Grace Kelly no sólo era la princesa de los monegascos. Sino también para muchos la personificación de los cuentos de hadas. Una de las actrices más talentosas y bellas de su generación dejó su exitosa carrera en Hollywood cuando estaba en su mejor momento para casarse con el amor de su vida. Un amor que no era otro que Rainiero de Mónaco, príncipe de un pequeño y desconocido país europeo al que la protagonista de Para atrapar al ladrón convertiría en el epicentro del glamour mundial.

Este lunes, se cumplieron 38 años de una muerte que impactó al mundo. Kelly conducía su vehículo deportivo por las sinuosas carreteras de Mónaco cuando, tras perder el control, se precipitó por una ladera volcando 30 metros. Aunque fue trasladada al hospital de inmediato, nunca llegó a recuperar la consciencia y horas después murió dejando huérfanos no sólo a sus tres hijos sino también a gran parte del famoso Principado, que adoraba a su princesa. Su hija Estefanía, de 17 años de edad, iba con ella en el coche y salió ilesa del fatal accidente.

La actriz, que lo había logrado todo en Hollywood, había abandonado su carrera por amor 26 años antes. Incluso le dio tiempo de ganar un Oscar y un Globo de Oro por su trabajo en el film La angustia de vivir. Tan sólo había filmado 11 películas antes de enamorarse del Príncipe Rainiero.

Conoció a Rainiero III en una fiesta y fue un auténtico flechazo. Tanto, que poco después dejaba la interpretación para dedicarse, en cuerpo y alma, a la tarea de convertir a Mónaco, un pequeño estado europeo, en el epicentro del lujo y el glamour mundial. Y lo consiguió. Grace, rebautizada como Princesa Gracia, dio un impulso económico y turístico a Montecarlo. Elegante, atractiva y solidaria, la princesa se convirtió en la mejor publicidad de Mónaco, y a su persona estarán unidos para siempre símbolos del país como El Baile de la Rosa.

Familia

Grace y Rainiero tuvieron tres hijos: Alberto – hoy Príncipe de Mónaco y casado con Charlene Wittstock – Carolina y Estefanía. La muerte de su madre los afectó profundamente. Esto debido a que que los tres estaban muy unidos a la actriz y ya no volvieron a ser los mismos. Tampoco Rainiero, que nunca se recuperaría del golpe que supuso el fallecimiento de su gran amor con tan sólo 52 años.

38 años después de su trágica muerte, Grace Kelly sigue siendo recordada como un ícono atemporal de la época dorada de Hollywood. Actriz inigualable por su talento y su espectacular belleza, muchos ven en su nieta Charlotte a una digna sucesora de la que, para siempre, será la Princesa de todos los monegascos.


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