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La obesidad casi se ha triplicado a nivel mundial desde 1975 y con ella han aumentado los problemas de salud como la diabetes, las enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Al mismo tiempo, se registran tasas elevadas de desnutrición, carencias de micronutrientes y retraso del crecimiento.

Este escenario complejo y contradictorio, nos lleva a preguntarnos: ¿existe una dieta adecuada?, ¿de qué forma podemos lograrla? Pudiéramos pensar que nuestra forma de alimentarnos es una simple decisión personal, sin mayores repercusiones para nuestro entorno y para el mundo, pero eso no es cierto.

Nos encontramos frente a una necesidad imperiosa de transformar nuestra manera de comer y de producir los alimentos. La FAO recomienda la adopción de una dieta saludable y sostenible.

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Nos encontramos frente a una necesidad imperiosa de transformar nuestra manera de comer y de producir los alimentos. Foto: Pixabay

Dieta que promueve la salud

La dieta saludable y sostenible tiene patrones alimentarios que promueven la salud y el bienestar de las personas. Este tipo de dietas tiene un bajo impacto ambiental, son accesibles, seguras y equitativas, son culturalmente aceptables. Es decir, van mucho más allá de la nutrición individual.

Los objetivos de estas dietas son lograr un crecimiento y desarrollo óptimo de todos los individuos y apoyar el funcionamiento y el bienestar físico, mental y social en todas las etapas de la vida de las generaciones presentes y futuras; contribuir a la prevención de la malnutrición en todas sus formas (es decir, desnutrición, deficiencia de micronutrientes, sobrepeso y obesidad); reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación; y apoyar la preservación de la biodiversidad y la salud del planeta.

Nuestro cuerpo y el planeta reclaman más consciencia a la hora de alimentarnos.

A continuación, algunos tips que te ayudarán a lograr una dieta más saludable y sostenible:

  1. Tener una alimentación basada principalmente en alimentos de origen vegetal.
  2. Consumir más productos locales y de temporada.
  3. Aumentar el consumo de leguminosas como fuente de proteína vegetal.
  4. Reducir el desperdicio de alimentos planificando las comidas.
  5. Consumir pescado de reservas sostenibles.
  6. Reducir el consumo de carne roja y procesada.
  7. Evitar alimentos altamente procesados ​​y bebidas azucaradas.

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