El reconocido chef italiano Amadeo Mazzucato, que llegó a Venezuela a los 18 años, falleció este lunes 8 de agosto a los 86 años de edad. Usuarios en las redes sociales informaron sobre su muerte y publicaron palabras de despedida para quien en vida marcó la gastronomía caraqueña durante los años 80 y 90.
Despedimos a Amadeo Mazzucato, otra de las leyendas de la cocina pública caraqueña. Llegó en 1953 y en 1971 abrió Amadeo en Chacao. Luego lo convirtió en Marco Polo. Nuestro apoyo a su familia. Gracias por esas mesas compartidas.
— Miro Popic Editor (@miropopiceditor) August 9, 2022
Un recuerdo personal de Amadeo Mazzucato. In memoriam https://t.co/PUjIubitbk
— Esnobismo gourmet (@Esnobgourmet) August 9, 2022
Don Amadeo Mazzucato fue un grande de la comida fusión que enriqueció la restauración caraqueña con platos como la mousse de plátano con salsa Roquefort, el mero capriccio con salsa de mango, el aguacate forrado en hojaldre y los ñoquis de yuca con salsa de tomate, entre otros.
— J.J. Prats K (@prats_khedouri) August 10, 2022
Gusto y dedicación
Amadeo Mazzucato nació en Abano Terme, una pequeña aldea cerca de Padua, Italia. Estudió y trabajó durante siete años en una escuela hotelera. En 1953, cuando tenía 18 años, emigró a Venezuela y tuvo su primer oficio en el área en el Club Náutico de Catia La Mar.
Después, Mazzucato pasó al restaurante Normandie, en la Plaza Morelos. De allí, fue a La Pérgola, ubicado en Plaza Venezuela, el restaurante francés más famoso de la época.
En 1955 trabajó en L’Arlecchino, en la esquina Marcos Parra, en los sótanos del cine Metropolitano, construido sobre las ruinas del Gran Circo Metropolitano. Luego, en 1957, Mazzucato se muda al Tony, célebre por sus bailes de carnaval. En junio del mismo año, ingresó en el restaurante La Belle Époque.
Durante 1963 llegó al local Lagunillas, en el estado Zulia, acompañado por su esposa, la ingeniera Daniela Garuti.
Años después, en 1972, el chef fundó Amadeo, un local especializado en cocina francesa clásica que funcionó hasta 1985. Al año siguiente abrió su recordado Marco Polo, donde retornó a sus tradiciones familiares de la cocina italiana del norte, con platos memorables. Marco Polo fue a mediados y finales de los 90 el restaurante de celebración para graduaciones o cumpleaños.
Años después, alrededor de 2008, intentó volver al negocio de los restaurantes con La Locanda del Patriarca, su nuevo restaurante de cocina del norte italiano ubicado en Centro Plaza. El local no duró mucho pero se volvió referencia por sus hallacas negras con guiso de pescado y tinta de calamar que ofrecía para las fiestas decembrinas.
En El Nacional, por años, escribió una columna titulada A la mesa.