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Una de las preguntas más comunes en las consultas de sexología es sobre la localización del famoso punto G.

Muchas mujeres creen, que si descubren este mítico lugar podrán experimentar los mejores orgasmos de su vida, pero, ¿qué tal si esta creencia fuese falsa?

No solo las mujeres sino los hombres se frustran al tratar en vano de hallar el preciado punto potenciador de placer. La búsqueda es infructuosa y, al final, solo queda el sentimiento de frustración.

Muchas mujeres han dejado de vivir y disfrutar la sexualidad a plenitud porque se han obsesionado con el encuentro de un punto secreto que les hará sentir sensaciones indescriptibles, según se piensa.

Algunas mujeres incluso piensan que “no son normales”, que “algo anda mal” y esto impacta negativamente en su autoestima y confianza para ejercer la función sexual. Algo similar ocurre con los hombres, quienes se sienten incompetentes por no atinar con el ansiado hallazgo.

El punto G no existe

No importa si eres hombre o mujer, a partir de hoy, puedes comenzar a disfrutar tu sexualidad con toda la amplitud y complejidad que esta implica, pues, la ansiedad ante la pretensión de encontrar el punto G simplemente debe desaparecer del repertorio sexual.

Es frecuente leer en muchos sitios que el punto G es parecido a un botoncito, que tiene el tamaño de un grano y que se encuentra a cuatro o cinco centímetros de la entrada de la vagina, pero todo esto es falso.

No existe un punto G, sino más bien el punto C (clítoris). Es este mágico y maravilloso órgano el único que es capaz de proveer placer y lograr que el cuerpo entero se estremezca ante su sutil estimulación.

Es necesario que las mujeres y hombres abandonen la falsa creencia del punto G y se concentren en otros puntos más importantes de la sexualidad.

Ninguna base científica

El sexólogo y experto en educación sexual, Vincenzo Puppo, ha sido uno de los investigadores quien con férrea determinación ha expuesto que las afirmaciones que se hicieron en los numerosos artículos escritos por Beverly Whipple, Emmanuele Jannini, Odile Buisson, Helen O’Connell, Stuart Brody, Adam Ostrzenski, Irwin Goldstein, Chiara Simonelli y otros no tienen base científica: «El supuesto punto G no debe identificarse con el nombre de Grafenberg. El orgasmo vaginal no tiene ninguna base científica y es una teoría inventada”.

Puppo llega más lejos y sostiene que entre la comunidad de sexólogos, ginecólogos, urólogos y demás expertos en medicina sexual ya debe dejar de hablarse sobre orgasmos del clítoris, orgasmos vaginales u orgasmos uterinos, así como otros puntos falsos, como el A, C, U, K, O, DVZ, entre otros.

Más bien, el objetivo debe estar enfocado hacia el aprendizaje de cómo estimular el clítoris y los labios menores, ya que la estimulación de este órgano, de forma simultánea con el coito vaginal o anal facilita el orgasmo femenino. Por ello, concluye que el punto G es solo un fraude científico y un negocio.

Toda esta creencia sobre el punto G ha logrado que muchas mujeres se sientan ansiosas con respecto a sus cuerpos y sus genitales, además de incurrir en la compra de juguetes sexuales diseñados para estimular este inexistente punto G.

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No hay forma de localizar el punto G

Puppo no es el único autor enfático al afirmar que el punto G no existe, pues, el especialista en ginecología y obstetricia, Espitia Franklin, también ha indicado que no existe en la anatomía humana tal punto, así como tampoco existen imágenes anatómicas ni ecográficas al respecto, y por tanto, no existe.

Espitia añade que los estudios anatómicos, bioquímicos e histológicos no han demostrado la existencia del punto G. Además, argumenta que: “la literatura muestra que la vagina no tiene ninguna estructura anatómica que pueda desencadenar un orgasmo”.

Conclusiones

El muy famoso punto G, inventado por el ginecólogo Ernst Gräfenberg en los años 40, no existe, lo único que se estimula en ese supuesto punto es parte del mismo clítoris, el cual tiene una longitud hasta de tres centímetros –solo que vemos su parte externa y creemos que ese es su tamaño real-, no tiene ninguna utilidad reproductiva, pero sí más de 8.000 terminaciones nerviosas diseñadas exclusivamente para brindar placer.

Ahora, puedes liberarte de la creencia limitante que ataba tu idea del placer a un punto que no existe y disfrutar cabalmente de toda la riqueza que entraña la sexualidad femenina. 


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