Eglantina Di Mase supo temprano del potencial del mundo del vino. Estudiaba Negocios Internacionales con especialidad en economía, en Estados Unidos, y descubrió que cuando crecen las adversidades financieras, los vinos y licores se mantienen en alza. “La gente consume igual o más cuando tiene problemas económicos. Quizá no va a restaurantes, pero lo hace en su casa. En la crisis de 2008 en Estados Unidos, las acciones bajaron menos las de vinos y destilados”.

Allí comenzaría un recorrido por el mundo del vino que la llevó a estudiar las claves para mercadearlo en Francia, trabajar en un viñedo con siglos de tradición en Italia y ahora, en Venezuela, estrenar una serie de micros bautizados Sorbitos con Eglantina, que se crearon inicialmente para “difundir y educar sobre vinos y destilados”, pero que abrió el compás para temas vinculados a la gastronomía. La propuesta comenzó en enero y es parte del portal de gastronomía Cocina y vino.

Viaje desde la uva. El recorrido de Di Mase no es usual. En 2010 se fue a Burdeos a cursar un máster en mercadeo y ventas. “Allí me enamoré del vino”, recuerda.  No sólo aprendió de vinos, también de otros licores. “Nos mostraban, por ejemplo, cómo el mercadeo de los vinos suele ir dirigido a las mujeres que son quienes habitualmente los compran”. En esa estadía en Francia trabajó en una bodega del emblemático pueblo de Saint Émilion.

Luego se fue a la Toscana, a los viñedos de la familia Frescobaldi, donde permaneció ocho meses y conoció otros secretos del vino en una de las casas más antiguas y prestigiosas de Italia cuyo linaje se remonta a la época de Dante Alighieri. “Yo tenía 21 años y fue como un retiro espiritual. Allí no tenían redes ni teléfono. Desde entonces me acostumbré a hacer retiros de silencio”. En Castelgiocondo no sólo fue la relacionista pública, también aprendió cómo se elaboran vinos emblemáticos. “Fue la mejor experiencia del mundo. Aunque lo había estudiado, no es lo mismo levantarse a las cuatro de la mañana para recoger las uvas y, luego, conocer cada paso del proceso de producción”.   

A partir de esa época ha sido testigo de cómo la industria tradicional se ha transformado para adaptarse a los nuevos tiempos. “En Francia no había turismo hacia los viñedos y eso ha cambiado. Se ha abierto esa posibilidad y hay algunos que incluso tienen Instagram. Eso no existía”.

El regreso. En 2013, Di Mase volvió a su tierra. Sus padres, ambos venezolanos, viven en el país. Su madre en El Paují de la Gran Sabana y se mudó a un hotel que tenían en el Amazonas desde que Eglantina tenía cuatro años de edad. “De allí viene mi gusto e interés de viajar por Venezuela”. 

Desde enero de este año, Di Mase se propuso combinar ambas pasiones, el vino y los recorridos, a través de una serie de videos en YouTube, que bautizó Sorbitos con Eglantina. “A la gente le encanta saber de vinos y esa fue la idea inicial de la sección, dar a conocer caldos y licores”. El precoz comienzo se ha extendido a otras ramas de la mesa: igual hace una sección dedicada a los perros calientes de Caracas que se refiere a la elaboración de los rones de Destilerías Unidas en Lara.

Desde lo aprendido, ofrece consejos para quienes deseen conocer de distintas bebidas. “Primero, hay que quitarse el temor a través del conocimiento y atreverse a probar. En Venezuela, a pesar de la crisis, hay muchas cosas nuevas. Llegan vinos y se elaboran productos novedosos. Si se quiere aprender, todas las semanas hay catas y cursos. La idea es perder el miedo por el conocimiento y que los venezolanos vean que aquí hay muchas opciones”.

En Instagram y YouTube: @sorbitosconeglantina. Se consigue en www.cocinayvino.com


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