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José Luis Chávez y Rodolfo Mercado en las oficinas de Unilever. Son sesentennials. Foto: Ricardo Pristupluk/ La Nación

“Una vez leí que los músicos no se retiran. Paran cuando ya no tienen música dentro”, dice Robert De Niro en la película Pasante de moda, en la que interpreta a Ben Whittaker, un jubilado viudo que decide presentarse en un programa de pasantías para personas mayores de una empresa que opera en internet.

Rodolfo Mercado, de 70 años de edad, sociólogo, y José Luis Chávez, de 61 años, instructor de habilidades blandas, sonríen al recordar la escena del filme y no pueden evitar sentirse identificados. Hace unos días, comenzaron una pasantía laboral en Unilever, en Argentina, y tienen una sensación que hacía años no experimentaban.

Aunque ya vivieron más de la mitad de sus vidas, están lejos de considerarse a sí mismos viejos” Tal vez por eso se entusiasmaron con la propuesta que rompe los cánones de un mercado laboral que, además de estar golpeado por la crisis económica, es cada día más adicto a los jóvenes talentos.

“Uno escucha que, en mi caso, por el currículumsiempre me terminan diciendo: ‘Tienes demasiadas condiciones para determinado puesto’. Y, en realidad, lo que yo busco es un trabajo. Yo quiero trabajar, no pretendo ser jefe ni gerente, solo quiero trabajar”, dice Chávez.

Sesentennials

Reconocen sin pudor que la noche anterior al ingreso al nuevo trabajo, les costó conciliar el sueño. “Directamente no pude dormir. Quizás uno aparenta mucha tranquilidad, pero soy muy ansioso. Si bien sabía algunas cosas del proyecto me empecé a dar máquina: ¿Qué me dirán? ¿De qué se tratará? ¿Qué me pedirán?”, cuenta Chávez. Aunque rápidamente sus temores se disiparon y hoy se mueven en la empresa como pez en el agua. Se notan exultantes en su nuevo trabajo y, si bien se mezclan bien entre el resto de los empleados, su presencia no pasa desapercibida. Lucen traje y camisa como una armadura e irradian una mirada serena que solo puede dar la experiencia de los años.

“Todos son más jóvenes que yo. Pero lo importante es tener la posibilidad de inspirar una idea o de saber explicarla”, dice Mercado. Y cita un texto de Sebastián Campanario sobre la importancia de la “deconstrucción etaria” que piensa se producirá normalmente en la sociedad.

En tan solo dos semanas, se registraron 2.400 postulantes para los cinco puestos del programa de pasantía que impulsó la compañía de consumo masivo para ese rango etario bajo el hashtag sesentennials. “Quedamos gratamente sorprendidos. Miramos las postulaciones una por una y nos asombró ver la cantidad de talento que había, tanto que armamos una base de datos con todos los perfiles para tenerlos en cuenta para búsquedas futuras”, dice Melina Cao, responsable de Recursos Humanos de Unilever.

“Cuando no tienes nada que hacer, es momento de aprender”

Mercado cuenta que conoció la propuesta a través de las redes sociales. En el caso de Chávez, en cambio, fue un amigo que lo puso en alerta cuando reenvió la búsqueda al grupo de whatsapp que comparten.

-¿Qué dijeron sus familias sobre el nuevo trabajo?

JLC: -Tengo un hijo de 25 años de edad, que justo también consiguió trabajo. Así que estamos los dos en la misma. Hoy antes de venir nos deseamos suerte mutuamente. Creo que la familia reconoce el esfuerzo que uno hace y te alienta para que sigas adelante. Mi señora está contenta porque si no estoy jorobando adentro de mi casa. Prefiere que esté con actividad a que no tenga absolutamente nada que hacer. (risas)

RM: -Mi mujer también está contenta, aunque está acostumbrada, porque cada tanto hay un proyecto muy estimulante en casa.

-¿Qué los atrajo del proyecto?

JLC: -Cuando uno no tiene nada que hacer creo que es el momento de aprender un poco más. Por eso me parece brillante estar acá. Además, trabajar con gente más joven siento que me potencia porque me pone a prueba.

RM: -El desafío y también un claim que me atrajo bastante que fue “tienen mucho para dar”. Además, la idea de la organización de incorporar otras visiones, porque no es fácil innovar y creo que para eso cuantas más visiones haya mejor.

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Antes de entrar en Unilever, Chávez (izquierda) trabajaba de manera independiente, aunque reconoce que hoy, sumado a la pandemia, terminó siendo una tarea cada día más difícil. «Mi experiencia la traigo de empresas y ser independiente cuando uno está acostumbrado a vivir de determinada forma es difícil», dice. Foto: Ricardo Pristupluk/ La Nación

José Luis Chávez y Rodolfo Mercado participan de un programa de pasantía de producto de consumo para ampliar la línea profesional. “Para eso necesitamos hacer una investigación específica y ahí nos dimos cuenta que no es que íbamos a hacer una encuesta y cualquiera la puede hacer, sino que hay que tener experiencia, un tacto para hablar con esos consumidores y un ojo crítico para entender dónde. Y ahí dijimos “necesitamos gente capacitada” y, a la par, nos preguntamos si además esa no sería una forma de seguir ampliando el ecosistema”, cuenta la responsable de Recursos Humanos.

“Se trata de un proceso investigativo que es bastante exigente porque hay que tener mucha creatividad para leer la realidad y después para sugerir”, añade Mercado.

Melina recuerda el nacimiento del original hashtag (sesentennials) que encabezó la búsqueda. “Fue muy divertido. Estábamos en un brainstorming varias personas y no le encontrábamos la vuelta, porque no eran ni millennials ni centennials y ahí se nos ocurrió, ellos eran: ¡sesentennials! y fue un buen gancho porque la idea era provocar y no limitar”, dice.

“El trabajo dignifica, no lo creía hasta que dejé de tenerlo”

La idea de que el paso de los años es una etapa de descanso, de bajar el pie del acelerador, no aplica a estos experimentados trabajadores. Por el contrario, ellos sienten que aún tienen mucho que aprender y como el lema del programa, también tienen “mucho para dar”.

“Yo soy un convencido de que en este momento estoy en una etapa de reconocer. Fijate que es tan importante la palabra que uno la puede leer del derecho y del revés. Uno no se da cuenta de lo importante que es reconocer a la gente por su trabajo, reconocer que hay gente que sabe más que uno y agradecer cuando aprendemos algo de los demás. Yo me siento con ganas de transmitir este tipo de cosas. Tengo ganas de hacer esto”, dice entusiasmado Chávez.

“A lo largo de mi trayectoria, por circunstancias del país y globales, tuve que reciclar mi actividad y eso me dio distintas visiones y la posibilidad de operar en diferentes contextos. Hay una experiencia ahí que me resulta interesante poder traducirla para que sea útil para operar en la realidad de hoy”, agrega Mercado.

-¿Qué sienten que les aporta a ustedes el trabajo?

JLC: – Esto que dicen que el trabajo dignifica yo no lo creía hasta que dejé de tenerlo y es así: el trabajo te dignifica. No importa lo mucho o lo poco, he llegado a esa conclusión porque te limpia la cabeza, te saca todo lo negativo que uno puede llegar a tener. Y no importa la ocupación que sea, te ayuda a que te levantes temprano a la mañana con un objetivo en forma particular y tengas tus proyectos y tus deseos de cumplir determinadas cosas.

RM: – Es un factor importantísimo, me permitió una máxima creatividad y llevar adelante mi familia. Por eso lo valoro mucho. Pienso que todo lo que se puede aportar es de doble dirección. No solo nosotros podemos aportar y ojalá que seamos eficaces porque creemos que el desarrollo del programa viene bien, sino que empezamos sorprendidos nosotros y ahora creo que nosotros vamos a sorprender a Unilever (risas).

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José Luis Chávez y Rodolfo Mercado en las oficinas de la empresa en Munro junto a las impulsoras del programa, Melina Cao, responsable de Recursos Humanos, y Silvina D’Onofrio, responsable de adquisición de talento para la región de Unilever. Foto: Ricardo Pristupluk/ La Nación

-¿Se encontraron con algún obstáculo o sintieron algún temor, tal vez con la tecnología?

JLC: -Hay cosas que uno sabe y me parece que tenemos la posibilidad de transmitirlo a otras personas, pero hay otras cosas en las que yo le pido ayuda a mi hijo.

Chávez y Mercado coinciden en que muchas empresas deberían imitar el ejemplo de la compañía en la que trabajan animándose a contratar gente de su edad. “A veces parece que por ser mayor no te dan mucha bolilla. ‘Déjalos a los viejos que están ahí’, seguro que piensan. Pero, en realidad, nosotros todavía tenemos un montón de cosas para ofrecer. Es bueno tomar gente joven para tener la fuerza y la polenta de los chicos y nosotros podemos colaborar con algo del aprendizaje que hemos tenido a lo largo de todo este tiempo o mejor dicho, de estos dos milenios”, dice Chávez.

“Hoy la inspiración para cualquier equipo es importante y desde ese lugar, creo que podemos colaborar mucho. Dar ideas, abrir mentes y terminar inspirando”, añade Mercado.

Por Constanza Bengochea

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