Café: lo bueno y lo malo de esta infusión
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Antes de preparar un buen café se debe tener presente que su calidad no depende tanto del tipo de instrumentos que se usen sino del tipo de grano.  No es lo mismo un producto común y premolido que otro de mayor valor, empacado en grano. Estos últimos vienen respaldados con datos sobre su origen, región, ubicación, variedad, proceso de elaboración, fecha de tueste y recomendaciones para su disfrute.

El verdadero aficionado valora el café en grano, simplemente porque garantiza la preservación del producto hasta el momento de molerlo. El café premolido se deteriora rápido y no contribuye a destacar la riqueza organoléptica de los granos.

Es cierto que el café atrae a millones de personas por el efecto estimulante de la cafeína. Sin embargo, quienes aprecian los componentes aromáticos y gustativos del café alejan el chispazo psicoactivo a un segundo plano.

Desde tiempos pretéritos, el café se prepara de forma sencilla con instrumentos básicos: agua caliente vertida sobre partículas molidas o trituradas y está listo.

Los nuevos accesorios, sin duda, se inspiran en esa tradición, pero ahora utilizan nuevas formas y diseños para reflejar un estilo de vida contemporáneo, y un mayor nivel de higiene. También exhiben mejoras en la fluidez del goteo, ayudan a liberar gas carbónico, suavizan la bebida y destacan agradables descriptores olfativos y gustativos.

Por ello, se recomienda utilizar los métodos de filtrado para cambiar su preparación. Si se deciden por los filtrados, es suficiente comenzar con uno o dos métodos, ajustados a las expectativas y al presupuesto. Posteriormente se podrá incluir los demás. A continuación, algunos de los instrumentos que se requieren:

Molino eléctrico o manual

Un molino eléctrico de fresas permite atomizar los granos de manera uniforme, gracias a su tecnología de calibración. También los hay de cuchillas, pero sus cortes son irregulares. Se debe recordar que la precisión en la molienda se traduce en mejores sensaciones gustativas.

Gramera

Es el nombre con el que los baristas se refieren a la balanza portátil, aunque una balanza digital de cocina hace el trabajo. Establecer el peso tanto del café como del agua es clave para obtener una justa mezcla de proporciones.

Cono de goteo

Es el método de preparación más antiguo. Radica en derramar agua sobre café pulverizado. Pertenece al grupo de los filtrados. El cono se fabrica con distintos materiales: cerámica, metal o plástico. Debe usarse con un filtro de papel que cubra todo el contorno. El extremo inferior del cono presenta una fila de pequeños orificios por donde sale la bebida.

Calentador de agua o jarra con cuello de ganso

98% de una taza de café es agua. Una hervidora profesional, por ejemplo, se programa para alcanzar los 90 grados de temperatura deseados. Por debajo de ese nivel, habrá subextracción, generando sensaciones planas y ligeras. Y, por encima, ocurrirá sobreextracción, desatando sabores amargos.

La clave es conseguir la calentadora con cuello de ganso para lograr un chorro delgado y controlado sobre el café. Si no se tiene más remedio que utilizar la calentadora normal, se debe recordar las observaciones sobre temperatura y transvase el agua a una sencilla jarra de cuello de ganso para asegurar descargas equilibradas.

Aeropress

Es otro aparato para preparar café filtrado. Se trata de dos cilindros de plástico reforzado que actúan a manera de jeringa. El extremo del cilindro más grueso cuenta con una tapa agujereada para alojar un filtro de papel. También presenta un borde plano para apoyar el aparato sobre la taza. Luego de agregar el café y el agua, debe revolverse la mezcla antes de introducir el cilindro delgado y empujar suavemente la bebida hasta pasarla por el filtro. Es fácil de operar y transportar.

Prensa francesa

A diferencia de los anteriores instrumentos, este es un método para preparar café por inmersión. Dentro de un recipiente cilíndrico (de vidrio, plástico o acero inoxidable) se pone el café molido y luego se vierte agua caliente por encima. Deben transcurrir cuatro minutos para que los sedimentos desciendan. Luego se empuja la segunda pieza de la cafetera, consistente en un émbolo con malla metálica. El café, ya limpio, emerge por los agujeros de la red antes de proceder a servirlo.


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