un rayito de sol”.

El rey Carlos III y la situación del Reino Unido

Un año después de llegar al trono, Carlos III parece haber superado las expectativas del pueblo británico, adaptándose al papel neutral y apolítico que se espera de un monarca parlamentario.

Mientras intenta modernizar la monarquía, y pese a las dificultades familiares, los británicos mantienen una opinión favorable del rey y 59% cree que está haciendo un “buen trabajo”. No obstante, por parte de los jóvenes las encuestas muestran sentimientos encontrados sobre la monarquía.

“Va a tener que cambiar si quiere adaptarse a un país que es cada vez más multicultural, más multiétnico, y más secular”, dice Rafa de Miguel, corresponsal de El País en Reino Unido e Irlanda.

A la vez, De Miguel reconoce el duro clima político y social que ha sufrido el Reino Unido desde la muerte de la reina: “Al nuevo rey le ha tocado acatar y obedecer las órdenes de un gobierno que sin embargo está en claro declive”, dice: “Además con la cuestión de medioambiente y la lucha contra el cambio climático, algo que es muy querido para Carlos III, se encuentra con un primer ministro al que no le interesa demasiado este asunto”.

Otra preocupación para el rey es la potencial ruptura de la CommonwealthMancomunidad de Naciones»), de 56 miembros, de la que él ahora es el jefe. Mark Toth y Jonathan Sweet, expertos en seguridad nacional que informan desde Washington D.C., consideran que el aporte más valioso del rey desde el inicio de su reinado ha sido reafirmar el compromiso de la reina Isabel II con esta organización.

“En un momento en que China y Rusia están minando la Commonwealth, sobre todo en el Caribe y el África subsahariana, esto es especialmente importante”, afirman.

En cuanto al futuro de la monarquía, las prioridades del pueblo británico se centran más en otros problemas, tales como la crisis del costo de la vida, huelgas en los servicios públicos e interminables dramas políticos. No obstante, el 8 septiembre, a un año de la muerte de Isabel II, los británicos le siguen teniendo un afecto y apego impresionantes.

“Hiciera lo que hiciera, había un aura de amor sincero por la nación y la Commonwealth que nunca nos falló”, dice Susan White, de las islas de la Mancha [Dependientes de la Corona Británica]: “Tenía un papel maternal en la vida del país. Era una garantía de que no nos puede pasar nada que no pueda resolver una monarca imparcial que tiene todos nuestros mejores intereses en el corazón”.

@_natashatinsley


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