Foto: GDA La Nación Argentina

Richard Norris Williams II sobrevivió al naufragio del Titanic, fue héroe de guerra, leyenda del tenis cuando el mundo de las raquetas estaba en pañales, millonario y un apasionado por los libros. Nació en Ginebra el 29 de enero de 1891. Era el hijo de Charles Duane Williams, un prestigioso abogado, y Lydia Biddle White; por la rama paterna era bisnieto de Benjamin Franklin. Su padre, de origen estadounidense, había viajado a Suiza por un par de meses y terminó por quedarse casi una década.

Richard fue criado en el seno de una familia aristocrática, había empezado a jugar tenis por impulso de su padre, uno de los integrantes de la alta sociedad de la época, entusiasmados por el deporte cuyas reglas había creado el mayor Wingfield en Londres, poco más de dos décadas atrás.

El joven Williams II ganó algunos torneos en Ginebra, y antes de ingresar en la Universidad de Harvard, buscó disputar algunos certámenes en Estados Unidos. Su padre, Charles, se convirtió en un dirigente importante y había comenzado gestiones para la conformación de una federación internacional que le diera estructura universal al «lawn tennis», un proyecto que impulsaba junto con el francés Henri Wallet y Charles Barde, secretario de la asociación suiza de tenis, pero que se vería frustrado por el destino. Williams padre e hijo decidieron regresar a Pensilvania, compraron boletos de primera clase y abordaron el RMS Titanic en Cherburgo el 14 de abril de 1912.

Cerca de la medianoche, después de que el Titanic ya había chocado contra un iceberg, Richard y su padre fueron al bar de la primera clase y vieron que estaba cerrado. Resignado, Charles le entregó su petaca vacía a Richard, quien la conservó y la convirtió en una reliquia que aún conserva la familia.

El joven Norris contó que rompió la puerta de un camarote para liberar a un pasajero atrapado, acción por la que fue reprendido por uno de los guardianes del barco, quien amenazó con multarlo «por dañar propiedad de la White Star Line (propietaria del Titanic)»; esa escena luego fue adaptada con ligeras variantes por el director de cine James Cameron para la megaproducción Titanic, estrenada en 1997.

Williams y su padre se dirigieron al gimnasio, donde un instructor había reunido a varios pasajeros a resguardo de las bajas temperaturas de la noche, pero luego salieron a la cubierta cuando el barco comenzaba a hundirse.

«Estábamos viendo cómo los botes empezaban a ser ocupados y bajados. Cuando el agua empezó a llegarnos a la cintura, una de las cuatro chimeneas se derrumbó; conseguí correrme a un costado, pero el tubo se deslizó y arrastró a mi padre al mar. Salté y nadé a través del hielo hasta una de las balsas; ahí me subieron a bordo. Como estaban algo inundadas, me mantuve de pie todo lo que pude. Finalmente, el Carpatia -el primer barco que acudió a las llamadas de auxilio- nos rescató», contó Williams en una entrevista a su regreso.

El frío que había sufrido por estar en las aguas gélidas del Atlántico Norte había entumecido sus piernas; un médico del Carpatia recomendó la amputación, pero Richard Williams se negó de manera rotunda: «De ningún modo, las voy a necesitar«. Trató de recuperar la circulación sanguínea de sus miembros inferiores mientras caminaba con dificultad por la cubierta del barco de rescate.

Williams llegó a Nueva York junto con unos pocos sobrevivientes el 18 de abril. En una carta dirigida a otro sobreviviente de esa tragedia, el coronel Archibald Garcie, Richard agregó más detalles sobre cómo se salvó: «No estuve mucho tiempo bajo el agua, y tan pronto como salí a flote me quité el abrigo de piel, que era muy pesado; también los zapatos. A unos 20 metros vi algo flotando; nadé hasta ahí y encontré lo que parecía ser una balsa, me aferré como pude y después de un rato me subí y me paré en el medio. Alrededor de unas 30 personas nos pudimos mantener allí. Cuando el oficial (Harold Lowe) nos encontró con el bote salvavidas, solo 11 seguíamos con vida, el resto ya había muerto por las bajas temperaturas.  Luego supe que en otra balsa encontraron mi abrigo de piel y un bastón de mi padre, con la inscripción C. Williams. Eso me hizo pensar que el cuerpo de mi padre había sido hallado, pero no fue así. Nunca supe cómo llegó ese bastón hasta allí».

Dick Williams, en Wimbledon; allí llegó a ser semifinalista en singles y campeón en dobles varones Fuente: Archivo

Recuperado de los problemas en las piernas y de la experiencia traumática del Titanic, se mudó a Filadelfia con su tío, también llamado Richard; para diferenciarse se hizo conocido con el apodo de Dick. Después de someterse a una recuperación por el enfriamiento en las piernas, Williams ingresó en Harvard y mantuvo la pasión por el tenis, hasta convertirse en uno de los referentes de su época.

Apenas semanas después, en junio de 1912, ganó el US Clay Court Championship, en Pittsburgh, y participó en el Campeonato Nacional de Estados Unidos, que varias décadas después se convertiría en el US Open. Como curiosidad, en esa época le tocó muchas veces compartir torneos con otro sobreviviente del Titanic: Karl Behr.

En aquella primera temporada Williams fue eliminado en la tercera rueda; a modo de consuelo, conquistó el torneo de dobles mixto. Al año siguiente fue finalista en singles, y se consagró campeón en 1914, sobre el césped de Newport, cuando derrotó a Maurice McLoughlin por 6-3, 8-6 y 10-8, y también en 1916, al superar a Bill Johnston por 4-6, 6-4, 0-6, 6-2 y 6-4. También ganó varios títulos en dobles, entre ellos el de varones en Wimbledon 1920, junto con Chuck Garland; en ese torneo, que por entonces era considerado un campeonato mundial de tenis, llegó a ser semifinalista en singles en 1924, cuando cayó ante el renombrado René Lacoste.

La niñez en Suiza le permitió aprender a hablar francés y alemán con fluidez, y eso le permitió conseguir posición de privilegio en la Fuerza Expedicionaria Estadounidense (AEF) que combatió junto con las fuerzas aliadas en la Primera Guerra Mundial. Tras la victoria, recibió la Cruz de Guerra y la orden de Caballero de la Legión de Honor de Francia en París. En esa ciudad se casó con Jean Haddock en 1919, con quien tuvo cuatro hijos, pero enviudó 10 años después; en 1930 contrajo matrimonio con Frances West Gillmore, la mujer que lo acompañó hasta el final.

 

Sin rankings oficiales por entonces, los periodistas especializados en tenis, que confeccionaban clasificaciones anuales, lo consideraron el número 2 de la temporada 1916, y número 4 en 1923. A los 33 años de edad ganó la medalla dorada en dobles mixtos en los Juegos Olímpicos de París 1924, con Hazel Wightman como compañera. Disputó nueve series de Copa Davis para los Estados Unidos entre 1913 y 1926, con un récord de 6-3 en singles y 4-0 en dobles; conquistó cinco veces la Ensaladera, en 1913, 1921, 1923, 1925 y 1926, y también fue capitán del equipo norteamericano.

Los registros de la prensa de aquellos tiempos aseguran que «era un jugador que impactaba fuerte y que buscaba tiros ganadores todo el tiempo, lo cual lo exponía muchas veces a los errores, pero si estaba en un día preciso, se convertía en un adversario muy difícil para cualquiera. Y sobre todo, era un auténtico caballero». Se retiró a los 44 años de edad, cuando disputó el US Open por última vez, en 1935, y fue uno de los primeros jugadores en ser incorporados al Salón Internacional de la Fama del Tenis, con sede en Newport, en 1957.

Con el tiempo, se convirtió en un importante banquero y presidente durante más de dos décadas de la Sociedad Histórica de Filadelfia,  entidad dedicada a la comprensión de esa disciplina con miles de volúmenes que abarcan casi 350 años de crónicas de la historia de Estados Unidos. Richard Norris Williams, el hombre que vivió muchas vidas en una sola existencia, falleció el 2 de junio de 1968, a los 77 años de edad, en Bryn Mawr, Pensilvania.


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