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Foto ABC

Las personas no siempre consideran el poder que tienen sobre ellas los alimentos que ingieren a diario. Así es: no solamente afectan la salud, sino que también son capaces de lograr un buen ánimo.

«Los alimentos, de acuerdo con su composición, tienen propiedades de estimular los sentidos y los receptores. Envían un mensaje al cerebro y al sistema nervioso, dando como respuesta emociones, sean positivas o negativas», afirma la nutricionista Consuelo Pardo. Un ejemplo, agrega, es el sabor dulce que generan las dopaminas, que dan sentido de placidez.

«En general, frente a estados de angustia o mal humor recurrimos a alimentos con almidón, azúcar y grasa que nos dan sensación de alivio inmediato. Pero a largo plazo pueden provocar malestar y angustia. Al tener un índice glucémico alto, provocan picos de azúcar en sangre que suelen elevar hormonas como la adrenalina, elevando también el estrés. Asimismo, una dieta rica en grasas saturadas puede afectar el funcionamiento normal del hipotálamo, promoviendo la aparición de síntomas asociados con la depresión», aclara Analía Moreiro, licenciada en nutrición.

Frente a un estado de angustia o depresión, se deben evitar alimentos ultraprocesados, comida chatarra y exceso de productos de panadería, generalmente ricos en azúcar, grasa saturada e hidrogenada.

Según la experta, el exceso de estos alimentos desestabiliza los niveles de azúcar, lo que provoca ansiedad y cambios de humor.

El café y el té en grandes cantidades estimulan el sistema nervioso y causan cambios en la química cerebral. Las bebidas gaseosas con alta concentración de azúcar, los energizantes y el alcohol sobreactivan el organismo, causando ansiedad, estados de ánimo cambiantes, nerviosismo e insomnio.

¿Qué se debería comer?

Es importante consumir carbohidratos complejos (granos enteros, maíz y vegetales), y no carbohidratos simples (galletas dulces, por ejemplo). Estos últimos producen una explosión rápida de energía, porque aumentan el azúcar en la sangre. En cambio, los carbohidratos complejos proporcionan un efecto más duradero.

Pardo, por su parte, recomienda las frutas por sus aromas, sabores, colores y texturas, que dan efecto de frescura y naturalidad, y por ello tienen efecto positivo y dan un buen ánimo.

«Otro ejemplo son las especias como la canela, la vainilla y la yerbabuena, que por sus aromas relajan, armonizan energía interna y dan bienestar», asegura.

Cuatro conceptos claves
  1. Dopamina y noradrenalina. Se liberan tras comer proteínas (carnes, aves, lácteos y legumbres). Estos químicos aumentan el nivel de energía, mejoran la concentración y permiten estar más alerta. Es aconsejable optar por proteínas magras, que no solo son mejores para el corazón, sino más fáciles de digerir.
  2. Acetilcolina. Se produce a partir de una vitamina B llamada colina presente en el germen de trigo y los huevos. Influye en el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo.
  3. Magnesio. «Es un mineral que no puede faltar, ya que su carencia provoca dolor de cabeza, fatiga, ansiedad e insomnio. Por eso se deben incluir en la dieta frutos secos, aguacate o semillas de calabaza, que son ricas en este nutriente», sugiere Moreiro.
  4. Omega-3. Es importante consumirlo para regular el estrés. Se encuentra presente en pescados como el salmón, el atún, la anchoa y las sardinas.

La clave para sentirse bien física y mentalmente es llevar una alimentación sana, con productos que brindan energía y un buen ánimo, combinado con la práctica regular de ejercicio físico.


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