El telégrafo inalámbrico Marconi instalado en el transatlántico Titanic era un aparto con gran potencia, en el que los radiotelegrafistas Jack Phillips y Harold Bride enviaron multitud de mensajes a tierra firme aquella noche del 14 de abril de 1912.

De acuerdo con la cadena BBC, la tarea de enviar mensajes acabó la misma noche en que el Titanic chocó contra el gran iceberg. A partir de ese momento los saludos y mensajes se convirtieron en llamadas desesperadas de auxilio para socorrer a la multitud que no contaba con suficientes botes salvavidas para evitar morir en medio del Atlántico.

Con el hundimiento del «Buque de los sueños» también se perdió en el fondo del océano la radio Marconi de Phillips y Bride. No obstante, 108 años después del terrible sucesos una compañía de salvamento marítimo consiguió obtener el permiso de una jueza para comenzar la expedición a las profundidades y traer de vuelta el objeto que fue una maravilla tecnológica de la época.

La compañía encargada de la expedición le tocó sobreponerse a la oposición de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA, que estaba en contra a la exploración del buque por considerarlo el sitio del «descanso eterno de más de un millar de personas».

A pesar de eso, la jueza federal Rebecca Beach Smith resaltó el valor histórico de la radio y consideró que el aparato tiene un valor «histórico, educativo, científico y cultural significativo» debido a que con este se hicieron las llamadas de auxilio mientras el Titanic se hundía.

El telégrafo del Titanic, uno de los primeros de su tipo

La jueza añadió que el telégrafo inalámbrico Marconi del Titanic era uno de los primeros de su tipo, y su historia debe ser contada.

Por otra parte, RMS Titanic, la compañía que busca hacer los trabajos de rescate, indicó que «el transmisor podría descubrir algunos de los secretos sobre un mensaje de advertencia perdido y llamadas de socorro enviadas desde el barco», de acuerdo con el portal ABC.

También podría revelar lo que sucedió con el cadáver de Phillips, quien, según se sospecha, se negó a abandonar el bajel y falleció en la sala de radio, enviando una y otra vez mensajes de socorro.

«Si se recupera, es concebible que pueda restaurarse a su condición operativa. La radio del Titanic, la voz del Titanic, podría escucharse una vez más, ahora y para siempre», expresó la jueza.

La NOAA, sin embargo, no opinó lo mismo, y consideró que el telégrafo es irreparable y cree que rescatarlo supone dañar los restos del navío e interrumpir el descanso de las personas que murieron en la catástrofe.


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