Era una tarde de playa como cualquier otra en la localidad de Perdido Key, en el estado de Florida, Estados Unidos, cuando de pronto un grupo de bañistas creyó haber realizado un hallazgo espantoso. Tirado sobre la arena próxima a la orilla, y cubierto de percebes y algas marinas había una figura humana sin cabeza.
El horror sobrevino entre los que rodearon a la silueta decapitada, e incluso alguien llamó al 911, pero afortunadamente fue todo una confusión. El hombre sin cabeza hallado en la playa era en realidad un maniquí.
Las fotos de esta misteriosa figura antropomórfica fueron compartidas por la organización Ocean Hour, con una publicación en las redes que explicaba que la imagen había sido hallada en la citada playa. El hecho ocurrió en el condado de Escambia, en el estado de Florida, muy cerca del límite con Alabama.
Alarma en la playa
«Nuestra voluntaria Kathleen estaba caminando por el lado intercostero en Perdido Key cuando se encontró con lo que pensó que era un cuerpo muerto y decapitado», dice la publicación de la organización en Facebook.
«Otro bañista incluso llamó al 911, pero después de una investigación más meticulosa se dieron cuenta de que en realidad era un maniquí», añade Ocean’s Hour, que luego se preguntaba cuánto tiempo habría estado el muñeco recolectando percebes (crustáceos que se adhieren a rocas) y vida marina y se contestaba: «¡Demasiado tiempo!».
De acuerdo con las imágenes subidas a la cuenta, se entiende por qué el maniquí fue confundido en un primer golpe de vista, y más también, con una persona. Las formas, del muñeco que se encuentra boca abajo, son idénticas a las de un hombre. Además los elementos marinos adheridos que lo cubren imposibilitan ver que la figura está hecha de plástico.
Agujero perfecto
Solo un detalle en su pie, un agujero demasiado perfecto en el talón, y la oquedad que se observa en el agujero que dejó su cabeza es lo que permite diferenciar la réplica plástica de un cadáver humano real.
Los usuarios de las redes comentaron divertidos la confusión, que pasó de ser un hallazgo macabro a convertirse en una risueña anécdota playera.