Tomás Cuesta / Ecoparque

La elefanta Mara celebró este miércoles con un baño de tierra y agua su llegada a un santuario en el centro-oeste de Brasil, donde vivirá en mejores condiciones y podrá descansar de una larga travesía desde Buenos Aires. Una buena noticia en tiempos de coronavirus.

La paquiderma nacida en India, de entre 50 y 54 años, llegó al Santuario de Elefantes del estado de Mato Grosso tras partir el sábado del Ecoparque de Buenos Aires, un extinto zoológico donde vivía desde 1995 después de pasar la primera parte de su vida como atracción de circo.

«Agradecemos a todos los que nos ayudaron, especialmente al Ecoparque Buenos Aires… y a las autoridades de Brasil y Argentina que hicieron posible el transporte internacional de la elefanta durante esta pandemia» de covid-19, escribió el Santuario en Facebook, donde transmitió en directo la llegada.

«¡Mara está en casa!«, celebró la organización.

El viaje estaba programado desde enero y se realizó bajo procedimientos de seguridad para proteger del coronavirus al animal y a los dos equipos técnicos que acompañaron tramos del viaje.

Tomás Cuesta / Ecoparque
Tomás Cuesta / Ecoparque

Mara, de unos 5.550 kilos, fue trasladada en una jaula-container descargada con ayuda de una grúa.

Salió cautelosamente, después de inspeccionar con su trompa durante unos 40 minutos la entrada del granero donde pasará la primera noche, iniciando su adaptación.

En este santuario de 1.133 hectáreas ubicado en la Chapada dos Guimaraes vivirá en un entorno de árboles, césped, estanques y espacios para revolcarse en el lodo, junto a otras tres elefantas asiáticas: Maia, Lady y Rana.

Como parte del proceso de adaptación a condiciones más libres, Mara salió por voluntad propia de su jaula al granero, donde le esperaba una montaña de tierra y agua de bienvenida, que comenzó a echarse en el cuerpo en el caluroso clima de Mato Grosso.

Tomás Cuesta / Ecoparque

La elefanta no fue incentivada a salir de su jaula para que empiece a «tomar sus propias decisiones» en su nueva vida en el Santuario, explicó una funcionaria durante la transmisión.

Mara, de 5 metros de largo, 2 de ancho y 3 de altura, se alimenta con 100 kilos diarios de verduras, frutas y forraje.

Tomás Cuesta / Ecoparque

En octubre de 2019, la elefanta asiática Ramba, de entre 60 y 65 años, llegó al Santuario procedente de Chile después de pasar décadas actuando en circos sudamericanos. Dos meses después falleció debido a una enfermedad renal que le habían diagnosticado hacía siete años.

El santuario, el primero de su tipo en América Latina, fue inaugurado en 2016 con la ayuda de la organización Global Sanctuary for Elephants, con sede en Estados Unidos.

Tomás Cuesta / Ecoparque
Tomás Cuesta / Ecoparque

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