chef Ángel León
Foto Archivo

El chef español Ángel León pasa estos días de confinamiento cocinando para los más desfavorecidos. Diariamente elabora más de 400 menús completos junto con 28 voluntarios de la ONG World Central Kitchen.

El chef reflexiona en una entrevista para Cocina y Vino sobre el futuro inmediato, los efectos de la pandemia del covid-19 y la forma en la que volverán, tanto el cliente como el sector, al finalizar la crisis global.

«Los primeros días me estaba volviendo loco en casa. No dejaba de pensar en mi negocio, en mis empleados, en las 90 nóminas que tenemos que pagar cada mes», dice.

León cuenta que ayudando a otros encontró su norte durante la pandemia, aunque no fue algo sencillo. «Organizarlo, al principio, fue un poco complicado. Empecé a llamar a varias personas, buscando colaboradores, y me encontré con que mucha gente tenía miedo. Lógico, claro. Al final, desesperado, llamé a Juanlú, de Lú, y con su ayuda logramos sacarlo adelante», recuerda.

Aunque, por ahora, son 28 voluntarios, el chef asegura que tienen más de 30 personas en espera para colaborar en la iniciativa. «Teniendo en cuenta el drama que estamos viviendo, es muy bonito ver cómo la gente quiere colaborar sin ningún otro interés», dice.

Sobre su restaurante, La Taberna del Chef del Mar, indica que se comunica constantemente con su equipo para darles seguridad. Agregó que pidió un ERTE, procedimiento mediante el cual una empresa en una situación excepcional busca obtener autorización para suspender contratos de trabajo o reducir jornadas de manera temporal, cuando atraviesen por dificultades técnicas.

León aseguró que sigue a la expectativa sobre lo que ocurrirá con el futuro de su restaurante. «Abriremos en cuanto nos dejen, y remaremos todos para intentar salvar el barco», afirma.

Su mayor temor es que cuando termine el estado de alarma tengan que responder si hubiesen trabajado con normalidad. «La vuelta de los equipos debería ser escalonada para poder asumir la totalidad de las nóminas, y no tener que cerrar», dice.

Para cuando las personas puedan volver a salir a cenar, considera que la propuesta que se presente a los clientes debe ser satisfactoria para motivarlos a salir nuevamente. «Creo que cualquier persona aficionada a la gastronomía echa de menos disfrutar de una experiencia tan bonita como salir a comer o cenar fuera», asegura.


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