Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
El quesillo viral de Jesús Riaño en Colombia, tiene sello venezolano.

Dejar Venezuela a los 19 años se perfiló como una excelente idea para Jesús Riaño. Una de las dos nacionalidades que heredó de su padre, la colombiana, podría ser justo lo que necesitaba para labrarse un futuro mejor. Hoy, con 27, recuerda cómo el país que lo vio nacer había dejado de ser la cuna de las oportunidades para convertirse en un territorio plagado de conflictos y obstáculos. Tiempos difíciles exigían decisiones extremas y él, a pesar de su juventud, supuso que el país hermano funcionaría como opción mientras se calmaban las aguas.

Es de pocas palabras, algo que nadie sospecharía al verlo a través de sus redes sociales explicando paso a paso. De orígenes humildes, comprendió apenas siendo un niño que debía ganarse el pan trabajando día y noche si era necesario. A los 8, recuerda, su papá montó un próspero cochecito de quesillos con el que salían a la calle a hacerse un nombre. A él no le gustaba, incluso, lo criticaba. Estaba muy pequeño para entender que su padre, a través de aquel oficio, le mostraba que el sudor bien trabajado era el camino, a pesar de que las expectativas estuviesen puestas en algo más.

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
Jesús Riaño junto a su padre, José Domingo Riaño, en Caracas

A pesar de su realidad, soñaba con estudiar Ingeniería, graduarse, hacer dinero y mantener a su familia. Como debe ser, asegura. «Pero pasó la vida y los planes cambiaron», dice. Y hoy sigue con orgullo los pasos de José Domingo Riaño, su padre, algo de lo que en un principio renegó, pero en lo que realmente es bueno: ser quesillero y no uno cualquiera, sino –dicen– el mejor de Colombia.

Jesús Riaño, mejor dicho, Jesús Quesillo

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González

No fue fácil. Pisar Bogotá teniendo orígenes venezolanos se ha convertido en una pesadilla para muchos. A pesar de lo que los une, ciudadanos de ambos países se empeñan en retarse a través de miradas, actitudes, competencias, estereotipos y prejuicios que terminan convirtiéndose en un problema.

Pero Jesús siempre tuvo claro su objetivo: trabajar. En lo que sea, donde sea, hasta la hora que sea, como sea.

Habiendo probado suerte y con creciente interés desde su adolescencia en el comercio, intentó irse por esa rama. En Venezuela, tanteando el terreno, no le fue mal. Colombia, sin embargo, no le abrió las puertas tan fácilmente en el área. Pasaron los días y sin dejar de buscar opciones, consiguió su primer trabajo como auxiliar de cocina en un restaurante. De alguna manera, siempre volvía a la cocina. «La vida estaba tratando de decirme lo que debía hacer, pero yo no estaba escuchando. Tuvo que pasar un año para, finalmente, decidir emprender. ¿Y por qué no arrancar elaborando los quesillos que le había enseñado a hacer su padre?

Y así lo hizo. Siete meses después de haber emigrado, tuvo su primer puestico en la localidad de Suba, la que en ese momento era su casa.

“Un cochecito con dos bandejas de panadería encima fue mi emprendimiento. Un negocio que levanté como tributo a mi papá»

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Esta es la versión mejorada del primer coche que nació bajo la marca Jesús Quesillo

Solo uno le bastó, en aquel momento, para salir a la calle y darse a conocer como en Caracas. Replicaría aquel éxito que veía de pequeño en un nuevo país, costara lo que costara y a pesar de que, en un principio, no le salían nada bien las mezclas, recuerda.

«El calor no fue suficiente, las ollas no eran las correctas, los ingredientes no eran de la calidad que buscábamos… Pero eso no me detuvo para crear una versión mejorada de lo que en Colombia conocen como ‘leche asada», dice.

El antes y el después

Su popularidad subió como la espuma en un santiamén, razón por la cual tuvo que darse de baja de su trabajo en el restaurante y dedicarse por completo a la elaboración de quesillos tradicionales con sello venezolano basados en una receta familiar.

Fue tanta la demanda que la cocina de su casa, que funcionaba como centro de producción, se hizo pequeña. Comenzó preparando 3 o 4 bandejas de quesillos al día, es decir, entre 40 y 50 pedazos (dependiendo del tamaño, grandes de hasta 10 cm y pequeños de hasta 4). Y no quedaban ni las sobras, sino puro caramelo derretido adornando las vaseras.

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
La popularidad del quesillo venezolano de Jesús Riaño fue instantánea en las calles colombianas

Pasó un año y llegó a tener operando hasta 30 carritos en el área metropolitana de Bogotá, donde 30 familias, un 90% venezolanas, se beneficiaban del negocio.

Pero llegó la pandemia. Como consecuencia, quebró.

Para subsistir y mantener a sus dos hijas, de 5 y 8 años, intentó cambiar de rubro y abrirse camino vendiendo accesorio de celulares y otros dispositivos. No funcionó porque en su mente seguía dándole vueltas el éxito de su quesillo.

En 2021 entonces, y a pesar de que su economía no era la mejor, decidió levantar de nuevo el negocio. Jesús Quesillo estaba de vuelta, pero entraría a la ecuación una herramienta que se convertiría en su aliada y que le daría un vuelco a su negocio. Así pues, las redes sociales fueron su principal impulso, acompañado de un gran amigo humorista Orlando Jerez, mejor conocido como @Triplepapitodelarisa. Fue quien le enseñó cómo moverse en el mundo digital, un universo desconocido para Riaño hasta la fecha.

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
Vende entre 40 y 50 pedazos, y puede que hasta más, a diario en sus carritos

«Cuando lo acompañaba en sus stand up, grababa y entendía cómo funcionaban las cosas en TikTok e Instagram, por ejemplo. Ya tenía 3 o 4 carritos nuevos funcionando, así que pude acompañar a Jerez en una pequeña gira. Con cada visita que hacíamos, nunca dejé de pensar en crear contenido para mis quesillos. Luego de un tiempo, me aburrí y eso nos trae a 2023, a principios de año, cuando comencé a hacer videos bastante sencillos que, de un momento a otro, se hicieron virales».

Al principio de grababa con su teléfono, pero le resultó complicado y el resultado no era el más estético. Con sus ahorros, invirtió en una GoPro que se colocó en el pecho imitando las cámaras de seguridad policiales, y ahí obtuvo lo que esperaba. Eso se convirtió en videos y fotos no de cientos sinos de millones de visualizaciones en Colombia, Venezuela y alrededor del mundo.

@jesusquesillo

#jesusquesillo #jesusquesillos #venezuela🇻🇪

♬ sonido original – Jesus quesillo

 

El quesillo perfecto

Para Jesús Quesillo no hay un quesillo perfecto. Cada quién tiene su receta y la adapta a su manera. «Yo hice la mía, siempre inspirándome en mi padre y me empezó a ir bien».

Sin embargo, es bastante estricto siguiendo su fórmula. «El resultado siempre debe ser un quesillo color miel tirando a café», indica.

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
«Doraditos, jugositos, sedositos», así deben verse los quesillos de su marca

Cuenta que lo primero que debe prepararse es el caramelo, siempre en una olla completamente seca, algo que se logra con el calor de la estufa. Solo se hace con granos de azúcar, nada más, reitera.

Para la mezcla, lo más cercano a la perfección en sabor y textura se logra con leche condensada de calidad, vainilla –mejor si es natural-, leche en polvo, huevos, agua y más azúcar. «Nada más». 

«Los huevos se licuan con la leche condensada primero. Siempre aparte de lo demás», enfatiza. «Y no hay que batirlos mucho para que al final le queden huequitos. Por otro lado, el agua debe mezclarse con la leche en polvo. Luego que ambas mezclas estén listas es que procedemos a verter todo en la olla de la preparación que ya debe tener sus paredes y el fondo llenos de caramelo», indica. «Todo debe cocinarse en baño de maría y colocándole, antes de la tapa, un papel aluminio para sellar sabores y dejar afuera posibles olores que se generen con los vapores del baño. Se hacen al anochecer y trabajamos también en la madrugada. Para que esté listo se necesitan 2 horas y media más 4 ó 5 horas de reposo».

Finalmente, sobre si hay un ingrediente secreto donde, probablemente, radique el éxito de sus quesillos, Jesús afirma que sí, y se siente cómodo al compartirlo: «El toque mágico se lo da el ron venezolano Cacique».

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González

No más carritos

Al no darse abasto con la producción de sus quesillos, Jesús Riaño entendió que debía abrir una tienda. Estaba reacio, expresa; el dinero aún no abundaba, sobre todo porque debía invertirlo de nuevo en permisos, materiales, ingredientes, entre otras cosas. Había otras prioridades, pero la necesidad de más espacio era latente. La decisión fue la mejor, tanto que ese espacio funciona también como casa de producción.

«Si antes vendía 3, 4 ó 5 bandejas, ahora son entre 10 ó 20 diarias. Y hasta me he quedado sin poder vender a clientes porque a veces se nos acaba en menos de lo que canta un gallo», rescata.

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
Su nueva tienda amerita inversión en utensilios

Actualmente, Jesús Quesillo está ubicada en el barrio La Base, en Cali. «Nos mudamos desde Bogotá para hacer borrón y cuenta nueva tras lo ocurrido con la pandemia. Pero seguimos visitando ciudades de Colombia para dar a conocer aún más nuestro producto», asegura. Destaca que, de hecho, su video con más visualizaciones (27 millones en TikTok) fue grabado en Bucaramanga, donde también tiene algunos cochecitos quesilleros.

Al día de hoy, la marca tiene 12 vendedores trabajando en la fábrica y 12 carritos operativos en el país.

Precios

Lo que también hace el producto de Jesús Quesillo tan especial es el tamaño. «Los pedazos miden entre 8 y 10 cm de altura; no es la contextura, el sabor o el color. Eso es secundario, aunque igual de importante. Pero el tamaño es lo que se lleva la batuta».

Un pedazo de los más grandes cuesta 10.000 pesos (2,51 dólares) y el pequeño 5.000 ($1,25).

Su popularidad crece en redes. Entre TikTok, Instagram y Facebook tiene casi 2 y medio millón de seguidores

Jesús Quesillo y Venezuela

Desde que se dio a conocer a través de las redes sociales, ha pisado Venezuela varias veces. Vendió sus productos en Caracas y Mérida con un éxito rotundo, y sí, le ha rondado la idea de levantar una tienda en el país, pero por ahora no hay planes.

«Necesito mucho dinero que no tengo, y lo más importante: no creo en las franquicias. Siempre voy a inclinarme por garantizar la calidad de mis productos, si no estoy detrás de cada proceso, prefiero no dar ese paso. No quiero ceder lo que es mío. Controlar, medir, probar y administrar son cosa seria, y no lo confío en nadie».

Sueña con poner un carrito de quesillos en cada esquina de Colombia. «Y eso vendrá», dice. Sus quesillos se resumen en una palabra: tradición. «Pero también en nostalgia y pasión. Es volver a tu cumpleaños en casa de tu tía favorita o la abuela; es estar en una fiesta en donde no sirven la torta sin gelatina o quesillo», dice.

“Jesús Quesillo mueve la fibra sensible del colectivo y no, no solo por las redes sociales, sino por el producto en sí”

«Se hace con cariño y además, se atiende bien. Aquí damos de probar a quien no conoce, convencemos a quienes dudan de su sabor; las sonrisas y el buen trato también son gratis», asegura Jesús. «El éxito depende mucho de nuestro ánimo y sí, ganamos seguidores con el quesillo, pero clientes con carisma y entusiasmo. Y eso es lo que busco… Demostrar que los buenos somos más y seguimos luchando por dejar el nombre de Venezuela en alto», concluyó.

Jesús Riaño Quesillo Entrevista Venezuela Karem González
Los quesillos de Jesús se definen como tradición, pero también son nostalgia y pasión

Redes sociales

Instagram: @jesusquesillo (319 mil seguidores)

Facebook: Jesús Quesillo (922 mil seguidores)

TikTok: @jesusquesillo (783 mil seguidores)


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